/ sábado 11 de noviembre de 2023

Lo que no nos define | Más allá de la adhesión


En el corazón de la visión de Robert Schuman, uno de los pioneros del proyecto europeo, se encuentra la idea de que la integración europea no es un acto instantáneo, sino una serie de realizaciones concretas que forjan una solidaridad palpable. Desde entonces, esta concepción ha trazado la ruta de la Unión Europea (UE) desde sus primeros días, y hoy, una vez más, se manifiesta en una decisión que marca un hito en la historia del continente.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en Bruselas la recomendación de abrir conversaciones formales para la adhesión de Ucrania, Moldavia, Bosnia y Herzegovina. Un paso que sigue la visión de Schuman después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la fusión de intereses económicos se planteó como el primer paso hacia una Europa más próspera.

Y aunque si bien la decisión ha sido celebrada, es esencial recordar que las negociaciones de adhesión son sólo el primer paso en un camino complejo, pues éste abarca desde la aprobación unánime de los Estados miembros y una evaluación continua por parte de la Comisión, hasta la aceptación de la legislación de la UE, lo cual implica reformas sustanciales en la administración pública, el sistema judicial y la economía de los candidatos.

Sin embargo, la historia nos enseña que el ritmo de estas negociaciones varía. Finlandia culminó el proceso en tres años, mientras que Turquía lleva negociando desde 2005 sin perspectivas claras de avance.

Es crucial subrayar que estos avances ocurren en un contexto geopolítico complejo, especialmente en el caso de Ucrania, que enfrenta la agresión continua de Rusia. Y que previó a la apertura de conversaciones, recibió la visita sorpresa de Ursula Von der Leyen a Kiev.

A su vez, cabe mencionar que Bosnia y Herzegovina, aún dividida, presenta desafíos significativos, ya que el tema de candidaturas ha sido tomado como un golpe geopolítico sobre todo para Rusia. No obstante, la Comisión Europea ha expresado su apoyo, enfatizando la importancia de avanzar hacia la unidad.

La UE no sólo ha recomendado iniciar negociaciones con Ucrania, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, sino que también ha otorgado a Georgia el estatus de país candidato. Estos pasos reflejan el compromiso de la UE con la expansión basada en reformas y valores compartidos.

En ese contexto, es probable que los Veintisiete inicien el procedimiento durante la cumbre europea que se llevará a cabo a mediados de diciembre. No cabe duda de que los líderes de la UE reconocen la importancia geopolítica de integrar su flanco oriental, pues la vulnerabilidad de todo el continente aumentaría si no se expande.

La decisión de la Comisión Europea es, sin duda, un hito histórico que abre la puerta de par en par. No obstante, debemos reconocer los posibles peligros asociados, especialmente para Ucrania y Bosnia. El caso de Bosnia podría reavivar fantasmas del pasado, mientras que la situación en Ucrania podría agravar el conflicto al respaldar, en esencia, la tesis de su occidentalización.

¿O será la adhesión lo que no nos define?


  • Consultor y profesor universitario

  • Twitter: Petaco10marina

  • Facebook: Petaco Diez Marina

  • Instagram: Petaco10marina



En el corazón de la visión de Robert Schuman, uno de los pioneros del proyecto europeo, se encuentra la idea de que la integración europea no es un acto instantáneo, sino una serie de realizaciones concretas que forjan una solidaridad palpable. Desde entonces, esta concepción ha trazado la ruta de la Unión Europea (UE) desde sus primeros días, y hoy, una vez más, se manifiesta en una decisión que marca un hito en la historia del continente.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en Bruselas la recomendación de abrir conversaciones formales para la adhesión de Ucrania, Moldavia, Bosnia y Herzegovina. Un paso que sigue la visión de Schuman después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la fusión de intereses económicos se planteó como el primer paso hacia una Europa más próspera.

Y aunque si bien la decisión ha sido celebrada, es esencial recordar que las negociaciones de adhesión son sólo el primer paso en un camino complejo, pues éste abarca desde la aprobación unánime de los Estados miembros y una evaluación continua por parte de la Comisión, hasta la aceptación de la legislación de la UE, lo cual implica reformas sustanciales en la administración pública, el sistema judicial y la economía de los candidatos.

Sin embargo, la historia nos enseña que el ritmo de estas negociaciones varía. Finlandia culminó el proceso en tres años, mientras que Turquía lleva negociando desde 2005 sin perspectivas claras de avance.

Es crucial subrayar que estos avances ocurren en un contexto geopolítico complejo, especialmente en el caso de Ucrania, que enfrenta la agresión continua de Rusia. Y que previó a la apertura de conversaciones, recibió la visita sorpresa de Ursula Von der Leyen a Kiev.

A su vez, cabe mencionar que Bosnia y Herzegovina, aún dividida, presenta desafíos significativos, ya que el tema de candidaturas ha sido tomado como un golpe geopolítico sobre todo para Rusia. No obstante, la Comisión Europea ha expresado su apoyo, enfatizando la importancia de avanzar hacia la unidad.

La UE no sólo ha recomendado iniciar negociaciones con Ucrania, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, sino que también ha otorgado a Georgia el estatus de país candidato. Estos pasos reflejan el compromiso de la UE con la expansión basada en reformas y valores compartidos.

En ese contexto, es probable que los Veintisiete inicien el procedimiento durante la cumbre europea que se llevará a cabo a mediados de diciembre. No cabe duda de que los líderes de la UE reconocen la importancia geopolítica de integrar su flanco oriental, pues la vulnerabilidad de todo el continente aumentaría si no se expande.

La decisión de la Comisión Europea es, sin duda, un hito histórico que abre la puerta de par en par. No obstante, debemos reconocer los posibles peligros asociados, especialmente para Ucrania y Bosnia. El caso de Bosnia podría reavivar fantasmas del pasado, mientras que la situación en Ucrania podría agravar el conflicto al respaldar, en esencia, la tesis de su occidentalización.

¿O será la adhesión lo que no nos define?


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