/ miércoles 22 de noviembre de 2017

La poesía fue mi escuela y el huapango mi profesión

JALPAN DE SERRA, QRO.- Son hombres del campo, nacidos encomunidades sin escuela ni industria, usan sombrero y botas, perosu nombre ha traspasado fronteras sociales, culturales ygeográficas: se trata de los huapangueros, artistas de la palabray el son que mantienen viva la tradición huasteca y han recibidolos máximos reconocimientos que México otorga a suscreadores.

Siete de ellos se reunieron a hablar sobre su vida y labor en elmundo del huapango durante el pasado XXII Festival de la Huasteca,en Jalpan de Serra, el penúltimo fin de semana e octubre. En elMuseo Histórico de la Sierra Gorda, se fueron sumando lasanécdotas en la voz de sus protagonistas: don Pio Quinto Balderas,Joel Monroy, Elías González, Policarpo Flores, Guadalupe Reyes,Antonio González y Alejandro Tavera.

Don Lupe Reyes no tuvo escuela, apenas sabía leer y escribir ysu futuro estaba definido por la milpa. Pero le gustó la lectura;anduvo preguntando para saber más cosas y mandando traer libros deMéxico hasta que empezó a cantar canciones, luego a componerversos, a improvisar, a tocar con otros músicos, inclusointercambió un toro por un violín. Formó Los Reyes del Refugio yvisitó toda la huasteca. Don Lupe Reyes, que hoy tiene 83 años,es Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006, en la categoríaCulturas Populares.

Policarpo Flores tenía cinco años cuando vio al TríoTamazunchale tocar en su comunidad. Policarpo no tenía zapatos ysu primera guitarra fue una lata de sardinas con cordón parapescar. Pero su papá logró comprarle una jarana y de oído,aprendió los tonos. Se avergonzaba cuando le pedían un Do porqueél no sabía solfeo, pero podía tocar todos los sones. Un día,ya siendo adulto, llegó hasta su casa en una comunidad a dos horasde Tamazunchale, uno de los integrantes del trío que él habíavisto tocar de niño. Iba a pedirle que tocara con ellos. El TríoTamazunchale es uno de los más destacados conjuntos de huapango enMéxico y Policarpo tiene 19 años con ellos.

Los Camperos de Valles están catalogados por el InstitutoSmithsoniano de Estados Unidos como los mejores exponentes delhuapango en México. De sus integrantes, a Joel Monroy de niño, untío suyo le dio un violín y viendo a los tríos, quiso ser comoellos. Tanto, que se desvelaba en las huapangueadas y no iba a laescuela. Joel narró cómo han llegado a tocar hasta por cincohoras sin parar en fiestas.

Don Pío Quinto, quien ya se ha retirado del oficio, salió delbosque donde nació y se fue en búsqueda de la poesía y el verso.Era pastor que cuidaba laderas, pero su destino era la poesía.

Y entre el verso, el baile y el floreo del violín, todos hanllevado una vida llena de anécdotas y no exenta de sinsabores.

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UN OFICIO CELOSO

Don Pío Quinto decidió nunca tocar nada ajeno. “Siemprequise cantar lo mío, nada prestado” dijo. Lo mismo Lupe Reyes.Cuando empezaba a componer le pidió a un huapanguero que levendiera una poesía. El le dijo “no, yo no vendo ni doy porquetu llevas mucho empeño y un día vamos a estar al frente y me lasvas a quitar, mejor nomás te doy la clave para que hagas lastuyas”. Don Lupe empezó a escribir y cuando otro huapanguero lerevisó sus versos, le dijo “Muy cantadorcito ¿no? A ver tulibreta. Esto no sirve. Si tu vas a cantar delante de otros, hayalgunos que son muy delicados y te pueden regañar. Mejor te voy aenseñar”. Todo lo que tenía escrito lo deshizo para escribirlode nuevo.

Porque el huapango es un oficio celoso. Cuando estos músicosempezaron a componer, algunos hace más de 60 años, loshuapangueros eran muy celosos y pocos querían compartir sussecretos en el difícil arte de la improvisación.

