/ sábado 4 de noviembre de 2023

Lo que no nos define | Inteligencia artificial ¿Peligro u oportunidad?


En medio de un escenario económico volátil, las grandes compañías tecnológicas han logrado resultados impresionantes al cerrar un trimestre récord en ingresos y beneficios. Sin embargo, detrás de este éxito financiero, se encuentra un protagonista indiscutible: la inteligencia artificial (IA), un elemento fundamental en la estrategia de las empresas líderes del sector, como Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon y Meta.

Estas compañías han experimentado un incremento del 45% en sus beneficios durante el tercer trimestre del año. No obstante, en el fondo de estos números récord, se encuentra una estrategia que combina la inversión en IA con medidas de austeridad, reducción de costos y recorte de plantilla.

No cabe duda que la IA se ha convertido en un protagonista central para estas empresas, incluso en aquellas donde no es tan evidente su presencia. Esta apuesta por la tecnología ha impulsado sus ingresos; pero, por encima de todo, es la IA la que ha acaparado la atención en las conversaciones con analistas y ejecutivos de estas empresas.

La IA se encuentra en constante evolución, y todavía estamos aprendiendo sobre sus posibilidades y limitaciones. Sin embargo, en medio del entusiasmo por sus posibilidades, existen temores sobre su potencial destructivo, alimentados por las visiones catastróficas que usualmente vemos en películas y libros, así como por algunos especialistas que creen que esto podría materializarse.

La historia nos ha enseñado que la tecnología puede ser una espada de doble filo, y es sensato ser cautelosos. Por lo que a pesar de los grandes éxitos económicos que ha traído con su llegada, los gobiernos de todo el mundo están tomando medidas para abordar los riesgos potenciales de la IA a través de regulaciones. No obstante, se trata de un terreno resbaladizo. Si los gobiernos van demasiado rápido, podrían crear reglas ineficaces que sofocan la innovación. Además, existe el riesgo de que la regulación favorezca a las empresas más grandes y establecidas, en detrimento de la competencia y la diversidad.

De modo que en lugar de apresurarse con regulaciones temerosas, los gobiernos deberían centrarse en la creación de infraestructura para estudiar la tecnología, sus peligros y oportunidades potenciales. Esta tarea debe llevarse a cabo en profunda coordinación entre tomadores de decisión y expertos en la materia.

Estamos viviendo una convergencia de tecnologías y una fusión entre la humanidad y las máquinas, una visión que se planteó hace décadas. Sin embargo, la cuestión clave no es cuán lejos podemos llegar, sino cuán lejos deseamos llegar. El debate sobre la IA no debe centrarse únicamente en el liderazgo tecnológico o económico, sino en aspectos sociales, poniendo al ser humano y su bienestar en el centro de la discusión. Será responsabilidad de todos, desde las empresas tecnológicas hasta los gobiernos y la sociedad en su conjunto, abordar estos desafíos de manera equilibrada y reflexiva, ya que sólo así podremos aprovechar al máximo su potencial.

¿O será la oportunidad lo que no nos define?


  • Consultor y profesor universitario
  • Twitter: Petaco10marina
  • Facebook: Petaco Diez Marina
  • Instagram: Petaco10marina



En medio de un escenario económico volátil, las grandes compañías tecnológicas han logrado resultados impresionantes al cerrar un trimestre récord en ingresos y beneficios. Sin embargo, detrás de este éxito financiero, se encuentra un protagonista indiscutible: la inteligencia artificial (IA), un elemento fundamental en la estrategia de las empresas líderes del sector, como Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon y Meta.

Estas compañías han experimentado un incremento del 45% en sus beneficios durante el tercer trimestre del año. No obstante, en el fondo de estos números récord, se encuentra una estrategia que combina la inversión en IA con medidas de austeridad, reducción de costos y recorte de plantilla.

No cabe duda que la IA se ha convertido en un protagonista central para estas empresas, incluso en aquellas donde no es tan evidente su presencia. Esta apuesta por la tecnología ha impulsado sus ingresos; pero, por encima de todo, es la IA la que ha acaparado la atención en las conversaciones con analistas y ejecutivos de estas empresas.

La IA se encuentra en constante evolución, y todavía estamos aprendiendo sobre sus posibilidades y limitaciones. Sin embargo, en medio del entusiasmo por sus posibilidades, existen temores sobre su potencial destructivo, alimentados por las visiones catastróficas que usualmente vemos en películas y libros, así como por algunos especialistas que creen que esto podría materializarse.

La historia nos ha enseñado que la tecnología puede ser una espada de doble filo, y es sensato ser cautelosos. Por lo que a pesar de los grandes éxitos económicos que ha traído con su llegada, los gobiernos de todo el mundo están tomando medidas para abordar los riesgos potenciales de la IA a través de regulaciones. No obstante, se trata de un terreno resbaladizo. Si los gobiernos van demasiado rápido, podrían crear reglas ineficaces que sofocan la innovación. Además, existe el riesgo de que la regulación favorezca a las empresas más grandes y establecidas, en detrimento de la competencia y la diversidad.

De modo que en lugar de apresurarse con regulaciones temerosas, los gobiernos deberían centrarse en la creación de infraestructura para estudiar la tecnología, sus peligros y oportunidades potenciales. Esta tarea debe llevarse a cabo en profunda coordinación entre tomadores de decisión y expertos en la materia.

Estamos viviendo una convergencia de tecnologías y una fusión entre la humanidad y las máquinas, una visión que se planteó hace décadas. Sin embargo, la cuestión clave no es cuán lejos podemos llegar, sino cuán lejos deseamos llegar. El debate sobre la IA no debe centrarse únicamente en el liderazgo tecnológico o económico, sino en aspectos sociales, poniendo al ser humano y su bienestar en el centro de la discusión. Será responsabilidad de todos, desde las empresas tecnológicas hasta los gobiernos y la sociedad en su conjunto, abordar estos desafíos de manera equilibrada y reflexiva, ya que sólo así podremos aprovechar al máximo su potencial.

¿O será la oportunidad lo que no nos define?


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