Se describe como una persona tímida en la vida diaria pero cuando se trata del arte escénico, Ramiro Alejandro Salcido Adán se muestra como alguien seguro y empoderado sin temor a nada; su pasión inició a los 12 años de edad gracias a su madre, quien lo inscribió a clases de folclor mexicano en una casa de cultura del estado, tuvo la oportunidad de viajar y enamorarse de otras disciplinas como el ballet, jazz, tap y actualmente también Broadway jazz, así como la música y el teatro, estudió en el CEDART donde practicó de cerca las bellas artes.
Ha estado cerca de excelentes maestro que le han dejado grandes enseñanzas en el mundo de la danza, se considera un bailarín de espectáculo, “siento que el escenario me llena de fuerza, de seguridad y poder, aunque también disfruto mucho bailar en la intimidad de mi cuarto”, compartió. Para Ramiro, la danza profesional y el arte escénico es toda una forma de vida, tiene que estar en constante entrenamiento, clases, ensayos, funciones, entrevistas, giras, finalmente, es una disciplina.
Lo que más llena de orgullo al joven es ser inspiración para otros, así como haber salido de la ciudad para seguir trabajando en lo que más le apasiona, hasta llegar a ser parte de un espectáculo en Las Vegas, convirtiéndose así en el primer queretano en pisar ese escenario a pesar de las situaciones difíciles a las que se ha enfrentado como la discriminación por complexión, estatura o color de piel.
Considera y lamenta que el mundo de la danza no ocupa el lugar que merece; “el arte es para todos, y lo necesitamos en nuestras vidas, así como hacer ejercicio, comer saludable, activar nuestra espiritualidad o cuidar de nuestra salud mental, pero son cosas que nunca se nos han inculcado y tampoco lo cuestionamos”, finalizó.