A eso se le sumaba el estigma de que el huapango era música deborrachos. La vida del músico no es fácil, coincidieron todos,pues entre las desveladas, el riesgo de caer en el alcoholismo ylos problemas familiares por tanto viaje, los tríos se desintegrany pocos son los que duran juntos sin roces entre ellos. Don PíoQuinto dijo “nuestro problema siempre fue que no teníamosviolinista propio; andábamos con uno, con otro y así no se puedeorganizar bien porque cada uno de nosotros tiene sus estilos. Y yaque debemos andar juntos para todos lados debemos acostumbrarnosbien, porque cada quién tiene su estilo, su gusto. Nos descuidamoscon el vino, al rato ya no servimos y los demás se fastidian  deuno”.

Pío Quinto dejó el arte del huapango porque los borrachos sonmuy feos “yo entre ellos”. Y narró “una vez un borracho lerompió el violín a uno y pues ya no me gustó. Decía mi abueloque a quien no le guste ver visiones que no ande de noche, así quemejor cambié el vino por lo divino, ahí no se ven tantosborrachos. Y si se ven nomás te persignas al revés”.

La memoria y la voz son la materia prima de un huapanguero. DonPío y don Lupe, los más ancianos del grupo, coincidieron en quetanta desvelada es lo que más afecta.

Don Lupe Reyes dejó también esa vida, además de que elalcohol se apoderaba de él. Ahora va de vez en cuando a algúncompromiso, pero nunca ha dejado de leer y de comprar libros.“Tengo muchos, los guardo para consultarlos de vez en cuando”dijo Reyes.

Pero hoy es diferente para los niños. Policarpo afirmó“ahora hay muchas facilidades para los niños y los jóvenesporque hay muchos maestros de cultura. Yo hubiera querido que deniño hubiera una escuela donde yo pudiese practicar o que meprestaran un instrumento, en ese tiempo no había. Veo muchosjóvenes hoy que rápidamente, fácilmente aprenden. Se vanformando y me da alegría. Yo no tuve esa oportunidad de aprenderasí. Yo batallé para poder tocar. Mi papá me compró unajaranita, empecé a buscar los tonos yo mismo sin saber qué es unSol, Ré, Fa. Cuando toqué, sólo seguía los sonidos de laguitarra o violín, pero de repente me decían: dame un Do, y yoponía un Fa. Yo no sabía nada. Y hoy ves a un niño y le dices:Dame un La mayor, y rápido. Pero yo en mis tiempos, no había Fa,Re, Do. Tal vez fue el ansia de aprender, de seguir. Me acuerdo deque mi jaranita yo la conservo, la veo cuando me voy. Para mi esuna reliquia. Mi primer instrumento”.

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LA MÚSICA ESDESTINO

El huapango para estos hombres ha significado progreso. Lamúsica para ellos no es una chamba, es el destino, dijo lamoderadora Patricia Camacho. Por el huapango han salido de suscomunidades, han comprado diccionarios para ampliar vocabulario yhacer mejores versos, han viajado por toda la huasteca, hanconocido la flora, la fauna, la gastronomía, los nombres deárboles viejos, de cerros, de montañas, y también aquelloshombres que les precedieron, de los niños que les heredarán;conocen de instrumentos, de madera, de cuerdas, de notas, deacordes. Han conocido el aplauso, la fama y la admiración de milesde bailadores. Han salido en la televisión, en la radio, en losperiódicos, grabado discos y hay videos de ellos en Youtube conseguidores no sólo en la huasteca sino en Estados Unidos.

“He visto a muchos huapangueros salir de su comunidad, desdeel rancho” dice Elías González, oriundo de Las Crucitas, SanLuis Potosí, quien es un destacado promotor del huapango y fundóel programa Domingo huapanguero en Xilitla, el cual suma 482domingos ininterrumpidos poniendo a bailar a la gente. “Cadatrío representa algo, no hay uno mejor que otro, todos tienen algoque dar, una raíz que nos mueve pero cada uno tiene su estilo. Yoamo el huapango y estoy enamorado del huapango”.

Alejandro Tavera Barrera, del Trío Tamazunchale, se define comohuapanguero. “Yo amo el huapango. Y así me presento: yo soy huapanguero, llevo 40 años en esto y es mi vida. La poesía medefine y me guía".

