/ lunes 20 de febrero de 2017

Colorido y tradición en El Pueblito

Por Eduardo Hernández y FernandoTrejo

CORREGIDORA, Qro.- “Pueden ir con la bendiciónde esta celebración, tengan un buen día y mañana es el caldo”,expresa el párroco, las palabras fungen casi como una llamaencendiendo el extremo de una mecha para hacer estallar en aplausos y chiflidos a unas 20 mil almas que vibran con los crecientesdecibeles de la banda en El Pueblito.

La bendición del buey es un episodio de la celebración de laSantísima Virgen de El Pueblito, en Corregidora, hasta el últimorincón de las calles es ocupado por habitantes y foráneos, quejuntos celebran esta tradición con la finalidad de mostrar lacalidad del animal con el que se preparará el banquete del díasiguiente.

Las flores artificiales y de papel que reflejan avivados azules,naranjas, verdes, amarillos y morados hacen juego con los chiles,zanahorias, cebollas, pedazos de caña y hierbas de olor quecuelgan de la espalda del toro; los cuernos puntiagudos, la miradaperdida y una profunda inspiración de aire generan en elespectador la adrenalina suficiente para sentir el deseo de correrdelante del buey.

Tres animales descansan embestidos de elegancia, ignorantes delpapel que desempeñan en una tradición centenaria que no sería lamisma sin su presencia, sobrecargan el ambiente que ya sublimadevoción; una ofrenda que sirve como exposición incluye canastasde mimbre, imágenes de la “Tenanchita”, representaciones del buey, cruces, incienso, fotografías de la corporaciones, flores ytrajes típicos.

"Eh, eh, eh", los gritos de una muchedumbre emocionadaembravecen los ánimos del toro desorientado, palmadas, jalones,golpazos y abucheos rodean al animal, las trompetas, clarinetes,tambores y los cuetes hacen explotar al fin el instinto deseguridad, con unos golpes de las pezuñas sobre el concretoresquebrajado la bestia afianza vuelo y sale disparada entre lamultitud.

Un caos, un torbellino de adrenalina y valentía reaviva losmotores de los más osados y revuelca la seguridad de los curiosos;un joven con camisa y sombrero de ala ancha, espera alucinado a quellegue el momento de correr, cuando escucha las pezuñasgolpeteando, los centenares de pies a su alrededor y los gritos desorpresa, el muchacho suelta otro más de regocijo y emprende sucarrera.

Las caóticas pisadas acentúan la sensación de persecuciónque tanto placer efectúa sobre la multitud, el esfuerzo y losrayos del sol exprimen el sudor del rostro sonriente y enrojecidodel muchacho, un empujón, un mal paso y un descuido lo derriban,magullan la carne contra el suelo polvoroso.

La ansiosa expresión del joven aporreado, cobra tintes depánico, al percatarse de que docenas de personas se precipitansobre él, algunos tropiezan y propinan nuevos golpes al caído,otros más esquivan el nuevo obstáculo y los menos muestransolidaridad.

Un puñado de manos sacan a flote al confundido joven que ahorapone cara de vergüenza y voltea como queriendo verificar acuántos les importó su desventura, pero las ansias se propagan,se contagian con el rose de los cuerpos y aunque no hay peligroalguno, el muchacho continúa con su entretenida carrera.

Los menos atrevidos se amontonan en las aceras, esperando a verel espectáculo que improvisan los osados, “no se acerquen quelas van a tumbar”, reprende una mujer con un gesto desuperioridad a dos adolescentes que se sienten atraídas por laemoción que les provoca la idea de que aquel toro que no quiereavanzar puede revelarse en cualquier momento.

Las patas arrancan el conocido golpeteo de pavimento nuevamentey el desorden empieza otra vez, el espacio se comprime y lasmuchachas se agazapan en una camioneta de redilas para escapar delgriterío y el tumulto.

A su paso, el animal embiste con un costado el improvisadorefugio y las adolescentes sueltan gritos de ansiedad ydesesperación mezcladas con alivio y regocijo, cuando el toro sealeja, sólo queda la estela de personas corriendo por placer.

La conmoción las impulsa a salvar de un brinco y un par dezancadas la distancia hasta la caótica masa, pero el recorrido seacabó y la bestia se ha dado la vuelta para volver sobre susacelerados pasos; ahora las muchachas convertidas en marañas depelos removidos por el viento están a la cabeza de esta aventura ylos rostros redondeados esta vez reflejan verdadero pánico.

