/ sábado 6 de enero de 2024

Lo que no nos define | 2024: entre elecciones, crisis y desafíos globales


Ha comenzado un nuevo año y, con él, se despliegan las páginas del incierto destino que nos aguarda. Numerológicamente, algunos sugieren que los años pares llevan consigo decisiones cruciales. Y al observar el panorama que se cierne sobre nosotros en estos primeros compases de 2024, las señales que emergen son tan diversas como complejas.

Desde la perspectiva económica, el horizonte se tiñe con matices de preocupación y esperanza. Las variables económicas se entrelazan de manera incierta, donde las decisiones en los tableros de poder empresarial pueden alterar la dirección del viento económico global. Mientras tanto, en la ruta política, el telón se levanta para revelar un escenario donde se llevarán a cabo elecciones en aproximadamente 70 países, entre ellos potencias como Estados Unidos, Rusia, India, y varios estados latinoamericanos.

Estas elecciones no sólo serán una medición de la pulsación democrática global, sino un termómetro que evaluará la salud de las instituciones en un contexto marcado por desafíos monumentales. La desigualdad social, el surgimiento de potencias alternativas y la omnipresencia de la desinformación configuran el escenario donde se jugará el futuro político de naciones enteras.

Sin embargo, la realidad no se limita al ámbito político. En las regiones más vulnerables, las crisis humanitarias se agravan, y la migración se torna un fenómeno apremiante. México, en particular, experimenta estos desafíos de manera inminente, marcando un llamado de atención sobre la urgencia de acciones coordinadas a nivel global.

En el escenario bélico, las tensiones se intensifican. Desde los bombardeos en Ucrania hasta las disputas en Israel, la geopolítica mundial se encuentra en un punto de ebullición. Las declaraciones de altos funcionarios israelíes sobre la expulsión forzosa de palestinos generan consternación internacional y añaden un capítulo más a un conflicto enquistado; al tiempo que, en medio de la crisis ucraniana, el gobierno de Zelensky se prepara para un año lleno de objetivos, mientras que Rusia refuerza sus ataques.

Por otra parte, en el frente natural, un terremoto en Japón deja tras de sí una estela de devastación. Las ciudades de Wajima y Suzu se ven afectadas, y los esfuerzos de rescate se intensifican mientras el gobierno japonés moviliza recursos para hacer frente a la tragedia.

Así, el 2024 se revela como un año de retos, balances y rutas por explorar. En medio de la complejidad de estos tiempos nuestras decisiones, individuales y colectivas, se convierten en las brújulas que guiarán nuestro viaje en un mundo que, sin duda, está en constante redefinición.

¿O serán los desafíos lo que no nos define?


  • Consultor y profesor universitario

  • Twitter: Petaco10marina

  • Facebook: Petaco Diez Marina

  • Instagram: Petaco10marina


Ha comenzado un nuevo año y, con él, se despliegan las páginas del incierto destino que nos aguarda. Numerológicamente, algunos sugieren que los años pares llevan consigo decisiones cruciales. Y al observar el panorama que se cierne sobre nosotros en estos primeros compases de 2024, las señales que emergen son tan diversas como complejas.

Desde la perspectiva económica, el horizonte se tiñe con matices de preocupación y esperanza. Las variables económicas se entrelazan de manera incierta, donde las decisiones en los tableros de poder empresarial pueden alterar la dirección del viento económico global. Mientras tanto, en la ruta política, el telón se levanta para revelar un escenario donde se llevarán a cabo elecciones en aproximadamente 70 países, entre ellos potencias como Estados Unidos, Rusia, India, y varios estados latinoamericanos.

Estas elecciones no sólo serán una medición de la pulsación democrática global, sino un termómetro que evaluará la salud de las instituciones en un contexto marcado por desafíos monumentales. La desigualdad social, el surgimiento de potencias alternativas y la omnipresencia de la desinformación configuran el escenario donde se jugará el futuro político de naciones enteras.

Sin embargo, la realidad no se limita al ámbito político. En las regiones más vulnerables, las crisis humanitarias se agravan, y la migración se torna un fenómeno apremiante. México, en particular, experimenta estos desafíos de manera inminente, marcando un llamado de atención sobre la urgencia de acciones coordinadas a nivel global.

En el escenario bélico, las tensiones se intensifican. Desde los bombardeos en Ucrania hasta las disputas en Israel, la geopolítica mundial se encuentra en un punto de ebullición. Las declaraciones de altos funcionarios israelíes sobre la expulsión forzosa de palestinos generan consternación internacional y añaden un capítulo más a un conflicto enquistado; al tiempo que, en medio de la crisis ucraniana, el gobierno de Zelensky se prepara para un año lleno de objetivos, mientras que Rusia refuerza sus ataques.

Por otra parte, en el frente natural, un terremoto en Japón deja tras de sí una estela de devastación. Las ciudades de Wajima y Suzu se ven afectadas, y los esfuerzos de rescate se intensifican mientras el gobierno japonés moviliza recursos para hacer frente a la tragedia.

Así, el 2024 se revela como un año de retos, balances y rutas por explorar. En medio de la complejidad de estos tiempos nuestras decisiones, individuales y colectivas, se convierten en las brújulas que guiarán nuestro viaje en un mundo que, sin duda, está en constante redefinición.

¿O serán los desafíos lo que no nos define?


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