El Árbol de la Amistad es un símbolo de fraternidad, desde su nacimiento en 1923 cuando los frailes franciscanos lo plantaron, comenzó una gran historia, que ni el árbol, ni sus plantadores se imaginaban… ese pequeñito ejemplar sería el estandarte amistoso de quienes viven y visitan Querétaro.
En ese huerto franciscano creció y vio como posteriormente se convirtió en el “Jardín de la Corregidora”, su fiel morada; pero fue en 1977 cuando el gobierno de aquel entonces y el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro, lo rescataron, pues poco se le cuidaba y tal vez su tiempo de vida estaba a punto de terminar, pues ya lucía viejo y cansado. Es entonces que se le da una segunda oportunidad para vivir y cuando toma “su segundo aire”, es que comienza a vivir y sus fuertes raíces y frondosas ramas, toman un sentido: la amistad y el calor fraterno que los queretanos brindan a las millones de familias que llegan a radicar a la capital buscando mejores oportunidades de vida, abriendo sus ramas en señal de cordialidad, dando cobijo en lo que será su nuevo hogar; a los visitantes, les da la cordial bienvenida deseando que su estancia sea placentera y disfruten cada lugar que hay para admirar en el emblemático Centro Histórico y todos los atractivos de la ciudad.
En este mismo año 1977, se comenzó a adornar el árbol con motivos navideños para dar paso a otra tradición, las fiestas decembrinas, celebración muy arraigada entre los queretanos, colocando una placa, la cual decía “El pueblo de Querétaro brinda su amistad a todos sus hermanos; tú que la estás recibiendo comunícala”.
Hoy la frase cambio y se lee:
“Visitante: Querétaro es el cruce de todos los caminos de la Patria y centro de gravedad de la historia Nacional. Los queretanos te recibimos bajo el símbolo de este árbol… que representa la hospitalidad, el afecto y la amistad de nuestro pueblo. 2 de diciembre de 1977”.
Este árbol es de todos los queretanos, símbolo de amistad entre los originarios y sus visitantes, que arropa y da la bienvenida como un viejo amigo que desea que encuentres en su casa amor, comprensión y un bello lugar para vivir o vacacionar.
Muchas felicidades a nuestro amigo, al que día a día vemos en su vieja morada, El Jardín de la Corregidora, que nos saluda con alegría con un movimiento de sus ramas y con el agradable aroma a bosque que desprende cuando buscamos su sombra bajo la banquita colocada en sus raíces.