/ miércoles 25 de septiembre de 2019

Sólo para villamelones

El futuro parece haber llegado, contundente, al mundo del toreo en nuestro país. Ha llegado de pronto, sin que muchos lo imagináramos, de la mano de sangre nueva y buena cantidad de ilusiones.

El cartel novilleril anunciado para el próximo 5 de octubre en Juriquilla, y que luego se repetirá en Guadalajara y seguramente en otras plazas del país, es lo más interesante que se puede ofrecer actualmente, incluyendo a las corridas de toros, pues se trata de tres jóvenes novilleros, triunfadores indiscutibles en España, que resultan un suculento atractivo para los aficionados de cepa.

Diego San Román, el hijo de Oscar y ex corredor de motocicletas, se volvió una sensación que cayó con el pie derecho en las dos pasadas temporadas españolas, y que ha sido arropado, como pocas veces, por la prensa especializada. Poseedor de una valentía a toda prueba, la que utiliza como arma principal de sus postulados profesionales, ha enfrentado a reses de variados encastes y ha triunfado rotundamente en diversas plazas, incluyendo la obtención de distinciones como la del “Alfarero de Oro”.

Héctor Gutiérrez ha estado haciendo campañas aquí y allá, con resultados por demás interesantes. Ha toreado en España, como San Román, en infinidad de festejos y con los novilleros punteros españoles, alcanzando un estatus envidiable y cortando orejas con solvencia.

Y Miguel Aguilar, hermano del tristemente desaparecido Mario, quien desde el año pasado dio muestras de solidez profesional, cuando alcanzó triunfos y reconocimientos importantes en España, y ha sido, además, uno de los dos únicos aspirantes a matadores de toros que ha cortado apéndice en el todavía joven periplo denominado “Soñadores de Gloria”, en la Plaza México.

Cartel redondo, casi inmejorable, que atraerá la atención de quienes ven en la Tauromaquia mucho más que un simple pasatiempo de día festivo. Un cartel de mexicanos que, como digo, es más interesante que cualquier otro de los que, hoy por hoy, puedan estructurarse con toreros nacionales.

No son, sin embargo, estos tres novilleros los únicos que causan expectación entre los más entendidos. Habría que agregar a Isaac Fonseca, triunfador de casi todas las plazas en las que se ha presentado esta temporada en España y ganador del certamen “Camino a las Ventas” del año pasado. Un michoacano que ha asumido su tarea con enorme sacrificio, seriedad y humildad, y que también tendrá que sumar muchas fechas en nuestro país, aunque no sea de la mano del cartel que se paladeará a inicios de octubre en Juriquilla.

Otros nombres resultan igualmente interesantes en la baraja novilleril mexicana. Algunos con participación europea y otros con recorrido meramente nacional, pero con un talento que avizora, si los toros y el cruel medio lo permiten, un futuro también promisorio.

El futuro ha llegado, contundente, para el bien de la Fiesta en México. Esperemos tan solo que no haya alguien dispuesto a estropearlo.

El futuro parece haber llegado, contundente, al mundo del toreo en nuestro país. Ha llegado de pronto, sin que muchos lo imagináramos, de la mano de sangre nueva y buena cantidad de ilusiones.

El cartel novilleril anunciado para el próximo 5 de octubre en Juriquilla, y que luego se repetirá en Guadalajara y seguramente en otras plazas del país, es lo más interesante que se puede ofrecer actualmente, incluyendo a las corridas de toros, pues se trata de tres jóvenes novilleros, triunfadores indiscutibles en España, que resultan un suculento atractivo para los aficionados de cepa.

Diego San Román, el hijo de Oscar y ex corredor de motocicletas, se volvió una sensación que cayó con el pie derecho en las dos pasadas temporadas españolas, y que ha sido arropado, como pocas veces, por la prensa especializada. Poseedor de una valentía a toda prueba, la que utiliza como arma principal de sus postulados profesionales, ha enfrentado a reses de variados encastes y ha triunfado rotundamente en diversas plazas, incluyendo la obtención de distinciones como la del “Alfarero de Oro”.

Héctor Gutiérrez ha estado haciendo campañas aquí y allá, con resultados por demás interesantes. Ha toreado en España, como San Román, en infinidad de festejos y con los novilleros punteros españoles, alcanzando un estatus envidiable y cortando orejas con solvencia.

Y Miguel Aguilar, hermano del tristemente desaparecido Mario, quien desde el año pasado dio muestras de solidez profesional, cuando alcanzó triunfos y reconocimientos importantes en España, y ha sido, además, uno de los dos únicos aspirantes a matadores de toros que ha cortado apéndice en el todavía joven periplo denominado “Soñadores de Gloria”, en la Plaza México.

Cartel redondo, casi inmejorable, que atraerá la atención de quienes ven en la Tauromaquia mucho más que un simple pasatiempo de día festivo. Un cartel de mexicanos que, como digo, es más interesante que cualquier otro de los que, hoy por hoy, puedan estructurarse con toreros nacionales.

No son, sin embargo, estos tres novilleros los únicos que causan expectación entre los más entendidos. Habría que agregar a Isaac Fonseca, triunfador de casi todas las plazas en las que se ha presentado esta temporada en España y ganador del certamen “Camino a las Ventas” del año pasado. Un michoacano que ha asumido su tarea con enorme sacrificio, seriedad y humildad, y que también tendrá que sumar muchas fechas en nuestro país, aunque no sea de la mano del cartel que se paladeará a inicios de octubre en Juriquilla.

Otros nombres resultan igualmente interesantes en la baraja novilleril mexicana. Algunos con participación europea y otros con recorrido meramente nacional, pero con un talento que avizora, si los toros y el cruel medio lo permiten, un futuro también promisorio.

El futuro ha llegado, contundente, para el bien de la Fiesta en México. Esperemos tan solo que no haya alguien dispuesto a estropearlo.