/ jueves 3 de marzo de 2022

Lula pacta con AMLO un corredor progresista en AL

El líder de izquierda tiene altas probabilidades de ganar elecciones en Brasil

Tras cuatro horas de “fraterno encuentro”, el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a formar un corredor progresista en América Latina con ambos países como sus polos, si es que el brasileño gana las elecciones presidenciales de su nación en octubre.

El exmandatario de izquierda (2003-2010) ha recuperado todos sus derechos políticos y ahora podrá enfrentarse al ultraderechista y actual presidente Jair Bolsonaro en las próximas elecciones de Brasil, tras casi dos años de inhabilitación por unas condenas relacionadas con la trama de corrupción Lava Jato.

➡️ Corte Suprema de Brasil tumba última investigación contra Lula da Silva

Aunque aún no ha anunciado oficialmente su candidatura, Lula da Silva concentra ahora 45 por ciento de las intenciones de voto, frente a 30 por ciento que lograría como máximo Bolsonaro, según la mayoría de las encuestas.

El exmandatario brasileño llegó a México desde el lunes para sostener encuentros con políticos y legisladores de la Cuatroté.

La mañana de ayer se reunió en privado durante cuatro horas con López Obrador, aunque reveló el compromiso adquirido con el tabasqueño durante el discurso que por la tarde ofreció en la segunda asamblea ordinaria de la Asociación Nacional de Legisladores de la Cuarta Transformación.

“Les voy a decir algo, tengan la seguridad que incluso este año, asumí un compromiso con López Obrador de que, si gano las elecciones, voy a venir aquí este año a México para consolidar la más importante relación política entre Brasil y México que se dará a partir del 2023”, dijo Lula da Silva.

Reiteró que acordó con López Obrador consolidar la alianza política más más importante de la región para impulsar sus proyectos políticos, junto con el apoyo de Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia.

“Fraterno encuentro con Lula. Nos une la hermandad de nuestros pueblos y la lucha por la igualdad y la justicia”, publicó por su parte el mandatario mexicano en sus redes sociales.

Durante su discurso Lula también habló del conflicto entre Ucrania y Rusia, en el que Jair Bolsonaro se ha negado a condenar la invasión y se ha mostrado más cercano a las acciones tomadas por Vladimir Putin.

Sobre el tema, el brasileño hizo un llamado a la paz y exhortó a los involucrados a deponer las armas y sentarse para encontrar una solución. “El mundo necesita comida, el mundo necesita empleo, el mundo necesita educación… no necesita guerra”.

Las posibilidades de que Lula vuelva a ser presidente de Brasil son altas. El gigante sudamericano cumplió dos años de pandemia siendo una de las tres naciones más golpeadas, además de tener elevados índices de violencia, inflación, desempleo, y como colofón una polarización creciente a pocos meses de los comicios presidenciales.

Jair Bolsonaro enfrenta un difícil escenario por los escándalos de corrupción que involucran a su familia y las investigaciones abiertas en su contra por difundir noticias falsas.

Mientras que en los últimos meses han caído por tierra todas las causas en las que Lula figuraba como acusado, incluidas las dos en las que había sido declarado culpable y condenado a prisión, en la que llegó a pasar 580 días.

La última causa penal en su contra fue anulada apenas ayer, mientras visitaba México. Argumentando “graves vicios procesales”, el magistrado Ricardo Lewandowski, de la Corte Suprema de Brasil, determinó echar abajo la acusación contra el líder izquierdista de tráfico de influencias, lavado de dinero y asociación ilícita por su supuesta injerencia en una licitación de la Fuerza Aérea Brasileña para la compra de 36 cazabombarderos a la empresa sueca Saab.

En noviembre Lula aseguró en Madrid que “entre febrero y marzo” de este año decidiría si presenta finalmente su candidatura, aunque en Brasil todos lo dan como seguro aspirante para la elección el 2 de octubre, con una segunda vuelta, de ser necesaria, el 30 del mismo mes.

Ese mes, Lula inició una gira por Europa donde recogió elogios y el apoyo de la izquierda europea, que ahora busca replicar en Latinoamérica con su visita a México y apuntalar su imagen del líder que puede unificar a un Brasil dividido.

En tanto, los candidatos de centro no figuran como alternativa que evite el duelo titánico entre Lula y Bolsonaro. El exgobernador de Ceará, Ciro Gomes, y el exministro de Justicia y perseguidor de Lula, Sergio Moro, no han logrado captar la atención de los votantes.

Otro factor clave a favor de Lula son las recientes señales de los mandos militares que se están distanciando del proyecto político de Bolsonaro.

Bolsonaro, excapitán del Ejército, incorporó un número sin precedentes de oficiales militares a su gobierno, incluyendo puestos clave del gabinete. También ha cuestionado al sistema electoral de Brasil, lo que hace temer que no acepte la derrota en las elecciones de octubre, como hizo Donald Trump en Estados Unidos.

Este peligro y las especulaciones de cómo reaccionarían las Fuerzas Armadas a un nuevo triunfo de la izquierda, hizo salir a la cúpula militar para asegurar respetarán una victoria de Lula.

Analistas afirman que el prestigio de los militares se ha visto afectado debido a que Bolsonaro difuminó la línea entre su gobierno y las Fuerzas Armadas.

En el país la histórica desconfianza hacia Lula y su Partido de los Trabajadores sobrevive entre los militares y también entre las clases medias y altas, además del importante sector evangélico que fue clave para el triunfo de Bolsonaro en 2018.

Ahora las fuerzas se han invertido y Lula ve a su alcance el objetivo de sacar a Bolsonaro del poder, pero los brasileños están exigiendo que el expresidente los convenza de que es capaz de reconstruir un Brasil en crisis.