JALPAN DE SERRA, QRO.- Son hombres del campo, nacidos encomunidades sin escuela ni industria, usan sombrero y botas, perosu nombre ha traspasado fronteras sociales, culturales ygeográficas: se trata de los huapangueros, artistas de la palabray el son que mantienen viva la tradición huasteca y han recibidolos máximos reconocimientos que México otorga a suscreadores.

Siete de ellos se reunieron a hablar sobre su vida y labor en elmundo del huapango durante el pasado XXII Festival de la Huasteca,en Jalpan de Serra, el penúltimo fin de semana e octubre. En elMuseo Histórico de la Sierra Gorda, se fueron sumando lasanécdotas en la voz de sus protagonistas: don Pio Quinto Balderas,Joel Monroy, Elías González, Policarpo Flores, Guadalupe Reyes,Antonio González y Alejandro Tavera.

Don Lupe Reyes no tuvo escuela, apenas sabía leer y escribir ysu futuro estaba definido por la milpa. Pero le gustó la lectura;anduvo preguntando para saber más cosas y mandando traer libros deMéxico hasta que empezó a cantar canciones, luego a componerversos, a improvisar, a tocar con otros músicos, inclusointercambió un toro por un violín. Formó Los Reyes del Refugio yvisitó toda la huasteca. Don Lupe Reyes, que hoy tiene 83 años,es Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006, en la categoríaCulturas Populares.

Policarpo Flores tenía cinco años cuando vio al TríoTamazunchale tocar en su comunidad. Policarpo no tenía zapatos ysu primera guitarra fue una lata de sardinas con cordón parapescar. Pero su papá logró comprarle una jarana y de oído,aprendió los tonos. Se avergonzaba cuando le pedían un Do porqueél no sabía solfeo, pero podía tocar todos los sones. Un día,ya siendo adulto, llegó hasta su casa en una comunidad a dos horasde Tamazunchale, uno de los integrantes del trío que él habíavisto tocar de niño. Iba a pedirle que tocara con ellos. El TríoTamazunchale es uno de los más destacados conjuntos de huapango enMéxico y Policarpo tiene 19 años con ellos.

Los Camperos de Valles están catalogados por el InstitutoSmithsoniano de Estados Unidos como los mejores exponentes delhuapango en México. De sus integrantes, a Joel Monroy de niño, untío suyo le dio un violín y viendo a los tríos, quiso ser comoellos. Tanto, que se desvelaba en las huapangueadas y no iba a laescuela. Joel narró cómo han llegado a tocar hasta por cincohoras sin parar en fiestas.

Don Pío Quinto, quien ya se ha retirado del oficio, salió delbosque donde nació y se fue en búsqueda de la poesía y el verso.Era pastor que cuidaba laderas, pero su destino era la poesía.

Y entre el verso, el baile y el floreo del violín, todos hanllevado una vida llena de anécdotas y no exenta de sinsabores.

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UN OFICIO CELOSO

Don Pío Quinto decidió nunca tocar nada ajeno. “Siemprequise cantar lo mío, nada prestado” dijo. Lo mismo Lupe Reyes.Cuando empezaba a componer le pidió a un huapanguero que levendiera una poesía. El le dijo “no, yo no vendo ni doy porquetu llevas mucho empeño y un día vamos a estar al frente y me lasvas a quitar, mejor nomás te doy la clave para que hagas lastuyas”. Don Lupe empezó a escribir y cuando otro huapanguero lerevisó sus versos, le dijo “Muy cantadorcito ¿no? A ver tulibreta. Esto no sirve. Si tu vas a cantar delante de otros, hayalgunos que son muy delicados y te pueden regañar. Mejor te voy aenseñar”. Todo lo que tenía escrito lo deshizo para escribirlode nuevo.

Porque el huapango es un oficio celoso. Cuando estos músicosempezaron a componer, algunos hace más de 60 años, loshuapangueros eran muy celosos y pocos querían compartir sussecretos en el difícil arte de la improvisación.

