Una plaza Santa María ocupada a la mitad y un repertorio“calmadito” es lo que definió el concierto de Café Tacvba lanoche del viernes, combinación que dejó desconcertado al públicoque si bien se entregó de principio a fin, se quedó con ganas debailar y brincar los temas “prendidos” del grupo, que acuentagotas regaló uno que otro. Café Tacvba interpretó casi ensu totalidad el disco “Jei beibi”, pero omitió un par declásicas como “Déjate caer”, “Ingrata” y “El puñal yel corazón”.
Previamente, Café Tacuba recibió a un grupo de fans y a Diariode Querétaro, momento en el que aprovecharon para reiterar que elconcierto estaría muy bueno. Y sí, musicalmente Café Tacuba sealza como la más importante banda de rock y fisiones de México yasí lo demostró en el escenario tocando una selección de 22canciones que recorrieron infinidad de géneros, pero el ambientedel concierto fue desigual. Sin embargo, el público disfrutó deprincipio a fin y lo mismo cantó las clásicas que aplaudió lasnuevas.
Otra sorpresa fue el poco aforo: tan sólo 2800 personas quepagaron por los boletos que a muchos les parecieron caros. Lasrecientes presentaciones de este grupo nacido en 1989 habían sidoocupadas en su totalidad dentro de la Santa María o Josefa Ortiz,pero no fue así el viernes 26. El público, a diferencia de otrosconciertos, estaba integrado por familias y adultos jóvenes;faltaron los adolescentes que generalmente aportan la euforia. Laproducción contó solo con una pantalla gigante al fondo delescenario y luces envolventes. No cambios de vestuario nicoreografías del grupo.
El concierto empezó con Futuro, Disolviéndonos yMatando, de “Jei beibi”, y siguió en ese tenor reflexivocon Desperté, Enamorada y Eres.Después vino un momento de éxitos para satisfacer las ganas debailar del público como Que no, Como te extraño, Chilangabanda, Me gusta tu manera, Un par de lugares, Las flores yChica banda.
Fríos entre ellos, Emmanuel, Joselo, Enrique y Rubéncontinuaban el ritual, aunque era Rubén quien animaba al públicocon sus bromas sobre las porras típicas del público, los olores aRock and Roll y el uso medicinal de ciertas yerbas.
El primer encore fue protagonizado por Meme, quiencantó El mundo en el que nací acompañado de una ballenainflable y el océano de fondo proyectado en la pantalla gigantescadel escenario.
Siguió Volcán y Pájaros, de su discoanterior publicado en 2012 y para terminar, la militancia de Rubénse hizo presente. “Mandamos buenos pensamientos a la madretierra, que nos provee de todo lo que necesitamos, a nuestroshermanos en Venezuela y a los animales que sufren por nuestraculpa”, dijo. A continuación, 1, 2, 3 de “Jeibeibi”, que habla de la trata de personas y los desaparecidos.El baile y el salón fue la última antes de una largadespedida.
Para muchos el concierto había llegado a su fin pero lapaciencia de la mayoría fue recompensada y tras un largo rato, elgrupo volvió a salir. Después de agradecer, cantaron Lasbatallas y Rarotonga, del disco debut del grupopublicado en 1992, con lo que el público agotó su energía albailar y cantar. Ya para Quiero ver, sólo con aplausos ycanto acompañaron a Café Tacuba en el final del concierto, casi ala media noche.