“¿Dónde se van a meter?” le grita una a la otra, “nosé, no que muy chingona”, le responde, mientras las dos sedeshacen en risas nerviosas y se apretujan en un rincón de laacera con la mujer con gestos de superioridad, quien les echa unamirada de reprobación mientras menea la cabeza.

TRADICIÓN

Una de las tradiciones y fiestas religiosas más arraigadas enel municipio de Corregidora, son aquellas en honor a la Virgen deEl Pueblito, que se realizan desde que Santa María del Pueblitofue encontrada por los indígenas en la pirámide del Gran Cue en1632.

El Paseo del Buey es una ofrenda que realizan el Mayordomo Viejoy el Mayordomo Nuevo para dar a conocer que estos animales son bienhabidos y que se cuenta con los recursos económicos para mantenera la “Tenanchita” (réplica de la Virgen del Pueblito), que semantiene todo el año en una capilla con velas, flores y uncuidador, el Nuevo Mayordomo.

“La Tenanchita” o Virgen de la Mayordomía, surgió cuandolos habitantes de El Pueblito llevaron a la Virgen de El Pueblitopor primera vez al Santuario en 1736, por ello se entregó laimagen original y “La Tenanchita”, fue entregada a 12mayordomos y 12 Tenanches, esposas de los mayordomos; desdeentonces se realiza el Paseo del Buey en la cabecera municipal deCorregidora.

Desde las ocho de la mañana habitantes y visitantes acuden alSantuario de Santa María del Pueblito, para la bendición de losbueyes que serán sacrificados y continuar con las festividades dela demarcación, como el Día del Caldo, que se llevará a caboeste lunes.

Después de la bendición matutina de los bueyes, salen por elpueblo acompañados por los mayordomos, las tenanches y loshabitantes, que cuelgan tortillas, verduras, frutas, vinos entreotras ofrendas.

Las calles se visten de colorido y ruidos de los jóvenes yviejos habitantes que van al frente de los bueyes corriendo, cuandoson asustados por los mismos mayordomos que gritan -se soltó, sesoltó-, lo cual provoca un ambiente de miedo entre losasistentes.

Detrás de los bueyes se vive una de fiesta, son acompañadoscon banda hasta el término del recorrido por las calles de ElPueblito, que dura entre una hora, y hora y media.

El Paseo del Buey termina en la plaza principal, a un lado deltemplo donde se congregan los habitantes, ahí dan el último vistobueno a los animales que serán sacrificados para el deleite de loslugareños.

Por Eduardo Hernández y FernandoTrejo

CORREGIDORA, Qro.- “Pueden ir con la bendiciónde esta celebración, tengan un buen día y mañana es el caldo”,expresa el párroco, las palabras fungen casi como una llamaencendiendo el extremo de una mecha para hacer estallar en aplausos y chiflidos a unas 20 mil almas que vibran con los crecientesdecibeles de la banda en El Pueblito.

La bendición del buey es un episodio de la celebración de laSantísima Virgen de El Pueblito, en Corregidora, hasta el últimorincón de las calles es ocupado por habitantes y foráneos, quejuntos celebran esta tradición con la finalidad de mostrar lacalidad del animal con el que se preparará el banquete del díasiguiente.

Las flores artificiales y de papel que reflejan avivados azules,naranjas, verdes, amarillos y morados hacen juego con los chiles,zanahorias, cebollas, pedazos de caña y hierbas de olor quecuelgan de la espalda del toro; los cuernos puntiagudos, la miradaperdida y una profunda inspiración de aire generan en elespectador la adrenalina suficiente para sentir el deseo de correrdelante del buey.

Tres animales descansan embestidos de elegancia, ignorantes delpapel que desempeñan en una tradición centenaria que no sería lamisma sin su presencia, sobrecargan el ambiente que ya sublimadevoción; una ofrenda que sirve como exposición incluye canastasde mimbre, imágenes de la “Tenanchita”, representaciones del buey, cruces, incienso, fotografías de la corporaciones, flores ytrajes típicos.

"Eh, eh, eh", los gritos de una muchedumbre emocionadaembravecen los ánimos del toro desorientado, palmadas, jalones,golpazos y abucheos rodean al animal, las trompetas, clarinetes,tambores y los cuetes hacen explotar al fin el instinto deseguridad, con unos golpes de las pezuñas sobre el concretoresquebrajado la bestia afianza vuelo y sale disparada entre lamultitud.

Un caos, un torbellino de adrenalina y valentía reaviva losmotores de los más osados y revuelca la seguridad de los curiosos;un joven con camisa y sombrero de ala ancha, espera alucinado a quellegue el momento de correr, cuando escucha las pezuñasgolpeteando, los centenares de pies a su alrededor y los gritos desorpresa, el muchacho suelta otro más de regocijo y emprende sucarrera.

