/ viernes 6 de abril de 2018

Cervantes, por Cervantes

La fundadora de Barroco recuerda que el maestro se lo dictaba, “eso nos habla de su gran dominio del lenguaje y su claridad de lo que quería expresar”, resalta la periodista. A manera de homenaje se retoma ese texto íntegro

Si como dice el dicho se es un genio y figura hasta la sepultura, con don Miguel de Cervantes Saavedra pasa algo semejante. No hay como el momento de su memoria o de su obra en la que el genio humanista no haga presencia completa. Ludowick Ustrek se ocupó recientemente (hará aproximadamente 20 años) de ex libris de Cervantes que decía post umbra spero lucem, lo cual es una prueba de que esa época de terrible niebla que vivió Cervantes la recorrió con la esperanza de la apertura y la recuperación de los valores humanos.

Por mala costumbre tienen muchos críticos que comparar a Shakespeare con Cervantes. Sólo que olvidan una de las más lamentables manchas que tuvo el cisne de Avon, su fascismo. El mercader de Venecia es una obra que debería salir totalmente de la circulación ya que el villano es un judío llamado Shylok que pretende cobrarse de una deuda con un pedazo de carne del héroe. Como de Cervantes sabemos a ciencia cierta casi todo, de Shakespeare no sabemos si quiera si existió como autor de muchas obras. Quien sabe a quién se la atribuya El mercader de Venecia.

Pero Cervantes es muy superior a Shakespeare, no sólo por esto, si no que también en cuanto a la mayor variedad de géneros que compuso. Cervantes es novelista fundamentalmente, poeta lírico de calidad, según observa Luis Cernuda, dramaturgo magnífico. En cambio Shakespeare no es novelista. En defensa del propio Shakespeare no envenenado por la persecución no haría falta mencionar que los sonetos son una delicadeza, profundidad y elegancia inigualable.

Toda la obra de Cervantes diríamos que es, desde el punto de vista una gentileza de él hacia sus lectores. Sin embargo, entre las muchas de sus abundantes grandezas está la dimensión moderna en la construcción del precursor del Quijote. Como Shakespeare, en Hamlet, que incluye una obra de teatro dentro de otra, Cervantes injertó en cada una de las dos partes del Quijote otra novela, El curioso Impertinente, en la primera parte, y en la segunda El cautivo de Argel, donde relata sus experiencias como prisionero.

Bueno es haber tocado esta segunda novela ya que también hace poco apareció una corriente que quería considerar a Cervantes homosexual sobre la base de que el jeque moro del que era prisionero lo protegió mucho en su época. Se dice que le gustaban los cristianos y los seducía. La verdad es que si Cervantes hubiera sido efebo de este hombre, eso no reduciría la hondura de su labor y la nobleza de su escritura. Notoriamente que este argumento, que se utiliza en afán de prestigio de algunos estudiosos, nos hace pensar que no son muy nobles los fines de estos investigadores.

Cervantes sufrió la prisión en dos ocasiones según se sabe. La supuesta malversación de fondos para la Armada Invencible y otra cuando fue capturado por los piratas moros. El genio de la lengua aprovechó ambas circunstancias negativas para elaborar su inmortal sátira.

El cervantismo tiene cara de problemas mayores para encontrar asuntos originales y dignos de esta materia. Sin embargo, habrá que reconocer que esto obedece a los excelentes y admirables estudios, por ejemplo de don Américo Castro, cuyo “Pensamiento de Cervantes” es de gran utilidad y belleza, y ya se adivinaba desde el conjunto de “Hacia Cervantes”. No vale la pena tomar en cuenta el divertidísimo y sensato artículo de Jorge Luis Borges “El lenguaje de los argentinos”.

Pero si Borges burló la solemnidad de don Américo, también le tomó el pelo a muchos estirados cervantistas, un antiquijotismo y antiespañolismo que por lo regular se le salía la cola. En sus textos clásicos ya, sobre don Alonso Quijano uno alcanza a sentir los irónico y estético de las locas aventuras, así como sus desventuras y torpezas.

Este demonio de Sancho Panza, como lo considera Kafka, tiene la gracia de ser motivo de ejemplaridad en la burla de los altos personajes de fortuna y centros de la corte. Curiosamente también llega a ocuparse de asuntos que pudiéramos consolidar que tocan la ciencia ficción. La variedad de aventuras y su ubicación por demás futura le dan al Quijote una perennidad que no se dan en otras circunstancias novelísticas.

Lo raro y si no raro variado, saca agua de la piedra como en la investigación de dichos populares que hace el “quijote” de Avellaneda, ya que el propio Sancho Panza recurre a los dichos populares a la menor provocación. Pero, al enriquecer el idioma con estos dichos, Avellaneda, cuya personalidad parece hoy ya dilucidada entre los enemigos de don Miguel, que, como todo genio, los tiene grandes además de los seguidores y admiradores.

