Comunidad Organizada
La delincuencia en México sigue incrementándose en todos sus niveles. Desde “la rata de dos patas” como los señala Francisco Maldonado, nuestro reportero de Diario de Querétaro, hasta los clanes bien organizados que tienen mercados específicos.
El crecimiento de las ciudades, y en particular en Querétaro, como centros económicos pujantes se refleja en mejores oportunidades de trabajo y de poder adquisitivo de los trabajadores, los directivos, los inversores y sus respectivas familias. Este escenario también se ve como un jugoso botín para la delincuencia que, aprovechando ese crecimiento y una constante migración hacia nuestro Estado, viene a cometer sus fechorías alterando la paz social y poniendo en riesgo el patrimonio de las personas.
Carlos Lara, publica en su nota del día 19 de este mes en El Sol de México, que dentro de las corporaciones policiacas en México hay una baja preparación y capacitación en todos los niveles dando como resultado que no sea una constante la detención de los infractores de la ley, y que el nuevo sistema de justicia penal, de por si poco entendido y mal aplicado, no sirva para dar respuesta de seguridad a los ciudadanos.
Si la policía realiza detenciones con errores en el proceso puede incurrir en responsabilidades administrativas y hasta penales en los casos que estén mal aplicados. Además, lo complicado y laborioso del llenado de los reportes para señalar a los presuntos culpables provoca que algunos elementos policiacos disuadan a las víctimas de levantar su denuncia. O llegar a destiempo en la llamada de emergencia para atender un incidente. Sin contar con los problemas en los Ministerios Públicos y la policía de investigación, concluye Carlos Lara, que solamente el 6% de casos criminales reportados al sistema de Justicia en México se llega a concretar.
En Querétaro no se dista mucho de este escenario, aunque debo reconocer que existen esfuerzos loables por parte de la Policía Municipal para encontrar paliativos a la creciente demanda de colonos para proteger sus unidades habitacionales. Pero no deja de ser eso, solo paliativos.
Sin embargo, hay que destacar varios puntos que me parecen relevantes de las reuniones entre miembros de las colonias con la policía municipal. Su disposición a escuchar; las inquietudes de los vecinos, la problemática particular de cada zona, de cada colonia e incluso de cada calle. Sugerir estrategias de protección, inhibición del delito así como ofrecer talleres para la seguridad de los vecinos.
Desafortunadamente la realidad nos indica que el estado ha sido rebasado por la delincuencia, y la seguridad pública es una asignatura pendiente y urgente.
Me parece interesante la propuesta de acercarse a los vecinos de las unidades habitacionales, para contribuir e indicar esas formas de inhibición del delito. Pero más interesante, es que se plantee la idea de que son los propios colonos los que contribuyan a su seguridad. No estoy dando a entender que el estado se repliega y le deja en las manos al ciudadano. No, sino que ayude a la policía a tener que atender menos incidencias delincuenciales.
Para ello se requiere de una “comunidad organizada” que reaccione frente al “crimen organizado”, y que opere bajo la acción del tejido social. Por ejemplo, siguiendo sencillos pasos tales como poner en marcha una convivencia mayor entre el vecindario, poner buena iluminación en sus casas, evitar tirar documentos en su basura, impedir crecimiento de árboles en la banqueta frente a la casa que sirva de acceso a los malosos, mantener información pertinente en las redes sociales de vecinos, entre muchas cosas más. La policía en este sentido puede hacer más orientando a los vecinos que queriendo atender presencialmente las llamadas de auxilio. Ojala que no se entienda esto que las autoridades eluden su responsabilidad. Pero es urgente contar con una sociedad más organizada que prevenga el delito.
@manuelbasaldua
