/ viernes 3 de noviembre de 2023

Contraluz | Acapulco herido… 


El combustible para que el huracán Otis se fortaleciera de tormenta tropical a huracán categoría 5 en tan corto tiempo fue el calentamiento de los océanos por la crisis climática, explicaron especialistas de aquí y de allá.

Con tristeza, azoro y cuestionamientos, nos fuimos enterando poco a poco de este fenómeno que agrietó nuestra ya de por sí apagada ilusión por volver a Acapulco.

Y es que Acapulco, allá por los años 60 y 70 del siglo anterior era una ilusión común: conocer la belleza de sus playas y sus cimas, la Quebrada, el mar, su arena, los yates, los hoteles, los centros nocturnos, los juegos, la presencia de artistas de gran cartel, así como de exitosos empresarios y no pocos jóvenes políticos, cuyas actividades y recreos eran reseñadas en páginas y páginas de revistas o periódicos como Life en español o El Heraldo cuya sección de “Como se divierten en Aca” llegaba a tener 40 páginas…

Además, cómo no, ahí se había inspirado Agustín Lara para cantarle a María Bonita; ahí en el Hotel Boca Chica Elvis Presley filmó “Fun in Acapulco”; ahí compró el hotel Los Flamingos el primer gran Tarzán Jonnhy Weismuller quien vivió y murió en el bello puerto; ahí en el Hotel Princess el extraño Howard Hughes arribó con su séquito para terminar sus días; ahí se filmaron decenas de películas, muchas inolvidables, que se exhibieron en todo el mundo y que hicieron del Puerto un lugar icónico y reconocido durante décadas como la mejor playa del mundo.

Entre las cintas más reconocidas filmadas en Acapulco se cuentan La Dama de Shangai (1940) de Orson Welles, historia en la que un marinero irlandés interpretado por él mismo, queda envuelto en intrigas y asesinatos.

La Perla (1947), uno de los clásicos de Emilio Indio Fernández que dio al fotógrafo Gabriel Figueroa el Globo de Oro y al propio Fernández el Premio Internacional en el Festival de Venecia.

Johnny Weismuller filmó en Acapulco Tarzán y las Sirenas (1948). Germán Valdés "Tin Tan", protagonizó ahí Simbad el Mareado (1950); El Cofre del Pirata (1958); El Tesoro del Rey Salomón (1962); Tintansón Crusoe (1964); Capitán Mantarraya (1969); Caín, Abel y el Otro (1970).

Pedro Infante y Silvia Pinal filmaron ahí El inocente (1956) y Cantinflas rodó en el puerto El Bolero de Raquel (1956). También vieron la luz ahí películas como Acapulqueña de Ramón Pereda (1958), con María Antonieta Pons. Luis Buñuel dirigió La Joven (The Young One) en 1961, con Zachary Scott.

En 1963 bajo la dirección de Richard Thorpe, Elvis Presley protagonizó Fun in Acapulco en la que actúa como cantante de un hotel. René Cardona dirigió en 1967 El Matrimonio es como el Demonio, con Mauricio Garcés. Viruta y Capulina filmaron en el puerto Buenos Días Acapulco (1964). Luis Alcoriza dirigió en 1980 Semana Santa en Acapulco con David Reynoso.

En 1982 el laureado director Costa-Gavras dio vida a Missing con Jack Lemon y Sissi Spacek. También en Acapulco Sylvester Stallone filmó en 1982 Rambo II; y Timothy Dalton protagonizó en 1989 James Bond, Licencia para Matar.

Muchas otras películas se filmaron en Acapulco; aunque ya algunas mostraron a un Acapulco semi decadente como la saga de ocho cintas de La Risa en Vacaciones dirigida por René Cardona Jr. en los años 90.

Ya en esta centuria Juan Carlos de Llaca dirigió Por la libre (2000); Drama/Mex (2006); y se filmaron Vuelve a la vida (2011); No se aceptan devoluciones (2013); Welcome to Acapulco (2016); y Ya Veremos (2018) entre otras muchas.

