¿Como quiere ser recordado un Gobernante al final de su administración?
Es una interrogante que se trabaja desde el momento en que se tiene la intención de gobernar un estado, ahí es cuando se visualiza el proyecto y se define la propuesta, el modo y la forma con que se piensa llegar al ciudadano para conquistar su voto.
Los nuevos tiempos definen muy bien la sensibilidad social y tenemos, hoy en día, sociedades más despiertas, más informadas y más dispuestas a aceptar nuevos paradigmas si en ellos va la intención y la voluntad de hacer las cosas y hacerlas bien. En eso se basa el éxito o fracaso de un gran proyecto de gobierno.
Los queretanos quieren vivir bien y esperan mucho de las acciones de su nuevo gobernador Mauricio Kuri. Y ello es natural en un estado que es referente a nivel nacional.
Un sexenio tiene 2190 días, son días muy largos y con noches a veces extremadamente cortas pues en el marco de las acciones de gobierno pasan a diario situaciones que pueden alterar la agenda semanal o incluso mensual, pero el objetivo central nunca se debe de perder de vista: el legado.
Se trata de ser consecuentes con lo dicho y lo hecho y sentar siempre los mejores precedentes sin importar, incluso, las vicisitudes que puedan presentarse, pues justo a ellas hay que verlas como virtudes que puedan construir y consolidar ese recuerdo que se pretende generar en la conciencia ciudadana.
Y así, con una contingencia se topó el gobernador Kuri desde el primer minuto de su gestión, y ha sabido atenderla principalmente con algo esencial en estos momentos: cercanía y sensibilidad con la ciudadanía afectada por las lluvias.
El reciente 1 de octubre vimos dos acontecimientos históricos: la toma de protesta del Gobernador Kuri en el teatro de la Republica y, unas horas después, modificando su agenda fue a recorrer los municipios afectados por las lluvias. Bien.
Se debe tener claro siempre que gobernar, es una tarea pública que suele convertirse en un peso que fatiga primero las fuerzas del alma antes que las fuerzas del cuerpo y va más allá de las meras intenciones personales.
Los ciudadanos somos parte del proceso y nos obliga a coadyuvar en la generación de las mejores formas de ver y ejercer el mejor gobierno.