El 30 de marzo de 1939, Batman apareció por primera vez en las páginas de la revista no. 27 de Detective Cómics, a través de la historia de “El caso del sindicato químico”; escrita e ilustrada por los estadounidenses Bill Finger y Bob Kane. Desde entonces el murciélago ha inspirado miles de relatos que han acompañado en sus vidas a diferentes generaciones de todo el mundo.
Hoy, a ocho décadas de la salida al mercado del popular personaje, el fotoperiodista, Fernando Reyes y Ulises Curiel, primer distribuidor de cómics en Querétaro, reflexionan acerca del impacto cultural y trascendencia de este superhéroe, que a través de los años se ha consolidado como uno de los personajes más emblemáticos de la historia del cómic.
“Batman no tiene ningún súper poder y paradójicamente de ahí se deriva su fortaleza”, dice Reyes, quien además de desempeñarse como reportero gráfico en DIARIO DE QUERÉTARO, es profesor en ITECA Plantel Artes, donde imparte la asignatura “Historia de los cómics”. Para él, el impacto del murciélago en la cultura pop se debe a su humanidad y fortaleza interior, que han sido retomadas por muchos en la vida real.
“Es un hombre común y corriente marcado por la tragedia de la muerte de sus padres. Para superar esta pérdida jura defender a todas las personas de los criminales, usando como ícono al murciélago para infundir miedo psicológico en sus mentes (…) Entonces su súper poder se vuelve la disciplina y se hace experto en 17 artes marciales tradicionales como el kung fu, karate, kenpo, krav magá, boxeo tailandés, jiu- jitsu; se vuelve el mejor detective del mundo; tiene memoria fotográfica y cuenta con toda la tecnología para respaldar su misión. (…) De hecho, conozco a fisicoculturistas de Chihuahua que han seguido la disciplina de Batman, y a muchos otros que han adoptado la idea de la autodefensa sin armas; uno de los principios de las artes marciales que sigue este personaje”, detalla el fotógrafo.
Por su parte, Curiel recuerda que aunque el murciélago todavía no era muy popular entre los queretanos cuando abrió su tienda en 1993, ya comenzaba a circular la saga de Knightfall y El regreso del caballero de la noche. Mientras, relata sus peripecias en aquellos años como el primer promotor del cómic en la ciudad, y reconoce la cualidad de este arte para retratar a las sociedades de las que emana.
“A pesar de que no tiene una técnica muy depurada o elevada, es una radiografía muy auténtica de lo que está pasando en la sociedad del momento, y no desde lo que piensan los intelectuales, sino desde la voz del pópulo. Tú puedes agarrar el cómic de los años 30 de Batman y ver ahí todo el rollo de la Ley Seca en los Estados Unidos, así como reconocer la guerra contra Al Capone en sus villanos gánsteres. En la época de la Segunda Guerra Mundial todos sus enemigos son alemanes o japoneses; y durante la posguerra se refleja en las historias el deseo de Estados Unidos por cohesionar a su sociedad a través de la familia, surgiendo que la batichica, que el batiperro… más tarde, en los sesentas, llega la psicodelia, y en los setentas se introducen por primera vez personajes de color y temas sociales”, relata el también ilustrador, quien aunque confiesa admirar el impacto que ha tenido este súper héroe en el imaginario social, se inclina más por sus villanos, quienes para él representan los verdaderos arquetipos de la naturaleza humana.
“Mientras que Batman simboliza el orden y el control a través del miedo, un poco fascista si lo piensas- risas-, los demás son más anárquicos: el Guasón siempre está en la locura haciendo lo que quiere, en el momento que le nace; Gatúbela representa el empoderamiento femenino, su figura es el de la mujer fatal desde los años 30, y el Pingüino personifica a los gánsteres como una remembranza de los orígenes del murciélago”, apunta Ulises.
