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Salvador Martínez Narváez, docente de la Facultad de Ciencias Naturales en la Licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UAQ, asegura que uno de los momentos más difíciles de su carrera como veterinario es tomar la decisión de eutanasia para los animalitos, “lo ético es hacer lo correcto y a veces hacer lo correcto implica mucho dolor”, es la profesión que eligió con la especialidad en cirugía y clínica de perros y gatos.
Quizá lo más difícil, dice, es el momento que se ayuda a partir con calidad al animal, el hecho de dar eutanasia siempre lo ha dicho, no debe ser una salida fácil a un problema difícil, explica que esta actividad piadosa se realiza sólo en una ocasión totalmente extrema, “yo no le doy muerte de ninguna manera a un animal porque está viejito, porque estorba, ni porque hay disputa matrimonial, que me lo han pedido; es inadmisible, este procedimiento se tiene que considerar sólo como un paso de evitar el sufrimiento del animal que no tiene otra alternativa, que no hay un tratamiento ni una cirugía”.
Siempre quiso ser Médico Veterinario, nunca le pasó por la cabeza cambiar de idea a pesar de que su padre era Médico Anestesiólogo, Martínez Narváez recuerda que cuando era niño su pez se murió y más tarde tomó bisturí en mano para conocer el interior y saber lo que le había pasado. Así fue creciendo con el gusto de saber que podría salvar vidas.
Se cree que la veterinaria es todo dulce y ternura por tratar con toda clase de especies maravillosas en el reino animal, pero en realidad existen momentos de gran luto como cualquier otra profesión, Salvador cuenta que la experiencia más dolorosa es dormir a estos seres, aún más si son de su propiedad, caso que vivió cuando tuvo que terminar con el sufrimiento de sus perros que ya no encontraron cura a su mal. “La decisión de dormirlos es única del propietario, el médico nunca lo sugiere, pero si es la voluntad así se hace, lo que ocasiona sufrimiento y depresión, sin duda se tiene que vivir un duelo intenso”.
No ha podido poner una barrera entre su profesión y su persona, no desea involucrarse sentimentalmente con su paciente, pero definitivamente no lo ha logrado en estos más de 30 años porque el trabajar con perros y gatos, una especie tan involucrada con el ser humano por muchos años atrás, no se lo ha permitido, se siente totalmente ligado al animal. “Ese desapego que de repente se tiene que hacer al paciente, emocionalmente siempre me ha costado, pero ante todo pongo la ética profesional y me concentro en lo que el animal merece y definitivamente no merece sufrir”, dijo.
Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México con tres diplomados relacionados con perros y gatos en la especialidad de cirugía, ortopedia y clínica, maestro de la UAQ con el tema Técnicas quirúrgica en pequeñas especies y propietario de SAMA, hospital de perros y gatos; el colmo de Salvador Martínez es ser alérgico a los gatos, con los cuales trabaja a diario y se tiene que cuidar utilizando guantes y tapabocas, lo que no le excluye para acariciarlos y apapacharlos cuando es necesario, tomando todas las precauciones precisas para evitar las consecuencias.
Para finalizar, invitó a la sociedad a dar a sus mascotas un trato digno llevándolos con su veterinario periódicamente y recordó que estos animalitos tienen que tener su espacio, porque la tendencia hoy en día es querer humanizarlos, convertirlos en sus “perrhijos”, lo que es una conducta totalmente inadecuada porque aun cuando el perro desea todo el cariño también desea tener su espacio, su reposo y su lugar como seres excepcionales, fieles y leales que son. Las esterilizaciones de los animales, dijo está bien, pero debe ser consciente; se previenen enfermedades posteriores, pero en su opinión, es el médico veterinario quien tienen que decir cuándo es el momento adecuado, refirió que sin subestimar las campañas de pronto se les hace a animalitos de mes y medio y no les permiten vivir plenamente; “para ser un Médico Veterinario pasamos toda nuestra vista estudiando, capacitándonos, actualizándonos, asistiendo a cursos, diplomados, maestrías, somos personas amantes de los animales que sólo deseamos su bienestar; comemos y vivimos de esta profesión”.