HOLLYWOOD

El hotel Los Flamingos de Acapulco gustó tanto a Johnny Weismuller quien lo compró e hizo de él un escondite de la “pandilla de Hollywood” entre quienes se encontraban aparte de él, John Wayne, Cary Grant, Fred McMurray, Red Skelton, Rex Allen, Bo Roos, Errol Flynn, Richard Widmark y muchos otros.

Erigido en la cima de la peña más alta de la bahía de Acapulco, Los Flamingos es un símbolo enlazado con la época de oro de Hollywood. Weissmüller había nacido en 1904 en un pequeño que pertenecía al imperio Austro-Húngaro; su padre se mudó a los Estados Unidos cunado Johnny tenía sólo siete meses de nacido. Vivieron en Pensilvania y luego en Chicago donde Johnny practicó natación hasta llegar a formar parte del equipo olímpico norteamericano, con el que compitió en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y en los de Amsterdam en 1928. Obtuvo seis medallas olímpicas –cinco de oro- lo que le redituó en un contrato como modelo y la oportunidad de hacerse actor de cine.

El éxito llegó pronto cuando interpretó el protagónico de Tarzan the Ape Man de 1932. Entre ese año y 1948, Weissmüller interpretó a Tarzán en doce larometrajes.

Fue precisamente en Tarzan and the Mermaids que la producción decidió filmar fuera de los Estados Unidos, en una locación mexicana ya de gran fama en dicha época: Acapulco. Ahí Rita Hayworth y Orson Welles habían grabado escenas de La Dama de Shanghai. Sus hoteles, como el Las Américas, el Casablanca, el Caleta y Los Flamingos, alojaban a estrellas de cine y miembros del jet set tanto mexicano como internacional.

Los cautivó al protagonista de Tarzán quien se convirtió en asiduo visitante al puerto acapulqueño tanto que en 1954, él y John Wayne, Red Skelton y Fred McMurray decidieron comprar el hotel fundado en 1930.

Los nuevos propietarios mandaron a construir 36 habitaciones, y rápidamente el hotel se convirtió en uno de los principales del entonces exclusivo destino turístico. Algunas de las mejores fiestas de todo Acapulco se llevaron a cabo en sus instalaciones con invitados de Hollywood, políticos, empresarios y miembros de la realeza. Johnny decidió entonces construirse una casa apartada del resto de las demás habitaciones y mandó edificar una casa redonda, pues le habían dicho que así los espíritus malignos, que sólo pueden viajar en línea recta, no podrían entrar en ella. El actor pasó los últimos 21 años de su vida en su amada Casa Redonda hasta que falleció en 1984. Sus descendientes vendieron el hotel que hasta hoy en día continuaba en servicio…

EL AVIADOR

El hotel Princess de Acapulco fue diseñado en 1971 por William Rudolph y Leonides Guadarrama. A dicho icónico recinto llegó Howard Robard Hughes Jr. llegó el once de febrero de 1976 acompañado por seis ayudantes, dos médicos, dos camas ortopédicas, dos sillas de ruedas y suficientes aparatos clínicos que colmaron el último piso del hotel.

Ahí el excéntrico seductor, petrolero, productor cinematográfico, aviador y millonario se instaló en una suite de gran lujo donde se inició, moribundo según la mayoría de crónicas, su camino al más allá que concluyó en el avión que lo llevaba de regreso a Houston.

LAS BRISAS

Carlos Trouyet fue un empresario, banquero, accionista y contribuyente de la nacionalización de Teléfonos de México a la década de 1950. Entre otros muchos éxitos Trouyet encabezó el grupo financiero que adquirió de dos firmas extranjeras E ricsson e ITT Teléfonos de México.

Cultivó amistades con numerosos empresarios, artistas y toreros. Creó el fideicomiso y patronato para la Universidad Iberoamericana vicepresidente del patronato del Museo Nacional de San Carlos, ayudó a la Orquesta Sinfónica Nacional de México; y apoyó la construcción del hospital ABC. \u0009

En la década de 1950, Carlos Trouyet fundó el exclusivo fraccionamiento "Las Brisas", obra del arquitecto Gabriel Chávez de la Mora, ubicado en la parte alta de la bahía de Acapulco, conjunto en el que se encuentra el hotel “Las Brisas”.

