Querétaro tiene 492 años de historia y mientras que la ciudad contemporánea que conocemos tiene sus propias anécdotas, chistes locales y ocurrencias; no obstante, el Querétaro del Ayer tampoco se encuentra tan alejado de lo que fue.
Edgardo Moreno Pérez, promotor y divulgador cultural, presentó hace unas semanas en el Centro Cultural La Casa del Faldón una conferencia titulada Historia de la Casa del Faldón. Esta charla surgió de otros talleres que se han realizado al interior del espacio cultural.
Su objetivo era iniciar un diálogo sobre los recintos, calles y edificios que visitamos de forma cotidiana, y de los cuales, tal vez por la prisa del día a día, casi nunca nos detenemos a reflexionar sobre el pasado de estos lugares.
Apoyado de la información de su libro, Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro, el historiador nos aventuró por un viaje al pasado, por un incidente que daría nombre al ahora centro cultural.
Don Fadrique de Cázarez, regidor español, fue el responsable de haber edificado el recinto luego de haber sido desterrado de Querétaro. ¿Por qué fue desterrado?, se preguntarán. El motivo de su exilio en La otra banda (término utilizado en diferentes partes de México para designar las zonas divididas por un río, en nuestra ciudad comprende lo que ahora conocemos como el barrio del Tepetate y las zonas aledañas de San Sebastián) derivó de un desaire que le hizo a Pablo de Tapia, alcalde de la república de los indios, durante una ceremonia protocolaria de Corpus Christi.
La ceremonia de Corpus Christi era un acontecimiento solemne y de alta distinción para todo aquel que participaba en él, por ello portaban unos bastones del palio con lo que cubría el cuerpo de Cristo. Dentro del desfile se encontraban los dos personajes, Pablo de Tapia y Don Fadrique de Cázarez, y justo cuando estaban a punto de tomar sus bastones, Don Fadrique le arrebata el bastón que le correspondía a Pablo de Tapia.
Esto molestaría al alcalde indio; sin embargo, Pablo de Tapia optó por continuar la ceremonia sin hacer mayor escándalo, ante todo se encontraban en un evento de alta solemnidad. Siguiendo la ceremonia, Don Fadrique de Cázarez se “calentó” porque según sus ojos, Pablo de Tapia estaba ocupando un lugar que no le pertenecía, y que él tenía un rango mayor.
De acuerdo con Edgardo Moreno, Don Fadrique de Cázarez no se encontraba del todo cómodo con la forma en la que se llevaban las jerarquías en Querétaro. “Para el regidor español le resultaba una grosería el que, una persona que él consideraba como inferior, se pusiera enfrente de él. Así que en su lógica, él estaba actuando correspondiente a su sistema de creencias”, señaló el historiador.
Una vez que Pablo de Tapia se encontraba frente Don Fadrique, éste jaloneó el faldón de la casaca que el alcalde portaba. Su coraje era tal, que el faldón fue destrozado en el acto. Mientras él pensaba que había hecho justicia por sus propias manos, la sociedad queretana estaba anonadada.
¡Un regidor español había causado una barbarie en pleno acto solemne! ¡Qué escándalo! ‘¿Dónde quedaron las buenas costumbres?’, se preguntaban los testigos de tal osadía. En su momento, el evento fue controlado por las autoridades eclesiásticas; sin embargo, por la falta de Don Fadrique, se llevaría un juicio ante los tribunales.
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Don Pablo de Tapia presentaría acciones legales en contra del español ante los tribunales por el agravio a su persona. Tras varios meses, los tribunales cedieron a favor de Pablo de Tapia y decretaron que Don Fadrique tendría que ser exiliado de la muy noble ciudad de Querétaro, pagar la casaca rota y desembolsar el dinero para pagar los costos derivados del juicio.
Don Fadrique se encontraba sumamente indignado. Exiliado, se ubicó en La otra banda y fundaría el, ahora, Centro Cultural La Casa del Faldón. Por el incidente, la casona sería apodada faldón, haciendo referencia al incidente bochornoso. ¿Quién diría que antes no tenían sentido del humor?