A eso se le sumaba el estigma de que el huapango era música deborrachos. La vida del músico no es fácil, coincidieron todos,pues entre las desveladas, el riesgo de caer en el alcoholismo ylos problemas familiares por tanto viaje, los tríos se desintegrany pocos son los que duran juntos sin roces entre ellos. Don PíoQuinto dijo “nuestro problema siempre fue que no teníamosviolinista propio; andábamos con uno, con otro y así no se puedeorganizar bien porque cada uno de nosotros tiene sus estilos. Y yaque debemos andar juntos para todos lados debemos acostumbrarnosbien, porque cada quién tiene su estilo, su gusto. Nos descuidamoscon el vino, al rato ya no servimos y los demás se fastidian  deuno”.

Pío Quinto dejó el arte del huapango porque los borrachos sonmuy feos “yo entre ellos”. Y narró “una vez un borracho lerompió el violín a uno y pues ya no me gustó. Decía mi abueloque a quien no le guste ver visiones que no ande de noche, así quemejor cambié el vino por lo divino, ahí no se ven tantosborrachos. Y si se ven nomás te persignas al revés”.

La memoria y la voz son la materia prima de un huapanguero. DonPío y don Lupe, los más ancianos del grupo, coincidieron en quetanta desvelada es lo que más afecta.

Don Lupe Reyes dejó también esa vida, además de que elalcohol se apoderaba de él. Ahora va de vez en cuando a algúncompromiso, pero nunca ha dejado de leer y de comprar libros.“Tengo muchos, los guardo para consultarlos de vez en cuando”dijo Reyes.

Pero hoy es diferente para los niños. Policarpo afirmó“ahora hay muchas facilidades para los niños y los jóvenesporque hay muchos maestros de cultura. Yo hubiera querido que deniño hubiera una escuela donde yo pudiese practicar o que meprestaran un instrumento, en ese tiempo no había. Veo muchosjóvenes hoy que rápidamente, fácilmente aprenden. Se vanformando y me da alegría. Yo no tuve esa oportunidad de aprenderasí. Yo batallé para poder tocar. Mi papá me compró unajaranita, empecé a buscar los tonos yo mismo sin saber qué es unSol, Ré, Fa. Cuando toqué, sólo seguía los sonidos de laguitarra o violín, pero de repente me decían: dame un Do, y yoponía un Fa. Yo no sabía nada. Y hoy ves a un niño y le dices:Dame un La mayor, y rápido. Pero yo en mis tiempos, no había Fa,Re, Do. Tal vez fue el ansia de aprender, de seguir. Me acuerdo deque mi jaranita yo la conservo, la veo cuando me voy. Para mi esuna reliquia. Mi primer instrumento”.

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El huapango para estos hombres ha significado progreso. Lamúsica para ellos no es una chamba, es el destino, dijo lamoderadora Patricia Camacho. Por el huapango han salido de suscomunidades, han comprado diccionarios para ampliar vocabulario yhacer mejores versos, han viajado por toda la huasteca, hanconocido la flora, la fauna, la gastronomía, los nombres deárboles viejos, de cerros, de montañas, y también aquelloshombres que les precedieron, de los niños que les heredarán;conocen de instrumentos, de madera, de cuerdas, de notas, deacordes. Han conocido el aplauso, la fama y la admiración de milesde bailadores. Han salido en la televisión, en la radio, en losperiódicos, grabado discos y hay videos de ellos en Youtube conseguidores no sólo en la huasteca sino en Estados Unidos.

“He visto a muchos huapangueros salir de su comunidad, desdeel rancho” dice Elías González, oriundo de Las Crucitas, SanLuis Potosí, quien es un destacado promotor del huapango y fundóel programa Domingo huapanguero en Xilitla, el cual suma 482domingos ininterrumpidos poniendo a bailar a la gente. “Cadatrío representa algo, no hay uno mejor que otro, todos tienen algoque dar, una raíz que nos mueve pero cada uno tiene su estilo. Yoamo el huapango y estoy enamorado del huapango”.

Alejandro Tavera Barrera, del Trío Tamazunchale, se define comohuapanguero. “Yo amo el huapango. Y así me presento: yo soy huapanguero, llevo 40 años en esto y es mi vida. La poesía medefine y me guía".

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