La tarde del 13 de noviembre de 1967, sus hijos, los hermanos Jorge y Carlos Trouyet y cuatro personas más, incluido el piloto, despegaron del aeropuerto de Acapulco con dirección a la Ciudad de México, a bordo de su avioneta particular.

A unos cuantos minutos de llegar a la capital, la pequeña aeronave desapareció de los radares de la torre de control del aeropuerto internacional de la Ciudad de México. La madrugada del 16 de noviembre localizaron los restos de la pequeña nave accidentada en lo profundo de un barranco, cerca de la presa de la Concepción, Villa del Carbón, Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Todos los pasajeros habían perdido la vida.

En la cima del cerro “El Guitarrón”, uno de los puntos más altos de Acapulco, se encuentra la Capilla Ecuménica de la Paz que destaca por la cruz atrial de concreto que tiene una altitud de poco más de 40 metros.

La capilla fue construida por la familia Trouyet, como un sueño que tuvo la señora Milly Hauss de Trouyet de erigir una capilla para conmemorar a sus dos hijos, Carlos y Jorge Trouyet que habían fallecido en 1967.

Teléfonos de México fue adquirida por el Gobierno de Luis Echeverría en 1972 y privatizada de nuevo por Carlos Salinas de Gortari en 1992. Hoy Acapulco está herido de muerte; sus 800 mil habitantes tienen urgentes necesidades de todo tipo; se han destinado ya miles de millones para su reconstrucción, pero la tarea será larga y difícil. Acapulco estaba enfermo ya, la delincuencia lo había tomado; el turismo extranjero se había prácticamente ausentado; prefería Cancún y toda la zona esmeralda de Quintana Roo impulsadas como gran destino turístico desde mediados de los años 70 en los que sólo figuraban y muy poco Isla Mujeres y Cozumel.

El llamado hoy es a la inmediata y organizada ayuda humanitaria, al trabajo honesto, a la planeación solidaria de la reconstrucción, a la generación de empleos, al necesario imperio de la Ley, a la auténtica generosidad.


El combustible para que el huracán Otis se fortaleciera de tormenta tropical a huracán categoría 5 en tan corto tiempo fue el calentamiento de los océanos por la crisis climática, explicaron especialistas de aquí y de allá.

Con tristeza, azoro y cuestionamientos, nos fuimos enterando poco a poco de este fenómeno que agrietó nuestra ya de por sí apagada ilusión por volver a Acapulco.

Y es que Acapulco, allá por los años 60 y 70 del siglo anterior era una ilusión común: conocer la belleza de sus playas y sus cimas, la Quebrada, el mar, su arena, los yates, los hoteles, los centros nocturnos, los juegos, la presencia de artistas de gran cartel, así como de exitosos empresarios y no pocos jóvenes políticos, cuyas actividades y recreos eran reseñadas en páginas y páginas de revistas o periódicos como Life en español o El Heraldo cuya sección de “Como se divierten en Aca” llegaba a tener 40 páginas…

Además, cómo no, ahí se había inspirado Agustín Lara para cantarle a María Bonita; ahí en el Hotel Boca Chica Elvis Presley filmó “Fun in Acapulco”; ahí compró el hotel Los Flamingos el primer gran Tarzán Jonnhy Weismuller quien vivió y murió en el bello puerto; ahí en el Hotel Princess el extraño Howard Hughes arribó con su séquito para terminar sus días; ahí se filmaron decenas de películas, muchas inolvidables, que se exhibieron en todo el mundo y que hicieron del Puerto un lugar icónico y reconocido durante décadas como la mejor playa del mundo.

Entre las cintas más reconocidas filmadas en Acapulco se cuentan La Dama de Shangai (1940) de Orson Welles, historia en la que un marinero irlandés interpretado por él mismo, queda envuelto en intrigas y asesinatos.

La Perla (1947), uno de los clásicos de Emilio Indio Fernández que dio al fotógrafo Gabriel Figueroa el Globo de Oro y al propio Fernández el Premio Internacional en el Festival de Venecia.