Con información de Víctor Rico y EFE



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Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music

Tras cuatro horas de “fraterno encuentro”, el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a formar un corredor progresista en América Latina con ambos países como sus polos, si es que el brasileño gana las elecciones presidenciales de su nación en octubre.

El exmandatario de izquierda (2003-2010) ha recuperado todos sus derechos políticos y ahora podrá enfrentarse al ultraderechista y actual presidente Jair Bolsonaro en las próximas elecciones de Brasil, tras casi dos años de inhabilitación por unas condenas relacionadas con la trama de corrupción Lava Jato.

➡️ Corte Suprema de Brasil tumba última investigación contra Lula da Silva

Aunque aún no ha anunciado oficialmente su candidatura, Lula da Silva concentra ahora 45 por ciento de las intenciones de voto, frente a 30 por ciento que lograría como máximo Bolsonaro, según la mayoría de las encuestas.

El exmandatario brasileño llegó a México desde el lunes para sostener encuentros con políticos y legisladores de la Cuatroté.

La mañana de ayer se reunió en privado durante cuatro horas con López Obrador, aunque reveló el compromiso adquirido con el tabasqueño durante el discurso que por la tarde ofreció en la segunda asamblea ordinaria de la Asociación Nacional de Legisladores de la Cuarta Transformación.

“Les voy a decir algo, tengan la seguridad que incluso este año, asumí un compromiso con López Obrador de que, si gano las elecciones, voy a venir aquí este año a México para consolidar la más importante relación política entre Brasil y México que se dará a partir del 2023”, dijo Lula da Silva.

Reiteró que acordó con López Obrador consolidar la alianza política más más importante de la región para impulsar sus proyectos políticos, junto con el apoyo de Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia.

“Fraterno encuentro con Lula. Nos une la hermandad de nuestros pueblos y la lucha por la igualdad y la justicia”, publicó por su parte el mandatario mexicano en sus redes sociales.

Durante su discurso Lula también habló del conflicto entre Ucrania y Rusia, en el que Jair Bolsonaro se ha negado a condenar la invasión y se ha mostrado más cercano a las acciones tomadas por Vladimir Putin.

Sobre el tema, el brasileño hizo un llamado a la paz y exhortó a los involucrados a deponer las armas y sentarse para encontrar una solución. “El mundo necesita comida, el mundo necesita empleo, el mundo necesita educación… no necesita guerra”.

Las posibilidades de que Lula vuelva a ser presidente de Brasil son altas. El gigante sudamericano cumplió dos años de pandemia siendo una de las tres naciones más golpeadas, además de tener elevados índices de violencia, inflación, desempleo, y como colofón una polarización creciente a pocos meses de los comicios presidenciales.

Jair Bolsonaro enfrenta un difícil escenario por los escándalos de corrupción que involucran a su familia y las investigaciones abiertas en su contra por difundir noticias falsas.

Mientras que en los últimos meses han caído por tierra todas las causas en las que Lula figuraba como acusado, incluidas las dos en las que había sido declarado culpable y condenado a prisión, en la que llegó a pasar 580 días.

La última causa penal en su contra fue anulada apenas ayer, mientras visitaba México. Argumentando “graves vicios procesales”, el magistrado Ricardo Lewandowski, de la Corte Suprema de Brasil, determinó echar abajo la acusación contra el líder izquierdista de tráfico de influencias, lavado de dinero y asociación ilícita por su supuesta injerencia en una licitación de la Fuerza Aérea Brasileña para la compra de 36 cazabombarderos a la empresa sueca Saab.

En noviembre Lula aseguró en Madrid que “entre febrero y marzo” de este año decidiría si presenta finalmente su candidatura, aunque en Brasil todos lo dan como seguro aspirante para la elección el 2 de octubre, con una segunda vuelta, de ser necesaria, el 30 del mismo mes.

Ese mes, Lula inició una gira por Europa donde recogió elogios y el apoyo de la izquierda europea, que ahora busca replicar en Latinoamérica con su visita a México y apuntalar su imagen del líder que puede unificar a un Brasil dividido.

En tanto, los candidatos de centro no figuran como alternativa que evite el duelo titánico entre Lula y Bolsonaro. El exgobernador de Ceará, Ciro Gomes, y el exministro de Justicia y perseguidor de Lula, Sergio Moro, no han logrado captar la atención de los votantes.

Otro factor clave a favor de Lula son las recientes señales de los mandos militares que se están distanciando del proyecto político de Bolsonaro.

Bolsonaro, excapitán del Ejército, incorporó un número sin precedentes de oficiales militares a su gobierno, incluyendo puestos clave del gabinete. También ha cuestionado al sistema electoral de Brasil, lo que hace temer que no acepte la derrota en las elecciones de octubre, como hizo Donald Trump en Estados Unidos.

Este peligro y las especulaciones de cómo reaccionarían las Fuerzas Armadas a un nuevo triunfo de la izquierda, hizo salir a la cúpula militar para asegurar respetarán una victoria de Lula.

Analistas afirman que el prestigio de los militares se ha visto afectado debido a que Bolsonaro difuminó la línea entre su gobierno y las Fuerzas Armadas.

En el país la histórica desconfianza hacia Lula y su Partido de los Trabajadores sobrevive entre los militares y también entre las clases medias y altas, además del importante sector evangélico que fue clave para el triunfo de Bolsonaro en 2018.

Ahora las fuerzas se han invertido y Lula ve a su alcance el objetivo de sacar a Bolsonaro del poder, pero los brasileños están exigiendo que el expresidente los convenza de que es capaz de reconstruir un Brasil en crisis.


Con información de Víctor Rico y EFE



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