/ martes 30 de julio de 2019

Fiesta de la fe en Santiago Mexquititlán, Amealco

La fe católica y el otomí forman una fiesta llena de color y sincretismo en honor al Apóstol Santiago, y para celebrar a su santo patrono, entonan cantos, rezos y rituales indígenas, mientras la lluvia y la neblina abrazan al pequeño templo

Desde muy temprana hora se comienza a ver movimiento en las localidades aledañas a Santiago Mexquititlán, una de las comunidades indígenas más importantes del estado, ubicada en el municipio de Amealco de Bonfil, donde los preparativos y procesiones que llegan al templo, marcan el inicio de las celebraciones del santo patrono de la comunidad: Santiago Apóstol.

Mujeres con trajes otomíes, típicos de la región, se ven desfilar por los caminos que llevan a esta comunidad indígena, una de las más grandes e importantes de Querétaro.

La procesión comienza con danzas, rezos y cantos en hñahñu, que va encabezada por los mayordomos encargados de celebrar al santo patrono, para luego llegar al templo y agradecer por las bendiciones recibidas durante el año.

Foto: Fernando Trejo

Las mujeres lucen ataviadas con sus trajes de gala, y caminan cargando cirios pascuales adornados con listones multicolores; mientras que los hombres llevan imágenes religiosas, principalmente de Santiago Apóstol.

Al llegar al templo se congregan en el atrio para escuchar misa y después entrar con las imágenes, bastones y palanganas, mismas que están conformadas con flores, que representan a la mujer, la pureza y la ternura; van acompañadas con cirios que dan luz a través del fuego y son entregadas pidiendo permiso a los cuatro elementos, como símbolo de gratitud hacia el santo patrono.

Las palanganas ya fueron entregadas en el altar tras acomodar todas las imágenes en la iglesia, justo después de que los fieles pusieron la escultura más grande de Santiago apóstol en el altar principal del pequeño santuario.

Dentro del templo y de una manera más detallada, pueden observarse imágenes que datan de finales del siglo XIX y que son movidas con extremo cuidado para no ser dañadas; las imágenes y retablos que adornan la iglesia son paseados por la comunidad, que además son vestidos con la ropa y bordados típicos de la zona.

Foto: Yolanda Longino

El orgullo indígena

El templo del Apóstol Santiago no es ostentoso, al contrario, es una pequeña y humilde construcción que refleja el pasar del tiempo, con paredes que se van consumiendo en la humedad y el hollín que han marcados las veladoras prendidas.

El sincretismo, la fe y una mezcla entre colores y olores, sin duda hacen de esta fiesta patronal una de las más bellas del estado, reflejando el misticismo que envuelven a las comunidades indígenas, y el paso de los años, únicamente ha hecho que esta tradición se vaya transmitiendo a los más jóvenes de la comunidad, para que se enorgullezcan de sus raíces.

Siendo la prueba del sincretismo religioso del templo dedicado al Apóstol Santiago, las imágenes y retablos que manifiestan evidentes rasgos indígenas, así como los colores, mosaicos y rituales al interior de la iglesia.

Foto: Yolanda Longino

Además, esta festividad patronal ha logrado que los más jóvenes de la comunidad tengan un sentido de pertenencia y orgullo por sus raíces indígenas, por lo que es más común ver a niñas, de entre los tres y los 16 años, ataviadas con sus trajes típicos, al igual que lo hacen sus abuelas.

Algunas de estas jovencitas otomíes logran rescatar su cultura, a través de la palabra viva de sus matriarcas, buscando y aprendiendo la manera en la que se vestían, peinaban y comportaban sus antepasadas.

Sin embargo, para las festividades importantes, únicamente se han rescatado algunas danzas que realizan las mujeres, y aunque no saben cuál es motivo de la misma o qué es lo que representa, están conscientes de que este baile se realizaba en momentos importantes de la comunidad y de la familia.

Por otra parte, la devoción del pueblo indígena muestra claramente el contraste de las tareas desarrolladas por hombres y mujeres, las cuales se encuentran bien establecidas, y donde cada una de las personas encargadas de mantener el templo es pieza importante para conservarlo en las mejores condiciones.

Foto: Yolanda Longino

Tradición y celebración

- Cerca de 400 personas participan en la procesión que cada año cambia su salida, ya que depende del lugar donde viven los nuevos mayordomos.

- Los trabajos semanales que se realizan en el templo comienzan desde las cinco de la mañana para limpiar y adornar la iglesia para la misa dominical.

- Uno de los principales platillos que se realizan en las casas de los habitantes de Santiago Mexquititlán son hongos silvestres, que es considerado un manjar de temporada.

- Para la celebración de Santiago Apóstol los mayordomos salientes y entrantes comienzan los preparativos con una semana de anticipación.