Johnny Weismuller filmó en Acapulco Tarzán y las Sirenas (1948). Germán Valdés "Tin Tan", protagonizó ahí Simbad el Mareado (1950); El Cofre del Pirata (1958); El Tesoro del Rey Salomón (1962); Tintansón Crusoe (1964); Capitán Mantarraya (1969); Caín, Abel y el Otro (1970).

Pedro Infante y Silvia Pinal filmaron ahí El inocente (1956) y Cantinflas rodó en el puerto El Bolero de Raquel (1956). También vieron la luz ahí películas como Acapulqueña de Ramón Pereda (1958), con María Antonieta Pons. Luis Buñuel dirigió La Joven (The Young One) en 1961, con Zachary Scott.

En 1963 bajo la dirección de Richard Thorpe, Elvis Presley protagonizó Fun in Acapulco en la que actúa como cantante de un hotel. René Cardona dirigió en 1967 El Matrimonio es como el Demonio, con Mauricio Garcés. Viruta y Capulina filmaron en el puerto Buenos Días Acapulco (1964). Luis Alcoriza dirigió en 1980 Semana Santa en Acapulco con David Reynoso.

En 1982 el laureado director Costa-Gavras dio vida a Missing con Jack Lemon y Sissi Spacek. También en Acapulco Sylvester Stallone filmó en 1982 Rambo II; y Timothy Dalton protagonizó en 1989 James Bond, Licencia para Matar.

Muchas otras películas se filmaron en Acapulco; aunque ya algunas mostraron a un Acapulco semi decadente como la saga de ocho cintas de La Risa en Vacaciones dirigida por René Cardona Jr. en los años 90.

Ya en esta centuria Juan Carlos de Llaca dirigió Por la libre (2000); Drama/Mex (2006); y se filmaron Vuelve a la vida (2011); No se aceptan devoluciones (2013); Welcome to Acapulco (2016); y Ya Veremos (2018) entre otras muchas.

HOLLYWOOD

El hotel Los Flamingos de Acapulco gustó tanto a Johnny Weismuller quien lo compró e hizo de él un escondite de la “pandilla de Hollywood” entre quienes se encontraban aparte de él, John Wayne, Cary Grant, Fred McMurray, Red Skelton, Rex Allen, Bo Roos, Errol Flynn, Richard Widmark y muchos otros.

Erigido en la cima de la peña más alta de la bahía de Acapulco, Los Flamingos es un símbolo enlazado con la época de oro de Hollywood. Weissmüller había nacido en 1904 en un pequeño que pertenecía al imperio Austro-Húngaro; su padre se mudó a los Estados Unidos cunado Johnny tenía sólo siete meses de nacido. Vivieron en Pensilvania y luego en Chicago donde Johnny practicó natación hasta llegar a formar parte del equipo olímpico norteamericano, con el que compitió en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y en los de Amsterdam en 1928. Obtuvo seis medallas olímpicas –cinco de oro- lo que le redituó en un contrato como modelo y la oportunidad de hacerse actor de cine.

El éxito llegó pronto cuando interpretó el protagónico de Tarzan the Ape Man de 1932. Entre ese año y 1948, Weissmüller interpretó a Tarzán en doce larometrajes.

Fue precisamente en Tarzan and the Mermaids que la producción decidió filmar fuera de los Estados Unidos, en una locación mexicana ya de gran fama en dicha época: Acapulco. Ahí Rita Hayworth y Orson Welles habían grabado escenas de La Dama de Shanghai. Sus hoteles, como el Las Américas, el Casablanca, el Caleta y Los Flamingos, alojaban a estrellas de cine y miembros del jet set tanto mexicano como internacional.

Los cautivó al protagonista de Tarzán quien se convirtió en asiduo visitante al puerto acapulqueño tanto que en 1954, él y John Wayne, Red Skelton y Fred McMurray decidieron comprar el hotel fundado en 1930.

