Bajo la dirección y dramaturgia de María Fernanda Monroy Gómez, Barón Negro Laboratorio Escénico llega al Museo de la Ciudad con la puesta en escena “Akan, pueblo fantasma”, una experimentación escénica en la que la corporalidad envuelve casi la totalidad de la esencia del proyecto, llevando al público al borde de lo onírico a partir de una historia con guiños rulfianos que exaltan una profunda reflexión sobre los valores, la vida y muerte.
Con la participación de Ellen Belmont, Ghissel Sánchez, Alex Navarrete, Christian Ferreira y Rodrigo Núñez; la autoría musical de Felipe Aguilar y Carlos Casas como asistente de dirección, la obra plasma sobre el escenario la historia de un hombre que emprende un viaje hacia Comala –paraje retomado de la obra Pedro Páramo–, en el que se encuentra con diversos entes para irse perdiendo en la fantasía de lo onírico, dando pie a una alucinación escénica en torno a elementos como la avaricia, la codicia, la envidia y la lujuria.
Impulsada con el programa Creadores Escénicos 2020 - 2021 del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Artísticos (FONCA), la puesta en escena hace del cuerpo un instrumento cardinal, como emblema de expresión y estilo artístico tanto de la compañía, como de la directora escénica.
“Este trabajo es el resultado de un revisitamiento hacia los textos de Juan Rulfo desde mi propio onírico, sobre todo por la investigación corporal que hemos tenido en ‘Barón’ y muy particularmente desde mi parte creativa con el cuerpo (…) Fue el pretexto perfecto para tratar, aparte de la memoria, los espectros, los remordimientos, las esperanzas y la alucinación, un trabajo en el que se experimentara con el cuerpo y la metáfora, no desde el realismo, sino desde los sueños, desde las luces, desde el silencio y la expresión”, detalló la directora.
Con esta obra, Mafer Monroy presenta su primera pieza dramatúrgica individual en la que ha consolidado un desdoblamiento fuera y sobre el escenario, concretando una pieza maestra en la que narrativa y representación hacen mancuerna precisa para dignificar el papel trascendente del cuerpo escénico, llevándolo al nivel supremo de expresión.
“Antes, para mí el cuerpo era como un decorado de manera inconsciente, pero ya cuando fui consciente del potencial a nivel expresivo del cuerpo, más allá de la palabra, cambió mi perspectiva y es algo que siempre hemos buscado, porque es la forma más fuerte de conectar con el público (…) Es aventarse al abismo con el cuerpo y que esa pequeña luz de expresividad tan orgánica vuelva al actor tan vulnerable, sin importar el papel que interpreta y llegar realmente al espectador”, precisó Monroy.
La obra estará en temporada el mes de noviembre con funciones los días 18, 19, 26, 27 y 28 en la sala Ferrocarriles del Museo de la Ciudad en punto de las 20:30 horas. La cuota de recuperación es de 180 pesos y habrá descuento para estudiantes, maestros e INAPAM.