De siete de la mañana a siete de la noche es el horario de Alfredo, abanderado de la construcción proveniente de la Ciudad de México, quien para soportar las jornadas bajo el sol se protege hasta el rostro para evitar alguna insolación y quemaduras.
Prácticamente todos los días Alfredo se levanta para acudir al trabajo, en Paseo 5 de Febrero, para apoyar en el tránsito diario y el apoyo para que peatones y ciclistas puedan cruzar sin mayor problema, de lado a lado.
Sin embargo, poco se sabe de las complicaciones que este tipo de trabajos tiene, pues la mayoría de estas personas lidian con el sol frecuentemente, quienes utilizan gafas, cascos, sudaderas de manga larga y hasta para cubrir el rostro.
"Yo estoy de siete a siete aquí, dándole, pues no hay de otra", explica Alfredo a Diario de Querétaro, quien refiere que es a partir de las 11 de la mañana que el calor comienza a acechar, encontrando su pico más alto de mediodía a dos de la tarde.
"Aquí entre semana hay mucho tráfico y los días más pesados dependen, pueden ser el lunes o el viernes, y en cuanto al horario de 12 a dos es lo mero bueno, pero no nos rajamos, aunque estemos bajo el sol".
Y es que, en la entidad las temperaturas han alcanzado los 37 grados, lo que ha sido una problemática para quienes trabajan largas horas a la intemperie, como los trabajadores de esta obra, con cerca de 8.5 kilómetros de distancia.
Los trabajadores, además de llevar sus propias pertenencias, así como agua, reciben del vital líquido por parte de la empresa que los contrató, resguardándoles garrafones de agua para lidiar con los calores y la deshidratación.
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"Yo llevo mi agua ahí en mi mochila, mi lonche, pero aquí nos ponen garrafones y ya nada más vamos a llenar los envases y listos, a darle. Los calores están re fuertes, pero aquí estamos, para trabajar y eso es una bendición que tenemos que aprovechar".