Uno de los elementos más típicos de las celebraciones en México son las piñatas, símbolo reconocido internacionalmente y que en estas fechas decembrinas es parte de la tradición en posadas, Navidad y Año Nuevo, donde cientos de familias queretanas acuden a las decenas de negocios para adquirir la suya, desde las clásicas en forma de estrella hasta las más modernas con personajes de películas o caricaturas.
Hechas de barro o con cualquier tipo de papel, rellenas de frutas de temporada como tejocote, jícama, lima, caña de azúcar, mandarina y naranja, así como cacahuates y diversas variedades de dulces, su origen data de 1586 y a la fecha sigue siendo el símbolo infaltable en cada festividad.
Aurora Camacho trabaja para Piñatas Los Arcos, un negocio con 15 años de experiencia en la ciudad de Querétaro y que da trabajo a muchas familias, para quienes estas fechas representan una oportunidad de salir adelante luego de una complicada situación económica y de salud derivada de la pandemia de Covid-19.
“Aquí en la tienda somos 10 personas atendiendo, pero de todo esto hay muchísima gente. Tenemos diferentes talleres en la ciudad y hay muchas personas en ellos, así que realmente son tantas las familias las que dependen de este negocio”, comentó.
Pese a ello, no han dejado de trabajar en la fabricación de estas piñatas, así como su venta en dos sucursales a un costado de los Arcos de Querétaro, sitio que cualquier persona ha vislumbrado al transitar por esta avenida y sus alrededores. Además, Aurora contó que desde septiembre comienzan a planear las piñatas para estas fechas.
“Cada piñata es un trabajo, dependiendo la elaboración, pero más o menos de unos dos días, porque se hacen los moldes y después hay que trabajarla, entonces más o menos nos tardamos eso. Nosotros empezamos desde septiembre con la planeación y elaboración de la piñata navideña para tener más oportunidad y nos alcance el tiempo”, dijo.
La piñata original era una olla de barro a la que se le agregaba papel de china de colores para hacerla más vistosa. Los siete picos simbolizan los pecados capitales y debían ser destruidos con los ojos vendados (haciendo alusión a que la fe es ciega), con la ayuda de un palo que demuestra la virtud terminando con las tentaciones.
Esta, a decir de Aurora, sigue siendo la que mayores ventas tiene, pues es la favorita por tradición de las familias queretanas. “La mayoría viene por la de siete picos, que es la tradicional”, agrega, y refiere que después de esa la de cinco picos es la que sigue en preferencia.
“Aunque hay gente que pide renos, Santa Claus, muñecos de nievo y hay para todos los gustos; también tenemos personajes de series, películas, como Spiderman, Batman, Mario Bros, pero en esta temporada eso sí, la de siete y la de cinco picos son las que más nos piden”, aclaró.
Sobre la venta respecto al año anterior refirió que ha incrementado, lo cual agradece, pues básicamente el año pasado las ventas fueron casi nulas y ahora han podido solventar un poco más el negocio, lo que les ha motivado.
“Ha incrementado un poco la venta, sí; más que el año pasado, pero sí ha habido más movimiento. Aún no está al 100, por esto de que la pandemia aún sigue, y ahí vamos, hay mejora en las ventas. Fue muy crítico todo esto, para todos, pero seguimos”, señaló.
“Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino…” señala el verso popular mientras las risas y la picardía se hacen presentes, a la espera de los dulces y obsequios que caen al romperse. Sea de siete o cinco picos, o de cualquier personaje, esta tradición sigue más viva que nunca, sobreviviente también de esta pandemia y que, en esta Navidad, alegrará los hogares de todas y todos.