Los nuevos propietarios mandaron a construir 36 habitaciones, y rápidamente el hotel se convirtió en uno de los principales del entonces exclusivo destino turístico. Algunas de las mejores fiestas de todo Acapulco se llevaron a cabo en sus instalaciones con invitados de Hollywood, políticos, empresarios y miembros de la realeza. Johnny decidió entonces construirse una casa apartada del resto de las demás habitaciones y mandó edificar una casa redonda, pues le habían dicho que así los espíritus malignos, que sólo pueden viajar en línea recta, no podrían entrar en ella. El actor pasó los últimos 21 años de su vida en su amada Casa Redonda hasta que falleció en 1984. Sus descendientes vendieron el hotel que hasta hoy en día continuaba en servicio…

EL AVIADOR

El hotel Princess de Acapulco fue diseñado en 1971 por William Rudolph y Leonides Guadarrama. A dicho icónico recinto llegó Howard Robard Hughes Jr. llegó el once de febrero de 1976 acompañado por seis ayudantes, dos médicos, dos camas ortopédicas, dos sillas de ruedas y suficientes aparatos clínicos que colmaron el último piso del hotel.

Ahí el excéntrico seductor, petrolero, productor cinematográfico, aviador y millonario se instaló en una suite de gran lujo donde se inició, moribundo según la mayoría de crónicas, su camino al más allá que concluyó en el avión que lo llevaba de regreso a Houston.

LAS BRISAS

Carlos Trouyet fue un empresario, banquero, accionista y contribuyente de la nacionalización de Teléfonos de México a la década de 1950. Entre otros muchos éxitos Trouyet encabezó el grupo financiero que adquirió de dos firmas extranjeras E ricsson e ITT Teléfonos de México.

Cultivó amistades con numerosos empresarios, artistas y toreros. Creó el fideicomiso y patronato para la Universidad Iberoamericana vicepresidente del patronato del Museo Nacional de San Carlos, ayudó a la Orquesta Sinfónica Nacional de México; y apoyó la construcción del hospital ABC. \u0009

En la década de 1950, Carlos Trouyet fundó el exclusivo fraccionamiento "Las Brisas", obra del arquitecto Gabriel Chávez de la Mora, ubicado en la parte alta de la bahía de Acapulco, conjunto en el que se encuentra el hotel “Las Brisas”.

La tarde del 13 de noviembre de 1967, sus hijos, los hermanos Jorge y Carlos Trouyet y cuatro personas más, incluido el piloto, despegaron del aeropuerto de Acapulco con dirección a la Ciudad de México, a bordo de su avioneta particular.

A unos cuantos minutos de llegar a la capital, la pequeña aeronave desapareció de los radares de la torre de control del aeropuerto internacional de la Ciudad de México. La madrugada del 16 de noviembre localizaron los restos de la pequeña nave accidentada en lo profundo de un barranco, cerca de la presa de la Concepción, Villa del Carbón, Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Todos los pasajeros habían perdido la vida.

En la cima del cerro “El Guitarrón”, uno de los puntos más altos de Acapulco, se encuentra la Capilla Ecuménica de la Paz que destaca por la cruz atrial de concreto que tiene una altitud de poco más de 40 metros.

La capilla fue construida por la familia Trouyet, como un sueño que tuvo la señora Milly Hauss de Trouyet de erigir una capilla para conmemorar a sus dos hijos, Carlos y Jorge Trouyet que habían fallecido en 1967.

Teléfonos de México fue adquirida por el Gobierno de Luis Echeverría en 1972 y privatizada de nuevo por Carlos Salinas de Gortari en 1992. Hoy Acapulco está herido de muerte; sus 800 mil habitantes tienen urgentes necesidades de todo tipo; se han destinado ya miles de millones para su reconstrucción, pero la tarea será larga y difícil. Acapulco estaba enfermo ya, la delincuencia lo había tomado; el turismo extranjero se había prácticamente ausentado; prefería Cancún y toda la zona esmeralda de Quintana Roo impulsadas como gran destino turístico desde mediados de los años 70 en los que sólo figuraban y muy poco Isla Mujeres y Cozumel.

El llamado hoy es a la inmediata y organizada ayuda humanitaria, al trabajo honesto, a la planeación solidaria de la reconstrucción, a la generación de empleos, al necesario imperio de la Ley, a la auténtica generosidad.