El gobierno de Rusia ordenó hoy la expulsión de diplomáticos de 20 países europeos que respaldaron a Reino Unido en sus acusaciones contra Moscú por el caso de envenenamiento del exespía Sergei Skripal y adoptaron una medida similar con el personal diplomático ruso.
La decisión anunciada este viernes por el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, llegó un día después de que Rusia expulsó a 60 diplomáticos estadunidenses y ordenó el cierre del Consulado General de Estados Unidos en San Petersburgo en represalia a acciones semejantes por parte de Washington.
En un comunicado, la cancillería de Rusia indicó que esta mañana convocó a los embajadores de los países que habían tomado acciones hostiles hacia Moscú por el caso Skripal para entregarles notas de protesta e informarles sobre las medidas de respuesta a la expulsión de diplomáticos rusos.
Precisó que ordenó la expulsión de dos diplomáticos de Italia, uno de Finlandia, cuatro de Polonia, tres de Lituania, un par de Países Bajos, uno de Letonia, uno de Suecia, uno de Estonia, tres de República Checa, cuatro de Alemania, 13 de Ucrania, tres de Moldavia y uno de Rumania.
También uno de Noruega, dos de España, uno de Croacia, dos de Dinamarca, uno de Irlanda y cuatro de Canadá, agregó la cancillería y dijo que Rusia se reserva el derecho de responder a Bélgica, Hungría, Montenegro y Georgia, de acuerdo con un despacho del servicio informativo Sputnik.
Uno de los primeros países en reaccionar a la expulsión de sus diplomáticos en Rusia fue Alemania, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, afirmó que la decisión rusa “no fue sorprendente” pero “no se tomó a la ligera” en Berlín.
El embajador alemán en Moscú, Ruediger von Fritsch, dijo por su lado que había buenas relaciones entre Alemania y Rusia, “estamos listos para esto y estamos abiertos al diálogo”, pero subrayó que el gobierno ruso tiene que hacer todo lo posible para brindar claridad sobre el caso Skripal.
La víspera, Moscú retiró a 60 diplomáticos estadunidenses y ordenó cerrar el Consulado General de Estados Unidos en San Petersburgo, en una decisión recíproca impulsada por una decisión parecida adoptada por Washington sobre representantes del gobierno ruso.
Los movimientos diplomáticos llegaron después de que Reino Unido sugirió la participación de Rusia en el envenenamiento del exespía ruso Skripal, quien murió, y su hija Yulia, actualmente en recuperación en un hospital británico.
Aunque la investigación policial en Reino Unido sobre el incidente sigue en curso y se completará en varios meses, Londres ha afirmado que es muy probable que Rusia esté detrás del ataque contra la vida del exoficial de inteligencia, pero Moscú ha rechazado las acusaciones como “infundadas”.
El gobierno ruso ha exigido acceso a los materiales del caso, incluido el gas nervioso supuestamente utilizado para envenenar a Skripal, pero su solicitud ha sido finalmente rechazada por las autoridades británicas.
