Dormir por la noche y estar despierto durante el día es uno de nuestros ritmos circadianos, aunque hay muchos más. “Los ritmos circadianos son ciclos biológicos que tienen una duración cercana a las 24 horas del día. El reloj biológico sincroniza estos con el medio externo”, explica María José Collado Mateo, doctora en psicología y codirectora del centro Cuarto de Contadores.
La experta aclara que nuestros días están estructurados por la interacción de los ciclos circadianos solar, biológico y social. “El solar es la consecuencia de la rotación terrestre, que da lugar a los periodos de luz y oscuridad. El social marca el tiempo de trabajo y descanso, los hábitos de alimentación y los de socialización, entre otros. Por último, los ciclos biológicos diarios son producto del reloj circadiano interno, que han desarrollado desde los organismos unicelulares a los más complejos y que se adapta a la periodicidad de la rotación terrestre y a las oscilaciones relacionadas con el medio”, detalla.
Asimismo, los especialistas del Instituto del Sueño expresan que este reloj biológico es un centro neuronal situado en el hipotálamo cerebral entre cuyas funciones está dar la señal al resto de las estructuras del cerebro para iniciar y finalizar el sueño.
“El reloj biológico envía una señal a la glándula pineal, situada junto al cerebro, para que inicie la producción de melatonina, que es la hormona que coordina la adaptación de las restantes funciones del organismo para comenzar el periodo de sueño”, manifiestan. Por eso, es el reloj biológico el que establece a qué hora se es más o menos propenso a dormir.
MATUTINOS Y VESPERTINOS
De este modo, existen personas matutinas y vespertinas. “Las matutinas, cuando pueden elegir a qué hora levantarse, lo hacen temprano y están alerta y despejadas. De hecho, están más alerta por la mañana que por la tarde. Además, les cuesta mantenerse despiertas hasta tarde por la noche, se acuestan temprano y se quedan rápidamente dormidas”, señala la doctora Collado. A estas personas se las conoce coloquialmente como alondras.
En cambio, las personas vespertinas “se levantan tarde por la mañana, si pueden elegir, y tienden a irse a dormir tarde por la noche. Se sienten cansadas y somnolientas a la hora de levantarse y su rendimiento es mejor por la tarde”, relata. Así, las personas vespertinas suelen recibir el nombre de búhos.