- Para la festividad se tienen invitados encargados de realizar y servir la comida de los invitados asistentes.

- Durante la misa del 25 de julio se realizan las primeras comuniones de la comunidad.

Foto: Yolanda Longino


Danzas y cantos para los Santos

Desde el día 24 de julio comienzan los festejos previos a la celebración magna en Santiago Mexquititlán, donde se hace el cambio de cargueros, quienes serán las personas encargadas de mantener y cuidar el templo durante un año, por lo que se realizan distintas actividades religiosas dentro y fuera de las inmediaciones de la iglesia.

Hombres y mujeres realizan una procesión para llevar las imágenes adornadas con distintos objetos que van desde comida hasta matas de maíz, flores, velas, globos y prendas típicas, con lo cual demuestran su gratitud a los santos.

Las mujeres, principalmente, son las que visten su traje típico, resaltando entre la multitud por sus sombreros con listones multicolor creando caleidoscopios mientras la procesión avanza hacia el templo.

A lo largo de esta procesión, convergen cantos y rezos, algunos en hñahñu otros en español, lo cual genera un clima y sensación de misticismo y arraigo a la fe católica, mezclada con su orgullo indígena.

Foto: Yolanda Longino

Las imágenes son sacadas de sus nichos y los retablos desmontados de las paredes para ser paseados y venerados en las calles de Santiago Mexquititlán, bajo las miradas de amor y alegría de los lugareños, mientras que el asombro salta por parte de los pocos visitantes que llegan a la festividad del santo patrono.

Entre la procesión se escucha también el sonido de los tambores, las flautas y los violines que van al centro, acompañando las imágenes, que principalmente son cargadas por los hombres, y frente a ellos llevan los estandarte que los representan, protegidos con los toritos, que más tarde serán quemados.

Foto: Yolanda Longino

Los rituales de agradecimiento al Apóstol Santiago son diversos, e incluyen también la danza tradicional de las mujeres, que buscan rescatar, hasta las bendiciones y encendido de velas dentro del templo con el permiso de los cuatro elementos.

Casi de forma sincronizada y al ritmo de un tambor y un violín, la danza que realizan las mujeres está dividida, ya que las adultas no pueden bailar con las jóvenes y niñas, por lo que cada grupo toma un lugar en especial dentro de la iglesia para dar paso a su danza.

Dentro del templo existe un oratorio, donde justo en medio de la construcción se erige una Santa Cruz, se trata de un lugar en el que entran para prender sus veladoras, con la que los fieles agradecen y piden favores a los santos.

Foto: Yolanda Longino

Desde muy temprana hora se comienza a ver movimiento en las localidades aledañas a Santiago Mexquititlán, una de las comunidades indígenas más importantes del estado, ubicada en el municipio de Amealco de Bonfil, donde los preparativos y procesiones que llegan al templo, marcan el inicio de las celebraciones del santo patrono de la comunidad: Santiago Apóstol.

Mujeres con trajes otomíes, típicos de la región, se ven desfilar por los caminos que llevan a esta comunidad indígena, una de las más grandes e importantes de Querétaro.

La procesión comienza con danzas, rezos y cantos en hñahñu, que va encabezada por los mayordomos encargados de celebrar al santo patrono, para luego llegar al templo y agradecer por las bendiciones recibidas durante el año.

Foto: Fernando Trejo

Las mujeres lucen ataviadas con sus trajes de gala, y caminan cargando cirios pascuales adornados con listones multicolores; mientras que los hombres llevan imágenes religiosas, principalmente de Santiago Apóstol.

Al llegar al templo se congregan en el atrio para escuchar misa y después entrar con las imágenes, bastones y palanganas, mismas que están conformadas con flores, que representan a la mujer, la pureza y la ternura; van acompañadas con cirios que dan luz a través del fuego y son entregadas pidiendo permiso a los cuatro elementos, como símbolo de gratitud hacia el santo patrono.

Las palanganas ya fueron entregadas en el altar tras acomodar todas las imágenes en la iglesia, justo después de que los fieles pusieron la escultura más grande de Santiago apóstol en el altar principal del pequeño santuario.

Dentro del templo y de una manera más detallada, pueden observarse imágenes que datan de finales del siglo XIX y que son movidas con extremo cuidado para no ser dañadas; las imágenes y retablos que adornan la iglesia son paseados por la comunidad, que además son vestidos con la ropa y bordados típicos de la zona.

Foto: Yolanda Longino

El orgullo indígena

El templo del Apóstol Santiago no es ostentoso, al contrario, es una pequeña y humilde construcción que refleja el pasar del tiempo, con paredes que se van consumiendo en la humedad y el hollín que han marcados las veladoras prendidas.

