/ lunes 18 de febrero de 2019

Reggae, fuerte conciencia de injusticia, resistencia, amor y humanidad

Kingston, (Notimex).- En noviembre pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incorporó en su lista del patrimonio mundial inmaterial de la humanidad a la música reggae, a la que consideró digna de protección y promoción.

El comité especial de la organización indicó que este género musical, originario de Jamaica, tiene una fuerte conciencia internacional "sobre los temas de injusticia, resistencia, amor y humanidad", gracias no solo a Bob Marley, el más famoso de sus exponentes, que difundió por el mundo el característico groove que remite al reggae.

También lo hicieron otros artistas como Peter Tosh, Dennis Brown, Lee Perry, Ken Boothe, John Holt, Gregory Isaacs y Max Romeo.

"Es algo estupendo, ¿no creéis?" Entre un porro y otro (en Jamaica el cannabis recreativo es legal desde 2015) Ras Kelly Holt, nombre artístico del cantante Marlon Carter, se prepara para grabar su nuevo single en el histórico Small World Studio, en el número 45 de Charles Street de la capital del país, Kingston.

Ras, con unas largas rastas escondidas bajo un gorro, barba descuidada y chaqueta militar verde, refleja al 100 por ciento los cánones estéticos del artista del reggae.

"Amigos, ya era hora de que las Naciones Unidas otorgasen este reconocimiento al reggae. El reggae es vida. El reggae logra hacer vibrar el espíritu de la gente. El reggae es el alimento del alma. El ADN de todos los jamaicanos está impregnado de reggae. El reggae es capaz de unir a todos los pueblos", apuntó.

Los ritmos caribeños nacidos a finales de los años 60 tuvieron una fuerte expansión que afectó a diversas áreas socioculturales, con la asociación del consumo de cannabis a la meditación, hasta cruzar las fronteras de la isla y llegar principalmente a Gran Bretaña, antigua potencia colonizadora de Jamaica, y desde allí a toda Europa, Estados Unidos y el resto del mundo.

"Desde el principio de los tiempos el hombre recurrió a la música no solo para divertirse y bailar sino también para comunicarse, para sintonizar el cuerpo y la mente, para hablar con Dios y con los hombres. Y eso es lo que hace el reggae". A Perry Hendricks, técnico de sonido de Small World Studio, sus amigos músicos lo escuchan como si fuera un gurú.

"No hay música -añade- que represente mejor la vida, con todas sus contradicciones y sus grandezas, con todos sus sentimientos de paz y rabia. Es una música en la que conviven la liberación y la ligereza, la tensión tanto hacia lo divino como hacia la dimensión carnal. La UNESCO acertó”.

El reggae nació en Jamaica y tiene raíces antiguas, ligadas a la música de los esclavos africanos que llevaron a la isla los europeos. Pero fueron los elementos modernos los que dieron vida al reggae, marcado por elementos espirituales de la religión rastafari.

Estos elementos son la influencia, por un lado, del calipso que llegó desde Trinidad, y por el otro de la música afroamericana de los Estados Unidos. El término reggae lo utilizó por primera vez en 1961 el grupo Toots & The Maytals en un single titulado ‘Do the reggae’.

En su elección, la UNESCO tomó en consideración la figura de Bob Marley, el "profeta" del reggae, que no solo fue el mejor artista jamaicano y la primera gran estrella internacional del llamado Tercer Mundo sino, sobre todo, autor e intérprete que supo dar vida con sus canciones a un sueño de libertad y paz como muy pocos supieron hacer.

"Bob hizo todo esto con una música que es un testimonio de fe y de compromiso de lucha, una música firmemente ligada a la realidad de Jamaica, pero llena de mensajes universales en los que millones de jóvenes se reconocen en todo el mundo". Durante toda una vida Carl Lauder, de casi 80 años, ayudó a dirigir Randy’s Record, en el 17 de Noth Parade de Kingston.

Aquí grabaron sus piezas algunos de los gigantes del reggae. Randy's Record, que también es un sello discográfico, trasladó sus estudios y oficinas a los Estados Unidos, y hoy Carl vende los vinilos de 45 rpm que quedan en el almacén a precios de ganga.

Carl continúa: "Bob Marley, Lee Perry, John Holt, Dennis Brown, Ken Boothe, Stranger Cole, Patsy. Los conocéis, ¿verdad? Trabajé con ellos, eran mis amigos. Todos los nuevos artistas que quieran hacer reggae, el verdadero reggae, deben inspirarse en ellos".

Dentro de pocas semanas se lanzará el nuevo álbum de Father Culture, el nombre artístico de Franklin Dayes.

Father Culture se ha hecho un nombre en su país y espera que este sea el momento para cruzar las fronteras. ¿De dónde le viene la inspiración? Exactamente de donde la tomaron sus grandes maestros: el gueto.

"En el gueto la música se utilizaba y se utiliza como instrumento para salir de la pobreza y de todas las cosas negativas que conlleva. Bob Marley, Peter Tosh, Dennis Brown, Gregory Isaac (...). Todos venían del gueto. Yo también vengo del gueto. La música reggae es la música de las personas pobres, de las personas que luchan y saben cómo sufrir", dice.

"El reggae –añade- cambió la música popular y lo sigue haciendo. Merece ser protegido, no debe desaparecer o fusionarse con otra música. Estoy muy contento con la decisión de la UNESCO. El reggae todavía es necesario, para toda la humanidad, para cantar la rabia y el amor".