El Quijote resulta grande, no sólo por esa belleza grotesca de las luchas aparentemente inútiles que don Alonso realiza hasta su muerte, si no también como inspirador de obras de continua lucidez y superación espiritual. Todavía hoy figuras como don Leopoldo Lugones, el poeta modernista argentino, nos traen una sana renovación de las milagrosas aguas donde el Quijote se bañó. Cierto es que las dificultades que presenta la lectura del Quijote, con aspectos novedosos, representan el amor que causas como las del Ingenioso Hidalgo siguen mereciéndonos interés y estímulo.

De ninguna manera el Quijote devora a sus hermanos del Siglo de Oro, y más bien parecería que mucha de su creación se continúe o se herede de él mismo entre las novelas ejemplares y éste, la imagen cruel y humorística que el Quijote crea se refleja luminosamente. Si deseáramos probar este acierto bastaría leer indistintamente desde El coloquio de los perros hasta algunas observaciones en el clásico de todos los tiempos. De igual manera, novelas que se acostumbra malbaratar como Los trabajos de Persiles y Segismuda recupera formas de retórica que difícilmente se pueden recrear con tanta claridad como lo hace Cervantes. Y aun poemas como El viaje al Parnaso, nos permiten parodiar obras pretendidamente de primer orden y ubicarlas en su lugar más adecuado.

Es bueno recordar lo que pudiéramos llamar capacidad futura de la obra de Cervantes en algunos géneros de novelas contemporáneas y de futurismo científico. Recuerdo que como Solaris en el cine fue un recurso si se quiere tramposo, porque no se enfrenta la indignidad soviética los sensores ocultaron esta fuerte crítica, entre otras cosas, escudándose en el Quijote. Parecería un recurso fácil de la ya extinta Unión Soviética pero, si tal cosa sucedió, dio origen a otra película hermosa lo cual sacó a flote no sólo el talento sino los recursos del gran Andrei Tarkovsky.

Si el Quijote, desde su aparición, abrió camino, tocó las lindes de lo ideal versus lo pragmático, parece ser que sigue haciéndolo en parcelas más disimulables pero no por ello menos importantes. Hemos tocado las que nos afectan más de cerca si bien que no las últimas. Cervantes, en ocasión del 400 aniversario de la publicación del Quijote, continúa siendo uno de los más admirables monumentos de la humanidad y una herencia invaluable ¿Qué sería de nosotros sin tal pieza mayor?

PUBLICACIONES DE FRANCISCO CERVANTES

Los barones señalados (1972)

La materia del tributo (1972)

Esta sustancia amarga (1973)

Cantado para nadie (1982)

Aluga en la Maralta (1985)

Heridas que se alternan (1985)

Los huesos peregrinos (1986)

El canto en el abismo (1987)

El libro de Nicole (1992)

Regimiento de tinieblas (1994)

La obra soñada (1995)

Si como dice el dicho se es un genio y figura hasta la sepultura, con don Miguel de Cervantes Saavedra pasa algo semejante. No hay como el momento de su memoria o de su obra en la que el genio humanista no haga presencia completa. Ludowick Ustrek se ocupó recientemente (hará aproximadamente 20 años) de ex libris de Cervantes que decía post umbra spero lucem, lo cual es una prueba de que esa época de terrible niebla que vivió Cervantes la recorrió con la esperanza de la apertura y la recuperación de los valores humanos.

Por mala costumbre tienen muchos críticos que comparar a Shakespeare con Cervantes. Sólo que olvidan una de las más lamentables manchas que tuvo el cisne de Avon, su fascismo. El mercader de Venecia es una obra que debería salir totalmente de la circulación ya que el villano es un judío llamado Shylok que pretende cobrarse de una deuda con un pedazo de carne del héroe. Como de Cervantes sabemos a ciencia cierta casi todo, de Shakespeare no sabemos si quiera si existió como autor de muchas obras. Quien sabe a quién se la atribuya El mercader de Venecia.

Pero Cervantes es muy superior a Shakespeare, no sólo por esto, si no que también en cuanto a la mayor variedad de géneros que compuso. Cervantes es novelista fundamentalmente, poeta lírico de calidad, según observa Luis Cernuda, dramaturgo magnífico. En cambio Shakespeare no es novelista. En defensa del propio Shakespeare no envenenado por la persecución no haría falta mencionar que los sonetos son una delicadeza, profundidad y elegancia inigualable.

Toda la obra de Cervantes diríamos que es, desde el punto de vista una gentileza de él hacia sus lectores. Sin embargo, entre las muchas de sus abundantes grandezas está la dimensión moderna en la construcción del precursor del Quijote. Como Shakespeare, en Hamlet, que incluye una obra de teatro dentro de otra, Cervantes injertó en cada una de las dos partes del Quijote otra novela, El curioso Impertinente, en la primera parte, y en la segunda El cautivo de Argel, donde relata sus experiencias como prisionero.

Bueno es haber tocado esta segunda novela ya que también hace poco apareció una corriente que quería considerar a Cervantes homosexual sobre la base de que el jeque moro del que era prisionero lo protegió mucho en su época. Se dice que le gustaban los cristianos y los seducía. La verdad es que si Cervantes hubiera sido efebo de este hombre, eso no reduciría la hondura de su labor y la nobleza de su escritura. Notoriamente que este argumento, que se utiliza en afán de prestigio de algunos estudiosos, nos hace pensar que no son muy nobles los fines de estos investigadores.

