/ jueves 16 de mayo de 2024

Diversidades | 10 de mayo de 2024


Hola queridas lectoras y lectores de esta columna Diversidades. Hoy esta columna está dedicada al Día de las Madres, a este 10 de mayo de 2024. Este año, a diferencia de otros anteriores, para mí fue una celebración sombría y de emociones encontradas.

Por la mañana, la narrativa en medios de comunicación la pusieron las madres buscadoras, aquellas que nos dicen que no tienen nada que celebrar este día, y que reclamaron en el Zócalo de nuestra capital nacional, el abandono en que los distintos gobiernos las han dejado al negarse a invertir presupuesto para identificar miles de cadáveres que siguen sin identidad, a lo largo y ancho de nuestro país. En este año, los mensajes de solidaridad con las miles de madres que buscan a sus hijas, hijes e hijos desaparecidos se visibilizó como nunca antes y ese sentimiento de pérdida y desesperanza permeó en toda la sociedad mexicana, que ya nunca celebrará un 10 de mayo como antes de hacernos conscientes de las escandalosas cifras de asesinatos de hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, que al final de este sexenio llegarán seguramente a doscientos mil, y a las que se deben sumar las más de cien mil personas desaparecidas en el país. Aquí la nota de un medio de comunicación que logró capturar el sentimiento de este doloroso 10 de mayo de 2024, para muchas madres y familias mexicanas: “Con el mismo dolor de siempre pero mucha más indignación por la criminalización y los ataques recibidos desde las autoridades, cientos de madres de desaparecidos volvieron a salir a la calles de México el viernes, en el Día de la Madre, para exigir que los gobernantes que hagan su trabajo: buscar a los más de 100.000 desaparecidos que tiene el país”. Las madres mexicanas nunca dejarán de buscar a sus hijos desaparecidos, eso es lo que quedó en mi corazón este 10 de mayo.

Por la noche, tuve ocasión de conversar con dos amigas y madres activistas queretanas en nuestro podcast llamado #Iridiscente. Allí Cecilia Fernández y Aline Escalante abrieron su corazón y reflexionamos de las muchas formas de ser madre y de cómo las mujeres han ido cambiando su concepción de ser madre, del valor de las abuelas para empezar a romper estereotipos de género, para que sus madres, tías y maestras pudieran ser un poco más libres y que ellas, las hijas ahora cuarentonas pudieran tener más amplias posibilidades de elegir un proyecto de vida más libre que el que pudieron tener sus antepasadas. Hablamos de cómo todavía su generación no pudo escapar de la maternidad obligada para las mujeres embarazadas y cómo su generación está apoyando a sus hijas y mujeres más jóvenes a conseguir el derecho a la maternidad libre y consentida, para que en Querétaro, la maternidad será elegida y no obligada.

El domingo 12 de mayo, en mi Iglesia se dedicó el servicio de fe al Día de las Madres. Durante la reflexión pastoral, se habló del amor de madre y qué características tiene, y para ello se leyó a 1 Corintios 13:4-7: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Grande fue mi sorpresa que en el conversatorio que se abrió después de esta lectura, las madres presentes daban gracias por sus hijas e hijos, pero también pusieron sobre la mesa, lo difícil que es ser madre, que ellas tuvieron que aprender en el camino ser cuidadoras, sin recibir nada a cambio. Que aman a sus hijos, pero si hubieran tenido mejor información, tal vez hubieran tenido menos hijos, y que extrañan los tiempos de sus abuelas donde la crianza era una actividad familiar y no como ahora que las familias extendidas se desentienden de la crianza, y dejan toda la carga en los padres y madres y en muchas ocasiones, sólo en la madre, que lo hace lo mejor que puede, pero prácticamente sola y en los tiempos que le deja libre el trabajo. Una activista tomó la palabra para hablar de la anti-madre, aquellas madres que lejos de cuidar a sus hijos, les han hecho daño y por poco destruido, y puso ejemplos de testimonios de sobrevivientes de las mal llamadas “terapias de conversión” que fue su propia madre, quienes le llevó a esas torturas psicológicas y físicas, y otro testimonio de un adolescente abusado por su propia madre.

Queridas y queridos lectores, creo que poco a poco el 10 de mayo se ha ido alejando en México de la banalidad de las celebraciones huecas, para que todas y todos reflexionemos lo que es ser madre en un país complejo y difícil de gobernar como el nuestro. Espero que pronto logremos encontrar juntos el camino de salida de este horror de violencia y muerte en que vivimos actualmente, y poder sanar colectivamente con justicia transicional y reparación del daño hecho, para así volver a abrazarnos con respeto y amor en nuestras familias y también con nuestra patria multicultural, diversa, donde todas y todos seamos hijos e hijas sujetas de derechos.