Kingston, (Notimex).- En noviembre pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incorporó en su lista del patrimonio mundial inmaterial de la humanidad a la música reggae, a la que consideró digna de protección y promoción.

El comité especial de la organización indicó que este género musical, originario de Jamaica, tiene una fuerte conciencia internacional "sobre los temas de injusticia, resistencia, amor y humanidad", gracias no solo a Bob Marley, el más famoso de sus exponentes, que difundió por el mundo el característico groove que remite al reggae.

También lo hicieron otros artistas como Peter Tosh, Dennis Brown, Lee Perry, Ken Boothe, John Holt, Gregory Isaacs y Max Romeo.

"Es algo estupendo, ¿no creéis?" Entre un porro y otro (en Jamaica el cannabis recreativo es legal desde 2015) Ras Kelly Holt, nombre artístico del cantante Marlon Carter, se prepara para grabar su nuevo single en el histórico Small World Studio, en el número 45 de Charles Street de la capital del país, Kingston.

Ras, con unas largas rastas escondidas bajo un gorro, barba descuidada y chaqueta militar verde, refleja al 100 por ciento los cánones estéticos del artista del reggae.

"Amigos, ya era hora de que las Naciones Unidas otorgasen este reconocimiento al reggae. El reggae es vida. El reggae logra hacer vibrar el espíritu de la gente. El reggae es el alimento del alma. El ADN de todos los jamaicanos está impregnado de reggae. El reggae es capaz de unir a todos los pueblos", apuntó.

Los ritmos caribeños nacidos a finales de los años 60 tuvieron una fuerte expansión que afectó a diversas áreas socioculturales, con la asociación del consumo de cannabis a la meditación, hasta cruzar las fronteras de la isla y llegar principalmente a Gran Bretaña, antigua potencia colonizadora de Jamaica, y desde allí a toda Europa, Estados Unidos y el resto del mundo.

"Desde el principio de los tiempos el hombre recurrió a la música no solo para divertirse y bailar sino también para comunicarse, para sintonizar el cuerpo y la mente, para hablar con Dios y con los hombres. Y eso es lo que hace el reggae". A Perry Hendricks, técnico de sonido de Small World Studio, sus amigos músicos lo escuchan como si fuera un gurú.

"No hay música -añade- que represente mejor la vida, con todas sus contradicciones y sus grandezas, con todos sus sentimientos de paz y rabia. Es una música en la que conviven la liberación y la ligereza, la tensión tanto hacia lo divino como hacia la dimensión carnal. La UNESCO acertó”.

El reggae nació en Jamaica y tiene raíces antiguas, ligadas a la música de los esclavos africanos que llevaron a la isla los europeos. Pero fueron los elementos modernos los que dieron vida al reggae, marcado por elementos espirituales de la religión rastafari.

Estos elementos son la influencia, por un lado, del calipso que llegó desde Trinidad, y por el otro de la música afroamericana de los Estados Unidos. El término reggae lo utilizó por primera vez en 1961 el grupo Toots & The Maytals en un single titulado ‘Do the reggae’.

En su elección, la UNESCO tomó en consideración la figura de Bob Marley, el "profeta" del reggae, que no solo fue el mejor artista jamaicano y la primera gran estrella internacional del llamado Tercer Mundo sino, sobre todo, autor e intérprete que supo dar vida con sus canciones a un sueño de libertad y paz como muy pocos supieron hacer.

"Bob hizo todo esto con una música que es un testimonio de fe y de compromiso de lucha, una música firmemente ligada a la realidad de Jamaica, pero llena de mensajes universales en los que millones de jóvenes se reconocen en todo el mundo". Durante toda una vida Carl Lauder, de casi 80 años, ayudó a dirigir Randy’s Record, en el 17 de Noth Parade de Kingston.

Aquí grabaron sus piezas algunos de los gigantes del reggae. Randy's Record, que también es un sello discográfico, trasladó sus estudios y oficinas a los Estados Unidos, y hoy Carl vende los vinilos de 45 rpm que quedan en el almacén a precios de ganga.

Carl continúa: "Bob Marley, Lee Perry, John Holt, Dennis Brown, Ken Boothe, Stranger Cole, Patsy. Los conocéis, ¿verdad? Trabajé con ellos, eran mis amigos. Todos los nuevos artistas que quieran hacer reggae, el verdadero reggae, deben inspirarse en ellos".

Dentro de pocas semanas se lanzará el nuevo álbum de Father Culture, el nombre artístico de Franklin Dayes.

Father Culture se ha hecho un nombre en su país y espera que este sea el momento para cruzar las fronteras. ¿De dónde le viene la inspiración? Exactamente de donde la tomaron sus grandes maestros: el gueto.

"En el gueto la música se utilizaba y se utiliza como instrumento para salir de la pobreza y de todas las cosas negativas que conlleva. Bob Marley, Peter Tosh, Dennis Brown, Gregory Isaac (...). Todos venían del gueto. Yo también vengo del gueto. La música reggae es la música de las personas pobres, de las personas que luchan y saben cómo sufrir", dice.

"El reggae –añade- cambió la música popular y lo sigue haciendo. Merece ser protegido, no debe desaparecer o fusionarse con otra música. Estoy muy contento con la decisión de la UNESCO. El reggae todavía es necesario, para toda la humanidad, para cantar la rabia y el amor".

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