De acuerdo con Marcela Ríos, el ambiente de inseguridad y violencia en contra de las mujeres ha hecho que tomara la decisión de no permitirle salir a su hija de 17 años: “ya vivimos con miedo y estamos hartas”.
Aseguró que la actividad denominada “paste up”, en la que se pegaron fichas de mujeres desaparecidas en Querétaro en el Centro Histórico, es la primera a l que se suma, “pero creo que ahora sí ya me toca estar al frente de esto y tratar de alzar mi voz”.
Aseguró que es sospechoso que se conozcan poco los casos y que no se les dé seguimiento, “no me siento segura con estas autoridades”, lamentó.
Marcela llegó junto con su hija hace 11 años, luego de haber vivido en Monterrey, Nuevo León y en la Ciudad de México, “vine buscando mayor seguridad para mí y para mi hija (…) busqué Querétaro porque yo pensaba que era una ciudad pacífica”.
Señaló que al principio mantenían una muy buena calidad de vida, pero esto ha cambiado en años recientes, pues “no me atrevo a salir en la noche ni siquiera a la farmacia que me queda a un minuto en carro porque me da pavor de que me vayan a hacer algo”.
Refirió que han presenciado personas con armas blancas o bajo el efecto de estupefacientes y los han reportado en varias ocasiones, pero el problema es persistente.
Dana tiene 15 años y solamente había asistido a la pasada manifestación del 8 de marzo; también proviene de un estado azotado por la violencia, el Estado de México. Su familia buscó refugio en Querétaro igual que la de Marcela, pero “a la semana ya me sentía igual de insegura por el acoso callejero.
Aceptó que tenía una mejor percepción sobre la seguridad en Querétaro, por lo que le sorprendió conocer las 60 fichas de búsqueda de mujeres desaparecidas en el estado que creía confiable.