Monterrey, (Notimex).- Con un ceremonialcolectivo de tambores, en el que participaron unas 200 personas,este fin de semana se dio la bienvenida al Equinoccio de Primavera,en la Explanada del Museo de Historia Mexicana de la capitalregiomontana.
Rogelio Galván Salas, director del performance “Tambores,Espiral y Equinoccio”, señaló que la idea fue representar“una escultura de arte sonoro, con instrumentos de percusióncomo herramienta, para reproducir un sonido como el latido delcorazón”.
Al mismo tiempo, en el ceremonial se celebraron los ciclos quepermiten la vida en el planeta, al abrir “un canal decomunicación psicomágico para que cada participante ponga unaintención o propósito y crear un acto ceremonial colectivo”,destacó.
Es, “un tributo a la vida donde el arte, la ciencia y laespiritualidad se unen con el objetivo de enseñarnos y hacernossentir que somos todo y formamos parte del todo”, enfatizó.
El evento, que por segunda ocasión se realiza en Monterrey,surge de la necesidad de realizar manifestaciones artísticas enlos espacios públicos, lo cual es bien recibido por paseantes y/otranseúntes de la ciudad, señaló.
Dentro del performance, los participantes se alinearon paraformar una espiral dorada, una curva que crece a razón del llamadonúmero áureo y que se encuentra presente en la naturaleza desdelas plantas hasta en la forma de algunas galaxias, incluso en elcaracol, símbolo de fecundidad para las culturasprehispánicas.
Al iniciar, cada ejecutante estuvo atento con su tambor y ensilencio hasta tomar su turno de hacer sonar el instrumento; elsonido inició en el centro del espiral, el integrante del centrorecibía un “beat” o pulso rítmico, que era repetido por elcompañero de a lado, hasta llegar al último elemento de laformación.
Al tañer de un gong, de origen oriental y entre olor aincienso, inició el performance en el que hombres y mujeres,jóvenes y adultos, hasta niños, tocaban sus tambores, timbales,bongós, incluido un huéhuetl, entre otros instrumentos depercusión.
En paralelo, uno de los ejecutantes hacía sonar un caracol,cuyo sonido anunciaba el arribo de la Primavera, mientras elcrepúsculo del sol enmarcaba el ceremonial que duró alrededor de60 minutos.
“Es una resonancia a través de los instrumentos depercusión, que está contenida por músicos profesionales de lapercusión, por cada cinco personas que no tienen oficio demúsico, hay un músico profesional”, comentó Galván Salas.
La convocatoria fue abierta al público a través de redessociales, con el objetivo de fomentar una buena convivencia entrecada uno de los asistentes, apuntó.
“A las personas les da mucha satisfacción poder acudir a unevento que les causa placer, curiosidad y manera de experimentarcomo seres sociales”, dijo el director del ceremonial.
A través de los años, los tambores han tenido un fuertesimbolismo, distintas tribus y pueblos los han utilizado comorepresentación de unión, de comunicación y sanación entrehumanos y naturaleza.