/ domingo 9 de agosto de 2020

Cabañuelas

Ginkgo biloba, descrito en 1712

Ginkgo (Ginkgo biloba L.) Originario de China, de acuerdo a literatura especializada, es considerado una de las especies más antiguas del mundo. Su uso en la medicina tradicional data desde hace más de 2.000 años, son aprovechadas tanto sus hojas (frescas y secas) como sus semillas.

El ginkgo fue descrito en 1712 por Engelbert Kämpfer, médico y naturista alemán que lo descubrió en un viaje de dos años por Japón. Un primer ejemplar se plantó en Europa hacia el 1730 en el jardín botánico de Utrecht. En 1815 Goethe inmortalizó en su ciclo de poemas Diván de Oriente y Occidente su fascinante belleza y dualidad.

En 1771 el botánico Carl Von Linné dio al ginkgo biloba su nombre científico, refiriéndose al que Engelbert Kämpfer le atribuyó. En Japón el árbol se llama ICHô y sus granos, muy apreciados, se llaman Ginnan. Las nueces de ginkgo son un ingrediente habitual de diversos platos tradicionales japoneses. Muy apreciado por su belleza y su resistencia a la contaminación y a los insectos depredadores, el ginkgo crece actualmente en todo el mundo.

Las hojas del ginkgo biloba han demostrado su eficacia en tratamientos de ansiedad, mejora la memoria, la velocidad de pensamiento o la atención, la demencia causada por Alzheimer, problemas de visión en personas con diabetes, vasculopatía periférica, síndrome premenstrual, esquizofrenia, discinesia tardía, vértigo y mareos, pérdida de memoria relacionada con la edad, disfunción sexual.

También les ayuda a personas que sufren una depresión con el cambio de estación y alivia en otros padecimientos como asma, dependencia a la cocaína, hipertensión arterial, esclerosis múltiple, zumbido en los oídos, cardiopatías, dislexia, fibromialgia, cánceres como el colorrectal, de estómago, de ovario y de páncreas, hemorroides, migrañas, síndrome de Raynaud, conjuntivitis, accidentes cerebrovasculares, colesterol alto y arterioesclerosis.


· Sígueme en Facebook

Heidy Wagner Laclette

Ginkgo biloba, descrito en 1712

Ginkgo (Ginkgo biloba L.) Originario de China, de acuerdo a literatura especializada, es considerado una de las especies más antiguas del mundo. Su uso en la medicina tradicional data desde hace más de 2.000 años, son aprovechadas tanto sus hojas (frescas y secas) como sus semillas.

El ginkgo fue descrito en 1712 por Engelbert Kämpfer, médico y naturista alemán que lo descubrió en un viaje de dos años por Japón. Un primer ejemplar se plantó en Europa hacia el 1730 en el jardín botánico de Utrecht. En 1815 Goethe inmortalizó en su ciclo de poemas Diván de Oriente y Occidente su fascinante belleza y dualidad.

En 1771 el botánico Carl Von Linné dio al ginkgo biloba su nombre científico, refiriéndose al que Engelbert Kämpfer le atribuyó. En Japón el árbol se llama ICHô y sus granos, muy apreciados, se llaman Ginnan. Las nueces de ginkgo son un ingrediente habitual de diversos platos tradicionales japoneses. Muy apreciado por su belleza y su resistencia a la contaminación y a los insectos depredadores, el ginkgo crece actualmente en todo el mundo.

Las hojas del ginkgo biloba han demostrado su eficacia en tratamientos de ansiedad, mejora la memoria, la velocidad de pensamiento o la atención, la demencia causada por Alzheimer, problemas de visión en personas con diabetes, vasculopatía periférica, síndrome premenstrual, esquizofrenia, discinesia tardía, vértigo y mareos, pérdida de memoria relacionada con la edad, disfunción sexual.

También les ayuda a personas que sufren una depresión con el cambio de estación y alivia en otros padecimientos como asma, dependencia a la cocaína, hipertensión arterial, esclerosis múltiple, zumbido en los oídos, cardiopatías, dislexia, fibromialgia, cánceres como el colorrectal, de estómago, de ovario y de páncreas, hemorroides, migrañas, síndrome de Raynaud, conjuntivitis, accidentes cerebrovasculares, colesterol alto y arterioesclerosis.


· Sígueme en Facebook

Heidy Wagner Laclette

ÚLTIMASCOLUMNAS