Cervantes sufrió la prisión en dos ocasiones según se sabe. La supuesta malversación de fondos para la Armada Invencible y otra cuando fue capturado por los piratas moros. El genio de la lengua aprovechó ambas circunstancias negativas para elaborar su inmortal sátira.

El cervantismo tiene cara de problemas mayores para encontrar asuntos originales y dignos de esta materia. Sin embargo, habrá que reconocer que esto obedece a los excelentes y admirables estudios, por ejemplo de don Américo Castro, cuyo “Pensamiento de Cervantes” es de gran utilidad y belleza, y ya se adivinaba desde el conjunto de “Hacia Cervantes”. No vale la pena tomar en cuenta el divertidísimo y sensato artículo de Jorge Luis Borges “El lenguaje de los argentinos”.

Pero si Borges burló la solemnidad de don Américo, también le tomó el pelo a muchos estirados cervantistas, un antiquijotismo y antiespañolismo que por lo regular se le salía la cola. En sus textos clásicos ya, sobre don Alonso Quijano uno alcanza a sentir los irónico y estético de las locas aventuras, así como sus desventuras y torpezas.

Este demonio de Sancho Panza, como lo considera Kafka, tiene la gracia de ser motivo de ejemplaridad en la burla de los altos personajes de fortuna y centros de la corte. Curiosamente también llega a ocuparse de asuntos que pudiéramos consolidar que tocan la ciencia ficción. La variedad de aventuras y su ubicación por demás futura le dan al Quijote una perennidad que no se dan en otras circunstancias novelísticas.

Lo raro y si no raro variado, saca agua de la piedra como en la investigación de dichos populares que hace el “quijote” de Avellaneda, ya que el propio Sancho Panza recurre a los dichos populares a la menor provocación. Pero, al enriquecer el idioma con estos dichos, Avellaneda, cuya personalidad parece hoy ya dilucidada entre los enemigos de don Miguel, que, como todo genio, los tiene grandes además de los seguidores y admiradores.

El Quijote resulta grande, no sólo por esa belleza grotesca de las luchas aparentemente inútiles que don Alonso realiza hasta su muerte, si no también como inspirador de obras de continua lucidez y superación espiritual. Todavía hoy figuras como don Leopoldo Lugones, el poeta modernista argentino, nos traen una sana renovación de las milagrosas aguas donde el Quijote se bañó. Cierto es que las dificultades que presenta la lectura del Quijote, con aspectos novedosos, representan el amor que causas como las del Ingenioso Hidalgo siguen mereciéndonos interés y estímulo.

De ninguna manera el Quijote devora a sus hermanos del Siglo de Oro, y más bien parecería que mucha de su creación se continúe o se herede de él mismo entre las novelas ejemplares y éste, la imagen cruel y humorística que el Quijote crea se refleja luminosamente. Si deseáramos probar este acierto bastaría leer indistintamente desde El coloquio de los perros hasta algunas observaciones en el clásico de todos los tiempos. De igual manera, novelas que se acostumbra malbaratar como Los trabajos de Persiles y Segismuda recupera formas de retórica que difícilmente se pueden recrear con tanta claridad como lo hace Cervantes. Y aun poemas como El viaje al Parnaso, nos permiten parodiar obras pretendidamente de primer orden y ubicarlas en su lugar más adecuado.

Es bueno recordar lo que pudiéramos llamar capacidad futura de la obra de Cervantes en algunos géneros de novelas contemporáneas y de futurismo científico. Recuerdo que como Solaris en el cine fue un recurso si se quiere tramposo, porque no se enfrenta la indignidad soviética los sensores ocultaron esta fuerte crítica, entre otras cosas, escudándose en el Quijote. Parecería un recurso fácil de la ya extinta Unión Soviética pero, si tal cosa sucedió, dio origen a otra película hermosa lo cual sacó a flote no sólo el talento sino los recursos del gran Andrei Tarkovsky.

Si el Quijote, desde su aparición, abrió camino, tocó las lindes de lo ideal versus lo pragmático, parece ser que sigue haciéndolo en parcelas más disimulables pero no por ello menos importantes. Hemos tocado las que nos afectan más de cerca si bien que no las últimas. Cervantes, en ocasión del 400 aniversario de la publicación del Quijote, continúa siendo uno de los más admirables monumentos de la humanidad y una herencia invaluable ¿Qué sería de nosotros sin tal pieza mayor?

PUBLICACIONES DE FRANCISCO CERVANTES

Los barones señalados (1972)

La materia del tributo (1972)

Esta sustancia amarga (1973)

Cantado para nadie (1982)

Aluga en la Maralta (1985)

Heridas que se alternan (1985)

Los huesos peregrinos (1986)

El canto en el abismo (1987)

El libro de Nicole (1992)

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