*Vocero del Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y el Estado Laico


Hola queridas lectoras y lectores de esta columna Diversidades. Hoy esta columna está dedicada al Día de las Madres, a este 10 de mayo de 2024. Este año, a diferencia de otros anteriores, para mí fue una celebración sombría y de emociones encontradas.

Por la mañana, la narrativa en medios de comunicación la pusieron las madres buscadoras, aquellas que nos dicen que no tienen nada que celebrar este día, y que reclamaron en el Zócalo de nuestra capital nacional, el abandono en que los distintos gobiernos las han dejado al negarse a invertir presupuesto para identificar miles de cadáveres que siguen sin identidad, a lo largo y ancho de nuestro país. En este año, los mensajes de solidaridad con las miles de madres que buscan a sus hijas, hijes e hijos desaparecidos se visibilizó como nunca antes y ese sentimiento de pérdida y desesperanza permeó en toda la sociedad mexicana, que ya nunca celebrará un 10 de mayo como antes de hacernos conscientes de las escandalosas cifras de asesinatos de hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, que al final de este sexenio llegarán seguramente a doscientos mil, y a las que se deben sumar las más de cien mil personas desaparecidas en el país. Aquí la nota de un medio de comunicación que logró capturar el sentimiento de este doloroso 10 de mayo de 2024, para muchas madres y familias mexicanas: “Con el mismo dolor de siempre pero mucha más indignación por la criminalización y los ataques recibidos desde las autoridades, cientos de madres de desaparecidos volvieron a salir a la calles de México el viernes, en el Día de la Madre, para exigir que los gobernantes que hagan su trabajo: buscar a los más de 100.000 desaparecidos que tiene el país”. Las madres mexicanas nunca dejarán de buscar a sus hijos desaparecidos, eso es lo que quedó en mi corazón este 10 de mayo.

Por la noche, tuve ocasión de conversar con dos amigas y madres activistas queretanas en nuestro podcast llamado #Iridiscente. Allí Cecilia Fernández y Aline Escalante abrieron su corazón y reflexionamos de las muchas formas de ser madre y de cómo las mujeres han ido cambiando su concepción de ser madre, del valor de las abuelas para empezar a romper estereotipos de género, para que sus madres, tías y maestras pudieran ser un poco más libres y que ellas, las hijas ahora cuarentonas pudieran tener más amplias posibilidades de elegir un proyecto de vida más libre que el que pudieron tener sus antepasadas. Hablamos de cómo todavía su generación no pudo escapar de la maternidad obligada para las mujeres embarazadas y cómo su generación está apoyando a sus hijas y mujeres más jóvenes a conseguir el derecho a la maternidad libre y consentida, para que en Querétaro, la maternidad será elegida y no obligada.

El domingo 12 de mayo, en mi Iglesia se dedicó el servicio de fe al Día de las Madres. Durante la reflexión pastoral, se habló del amor de madre y qué características tiene, y para ello se leyó a 1 Corintios 13:4-7: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Grande fue mi sorpresa que en el conversatorio que se abrió después de esta lectura, las madres presentes daban gracias por sus hijas e hijos, pero también pusieron sobre la mesa, lo difícil que es ser madre, que ellas tuvieron que aprender en el camino ser cuidadoras, sin recibir nada a cambio. Que aman a sus hijos, pero si hubieran tenido mejor información, tal vez hubieran tenido menos hijos, y que extrañan los tiempos de sus abuelas donde la crianza era una actividad familiar y no como ahora que las familias extendidas se desentienden de la crianza, y dejan toda la carga en los padres y madres y en muchas ocasiones, sólo en la madre, que lo hace lo mejor que puede, pero prácticamente sola y en los tiempos que le deja libre el trabajo. Una activista tomó la palabra para hablar de la anti-madre, aquellas madres que lejos de cuidar a sus hijos, les han hecho daño y por poco destruido, y puso ejemplos de testimonios de sobrevivientes de las mal llamadas “terapias de conversión” que fue su propia madre, quienes le llevó a esas torturas psicológicas y físicas, y otro testimonio de un adolescente abusado por su propia madre.

Queridas y queridos lectores, creo que poco a poco el 10 de mayo se ha ido alejando en México de la banalidad de las celebraciones huecas, para que todas y todos reflexionemos lo que es ser madre en un país complejo y difícil de gobernar como el nuestro. Espero que pronto logremos encontrar juntos el camino de salida de este horror de violencia y muerte en que vivimos actualmente, y poder sanar colectivamente con justicia transicional y reparación del daño hecho, para así volver a abrazarnos con respeto y amor en nuestras familias y también con nuestra patria multicultural, diversa, donde todas y todos seamos hijos e hijas sujetas de derechos.


*Vocero del Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y el Estado Laico