/ lunes 1 de junio de 2020

Desde la Izquierda

Normalidad o realidad de México


Los modelos de relación laboral van a cambiar en el mundo y México no será la excepción. Mucho se ha hablado de la contradictoria nueva normalidad de Andrés Manuel López Obrador sin hacer conciencia exacta de que implica ello, los alcances que se tendrán, las variables a considerar y las legislaciones que se habrán de adaptar a un concepto más exacto como lo es la nueva realidad.

Esta nueva realidad debiera traer consigo una nueva forma de relacionarnos. A pesar de la gravedad del asunto hay actitudes que no sufren modificación en la conducta social, ya que vemos como en un mercado la gente se comporta como si la enfermedad fuera un mito o quienes aún estando en la fase más crítica no han dejado de convivir en festejos numerosos. Es un asunto de conciencia y de responsabilidad que no se tiene.

Todos nos preguntamos si el ir a un cine, comer unos tacos en la calle, ir a centros comerciales, asistir con frecuencia a restaurantes y bares, estar en mítines, serán parte de esa nueva normalidad, en la que solo se suspendieron momentáneamente para medio controlar la crisis o cambiaremos a un patrón de comportamiento donde los aislamientos serán más frecuentes en aras de cuidar la preciada salud en la nueva realidad.

El coronavirus ha arrasado al planeta llevándose por delante millones de empleos y negocios, y de alguna manera es necesario reactivar sectores con las más altas medidas de seguridad e higiene. Por ello es de aplaudir la resiliencia del gobernador Francisco Domínguez que introduce el concepto de entrenamiento social, a fin de que, en la movilidad social y en la convivencia laboral, no vayan a desbordarse los contagios y las defunciones.

Este concepto es un procedimiento de intervención que integra un conjunto de técnicas derivadas de las teorías de aprendizaje social, de la psicología social, de la terapia de conducta y de la modificación de conductas, mismo que se aplicará para que las personas adquieran habilidades que les permitan una reinserción laboral sin riesgos, adoptando mecanismos de protección eficaces y conductas preventivas con las cuales se habrá de convivir por mucho tiempo.

Hoy hay un cambio de paradigmas que obliga a nuevos retos y a discutir nuevas políticas laborales, que van desde la flexibilidad de contratos, jornadas, días laborables, ciclos del trabajo, trabajo en casa, vacaciones, seguro de desempleo, tiempos de traslados al trabajo hasta las políticas de recursos humanos que habrán de modificar estrategias y hábitos, pero el desafío mayor se presenta para los sindicatos que deberán buscar medidas protectoras para sus agremiados atendiendo las nuevas brechas de protección laboral, poniendo como base una situación de excepción y de adaptabilidad a esta nueva realidad.

Ulises Gómez de la Rosa

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

Face book @Ulises Gómez R

Twitter @Ulisesgrmx

Normalidad o realidad de México


Los modelos de relación laboral van a cambiar en el mundo y México no será la excepción. Mucho se ha hablado de la contradictoria nueva normalidad de Andrés Manuel López Obrador sin hacer conciencia exacta de que implica ello, los alcances que se tendrán, las variables a considerar y las legislaciones que se habrán de adaptar a un concepto más exacto como lo es la nueva realidad.

Esta nueva realidad debiera traer consigo una nueva forma de relacionarnos. A pesar de la gravedad del asunto hay actitudes que no sufren modificación en la conducta social, ya que vemos como en un mercado la gente se comporta como si la enfermedad fuera un mito o quienes aún estando en la fase más crítica no han dejado de convivir en festejos numerosos. Es un asunto de conciencia y de responsabilidad que no se tiene.

Todos nos preguntamos si el ir a un cine, comer unos tacos en la calle, ir a centros comerciales, asistir con frecuencia a restaurantes y bares, estar en mítines, serán parte de esa nueva normalidad, en la que solo se suspendieron momentáneamente para medio controlar la crisis o cambiaremos a un patrón de comportamiento donde los aislamientos serán más frecuentes en aras de cuidar la preciada salud en la nueva realidad.

El coronavirus ha arrasado al planeta llevándose por delante millones de empleos y negocios, y de alguna manera es necesario reactivar sectores con las más altas medidas de seguridad e higiene. Por ello es de aplaudir la resiliencia del gobernador Francisco Domínguez que introduce el concepto de entrenamiento social, a fin de que, en la movilidad social y en la convivencia laboral, no vayan a desbordarse los contagios y las defunciones.

Este concepto es un procedimiento de intervención que integra un conjunto de técnicas derivadas de las teorías de aprendizaje social, de la psicología social, de la terapia de conducta y de la modificación de conductas, mismo que se aplicará para que las personas adquieran habilidades que les permitan una reinserción laboral sin riesgos, adoptando mecanismos de protección eficaces y conductas preventivas con las cuales se habrá de convivir por mucho tiempo.

Hoy hay un cambio de paradigmas que obliga a nuevos retos y a discutir nuevas políticas laborales, que van desde la flexibilidad de contratos, jornadas, días laborables, ciclos del trabajo, trabajo en casa, vacaciones, seguro de desempleo, tiempos de traslados al trabajo hasta las políticas de recursos humanos que habrán de modificar estrategias y hábitos, pero el desafío mayor se presenta para los sindicatos que deberán buscar medidas protectoras para sus agremiados atendiendo las nuevas brechas de protección laboral, poniendo como base una situación de excepción y de adaptabilidad a esta nueva realidad.

Ulises Gómez de la Rosa

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

Face book @Ulises Gómez R

Twitter @Ulisesgrmx

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