Las caóticas pisadas acentúan la sensación de persecuciónque tanto placer efectúa sobre la multitud, el esfuerzo y losrayos del sol exprimen el sudor del rostro sonriente y enrojecidodel muchacho, un empujón, un mal paso y un descuido lo derriban,magullan la carne contra el suelo polvoroso.

La ansiosa expresión del joven aporreado, cobra tintes depánico, al percatarse de que docenas de personas se precipitansobre él, algunos tropiezan y propinan nuevos golpes al caído,otros más esquivan el nuevo obstáculo y los menos muestransolidaridad.

Un puñado de manos sacan a flote al confundido joven que ahorapone cara de vergüenza y voltea como queriendo verificar acuántos les importó su desventura, pero las ansias se propagan,se contagian con el rose de los cuerpos y aunque no hay peligroalguno, el muchacho continúa con su entretenida carrera.

Los menos atrevidos se amontonan en las aceras, esperando a verel espectáculo que improvisan los osados, “no se acerquen quelas van a tumbar”, reprende una mujer con un gesto desuperioridad a dos adolescentes que se sienten atraídas por laemoción que les provoca la idea de que aquel toro que no quiereavanzar puede revelarse en cualquier momento.

Las patas arrancan el conocido golpeteo de pavimento nuevamentey el desorden empieza otra vez, el espacio se comprime y lasmuchachas se agazapan en una camioneta de redilas para escapar delgriterío y el tumulto.

A su paso, el animal embiste con un costado el improvisadorefugio y las adolescentes sueltan gritos de ansiedad ydesesperación mezcladas con alivio y regocijo, cuando el toro sealeja, sólo queda la estela de personas corriendo por placer.

La conmoción las impulsa a salvar de un brinco y un par dezancadas la distancia hasta la caótica masa, pero el recorrido seacabó y la bestia se ha dado la vuelta para volver sobre susacelerados pasos; ahora las muchachas convertidas en marañas depelos removidos por el viento están a la cabeza de esta aventura ylos rostros redondeados esta vez reflejan verdadero pánico.

“¿Dónde se van a meter?” le grita una a la otra, “nosé, no que muy chingona”, le responde, mientras las dos sedeshacen en risas nerviosas y se apretujan en un rincón de laacera con la mujer con gestos de superioridad, quien les echa unamirada de reprobación mientras menea la cabeza.

TRADICIÓN

Una de las tradiciones y fiestas religiosas más arraigadas enel municipio de Corregidora, son aquellas en honor a la Virgen deEl Pueblito, que se realizan desde que Santa María del Pueblitofue encontrada por los indígenas en la pirámide del Gran Cue en1632.

El Paseo del Buey es una ofrenda que realizan el Mayordomo Viejoy el Mayordomo Nuevo para dar a conocer que estos animales son bienhabidos y que se cuenta con los recursos económicos para mantenera la “Tenanchita” (réplica de la Virgen del Pueblito), que semantiene todo el año en una capilla con velas, flores y uncuidador, el Nuevo Mayordomo.

“La Tenanchita” o Virgen de la Mayordomía, surgió cuandolos habitantes de El Pueblito llevaron a la Virgen de El Pueblitopor primera vez al Santuario en 1736, por ello se entregó laimagen original y “La Tenanchita”, fue entregada a 12mayordomos y 12 Tenanches, esposas de los mayordomos; desdeentonces se realiza el Paseo del Buey en la cabecera municipal deCorregidora.

Desde las ocho de la mañana habitantes y visitantes acuden alSantuario de Santa María del Pueblito, para la bendición de losbueyes que serán sacrificados y continuar con las festividades dela demarcación, como el Día del Caldo, que se llevará a caboeste lunes.

Después de la bendición matutina de los bueyes, salen por elpueblo acompañados por los mayordomos, las tenanches y loshabitantes, que cuelgan tortillas, verduras, frutas, vinos entreotras ofrendas.

Las calles se visten de colorido y ruidos de los jóvenes yviejos habitantes que van al frente de los bueyes corriendo, cuandoson asustados por los mismos mayordomos que gritan -se soltó, sesoltó-, lo cual provoca un ambiente de miedo entre losasistentes.

Detrás de los bueyes se vive una de fiesta, son acompañadoscon banda hasta el término del recorrido por las calles de ElPueblito, que dura entre una hora, y hora y media.

El Paseo del Buey termina en la plaza principal, a un lado deltemplo donde se congregan los habitantes, ahí dan el último vistobueno a los animales que serán sacrificados para el deleite de loslugareños.

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