El sincretismo, la fe y una mezcla entre colores y olores, sin duda hacen de esta fiesta patronal una de las más bellas del estado, reflejando el misticismo que envuelven a las comunidades indígenas, y el paso de los años, únicamente ha hecho que esta tradición se vaya transmitiendo a los más jóvenes de la comunidad, para que se enorgullezcan de sus raíces.

Siendo la prueba del sincretismo religioso del templo dedicado al Apóstol Santiago, las imágenes y retablos que manifiestan evidentes rasgos indígenas, así como los colores, mosaicos y rituales al interior de la iglesia.

Foto: Yolanda Longino

Además, esta festividad patronal ha logrado que los más jóvenes de la comunidad tengan un sentido de pertenencia y orgullo por sus raíces indígenas, por lo que es más común ver a niñas, de entre los tres y los 16 años, ataviadas con sus trajes típicos, al igual que lo hacen sus abuelas.

Algunas de estas jovencitas otomíes logran rescatar su cultura, a través de la palabra viva de sus matriarcas, buscando y aprendiendo la manera en la que se vestían, peinaban y comportaban sus antepasadas.

Sin embargo, para las festividades importantes, únicamente se han rescatado algunas danzas que realizan las mujeres, y aunque no saben cuál es motivo de la misma o qué es lo que representa, están conscientes de que este baile se realizaba en momentos importantes de la comunidad y de la familia.

Por otra parte, la devoción del pueblo indígena muestra claramente el contraste de las tareas desarrolladas por hombres y mujeres, las cuales se encuentran bien establecidas, y donde cada una de las personas encargadas de mantener el templo es pieza importante para conservarlo en las mejores condiciones.

Foto: Yolanda Longino

Tradición y celebración

- Cerca de 400 personas participan en la procesión que cada año cambia su salida, ya que depende del lugar donde viven los nuevos mayordomos.

- Los trabajos semanales que se realizan en el templo comienzan desde las cinco de la mañana para limpiar y adornar la iglesia para la misa dominical.

- Uno de los principales platillos que se realizan en las casas de los habitantes de Santiago Mexquititlán son hongos silvestres, que es considerado un manjar de temporada.

- Para la celebración de Santiago Apóstol los mayordomos salientes y entrantes comienzan los preparativos con una semana de anticipación.

- Para la festividad se tienen invitados encargados de realizar y servir la comida de los invitados asistentes.

- Durante la misa del 25 de julio se realizan las primeras comuniones de la comunidad.

Foto: Yolanda Longino


Danzas y cantos para los Santos

Desde el día 24 de julio comienzan los festejos previos a la celebración magna en Santiago Mexquititlán, donde se hace el cambio de cargueros, quienes serán las personas encargadas de mantener y cuidar el templo durante un año, por lo que se realizan distintas actividades religiosas dentro y fuera de las inmediaciones de la iglesia.

Hombres y mujeres realizan una procesión para llevar las imágenes adornadas con distintos objetos que van desde comida hasta matas de maíz, flores, velas, globos y prendas típicas, con lo cual demuestran su gratitud a los santos.

Las mujeres, principalmente, son las que visten su traje típico, resaltando entre la multitud por sus sombreros con listones multicolor creando caleidoscopios mientras la procesión avanza hacia el templo.

A lo largo de esta procesión, convergen cantos y rezos, algunos en hñahñu otros en español, lo cual genera un clima y sensación de misticismo y arraigo a la fe católica, mezclada con su orgullo indígena.

Foto: Yolanda Longino

Las imágenes son sacadas de sus nichos y los retablos desmontados de las paredes para ser paseados y venerados en las calles de Santiago Mexquititlán, bajo las miradas de amor y alegría de los lugareños, mientras que el asombro salta por parte de los pocos visitantes que llegan a la festividad del santo patrono.

Entre la procesión se escucha también el sonido de los tambores, las flautas y los violines que van al centro, acompañando las imágenes, que principalmente son cargadas por los hombres, y frente a ellos llevan los estandarte que los representan, protegidos con los toritos, que más tarde serán quemados.

Foto: Yolanda Longino

Los rituales de agradecimiento al Apóstol Santiago son diversos, e incluyen también la danza tradicional de las mujeres, que buscan rescatar, hasta las bendiciones y encendido de velas dentro del templo con el permiso de los cuatro elementos.

Casi de forma sincronizada y al ritmo de un tambor y un violín, la danza que realizan las mujeres está dividida, ya que las adultas no pueden bailar con las jóvenes y niñas, por lo que cada grupo toma un lugar en especial dentro de la iglesia para dar paso a su danza.

Dentro del templo existe un oratorio, donde justo en medio de la construcción se erige una Santa Cruz, se trata de un lugar en el que entran para prender sus veladoras, con la que los fieles agradecen y piden favores a los santos.

Foto: Yolanda Longino

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