Te encuentras en un cuarto con tres personas más y tu ex pareja, entonces te preguntas ¿Cómo terminé aquí, por qué no noté las señales, cómo algo así me pasó a mí?
Ellos hablan y tú sólo escuchas las acusaciones que hacen en tu contra, acerca de cómo tú escogiste a dicha persona para ser tu pareja, razón por la cual ahora tienes que llegar a acuerdos con él y ser una persona sensata por el bien de tu hijo. Ellos señalan que el problema entre ustedes es sólo falta de comunicación y de llegar a comunes acuerdos.
Mientras tanto en tu cabeza te haces a la idea de que tal vez sí, tal vez; el alcoholismo, los gritos, las agresiones, perder amistades, renunciar a empleos por celos, las órdenes de restricción en su contra e incluso la denuncia por agresión física que pones en el archivo que ellos sostienen en sus manos, todo eso, tal vez sí es culpa de una mala comunicación. Ponen en tela de juicio que pidas que dicha persona se atienda psicológicamente por el bien de tu hijo… ellos dicen –“No debe estar tan mal si usted le otorgó un perdón en la Fiscalía.”
Lo que ellos no saben es la deficiencia que cada una de nuestras instancias demuestra a la hora de “informar” y tratar a una víctima de violencia, lo mal que te hacen sentir después de que se hizo el mejor esfuerzo por levantar la voz. Ellos responden que no pueden hacer nada porque no terminaste en el hospital y no te causó ningún gasto médico, además de que tu caso no va a proceder porque ya no viven juntos, a pesar de que tienen un hijo en común y presenció la agresión. Te dicen que lo mejor que puedes hacer es cerrar el caso y conceder el perdón.
Das por cerrado ese caso, asistes todos los días a tu trabajo donde lees miles de notas acerca de mujeres víctimas de feminicidio, que hicieron lo correspondiente, levantar una denuncia, conceder el perdón y seguir aguantando el maltrato hasta que les costó la vida. Las autoridades sacan un comunicado lamentando no haber hecho más por la víctima y la vida sigue. Al día siguiente lees exactamente la misma historia, mientras piensas ¿en algún momento alguien leerá una nota en la cual parezca mi nombre, será el mismo medio donde trabajo el que la publique?
Así que rescato como cabeza de esta nota la línea que leí en un artículo escrito por María Eugenia Rodríguez Palop, “Entre las mujeres el Derecho vence, pero no convence”, porque cada ocasión que una víctima de violencia de género entra a una institución a declarar, puede que se haga todo el procedimiento legal, pero no se llega a la justicia. El castigo no terminará con los feminicidios, pero la atención a la prevención puede hacer una gran diferencia, sino existe crimen qué purgar, no existe castigo que implementar.
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