El doctor en psicología clínica y ahora Jefe del Archivo Histórico del Estado, Alejandro Obregón Álvarez, fue uno de los diez peritos consultados por los abogados defensores de Claudia Mijangos para demostrar la locura que llevó a esta mujer a cometer el crimen más recordado por los queretanos en su historia contemporánea.
En entrevista para DIARIO DE QUERÉTARO, Alejandro Obregón recuerda que su maestro Rafael Núñez Ovando, quien también fue consultado en este caso, lo invitó a unirse al grupo de especialistas que intervinieron en el caso.
“Me dijeron que si quería conocer a la señora y dije que no, me entregaron el expediente por parte del Procurador, en ese entonces el licenciado Francisco Guerra Malo, pero tampoco lo quise ver porque hice un estudio a ciegas, se llama así cuando comparando los resultados que obtienen dos especialistas, se comparan diagnósticos y coincidimos perfectamente”.
De acuerdo con Obregón Álvarez, el diagnóstico que hizo de la salud mental de Mijangos, fue una lesión cerebral que afectaba las áreas emocionales y la personalidad, lo que resulta una enfermedad esquizofrénica.
“Es decir, que la persona no está totalmente consciente de lo que se hace y segundo, sufre un delirio de persecución, que es la parte de la paranoia y ese delirio de persecución le hace sentir que están todos contra ella”.
“Según me dicen algunos peritos, ya después estuvo el esposo todavía esa noche con ella, después se retiró y en la madrugada ella toma la resolución que toma, pero está fuera de lugar, fuera de espacio y tiempo, fuera de la realidad porque está en su proceso esquizoide y paranoico, ella se siente perseguida, acosada y la manera de sacar esa psicopatía afuera es; matando a sus hijos que oía voces, es posible que tenía delirios, es posible que tenía alucinaciones, es posible”.
Fragmento del diagnóstico del estado mental de Claudia Mijangos
“La señora Claudia Mijangos Arzac padece una psicosis esquizo–paranoide con grave riesgo para sí misma (Suicidio) y para los demás (alta criminalidad). Entre un episodio y otro de psicosis aguda, la persona puede aparentar calma, sociabilidad o amabilidad pero siendo un problema de tipo crónico (de hostilidad, agresividad, estrapunitividad, tensión reprimida), no es posible prever cuándo se presentará otro episodio de consecuencias irreparables.
En caso de no tratársele en forma debida (farmacológica, psiquiátrica o psicológicamente) este cuadro tiene tendencia a hacerse más grave y dado que subyacen problemas de tipo crónico de desorden de la personalidad, el tratamiento ha de ser muy especializado a fin de restablecer un equilibrio emocional, que de todas formas siempre será muy precario. Es de aconsejarse por lo tanto una reclusión bastante prolongada, bajo constante atención médica y psiquiátrico. Psicológica en una institución que garantice normas mínimas de seguridad para el paciente y para las personas que la rodean.
