El oficio de albañil es uno de los más difíciles de realizar, por la fuerza y resistencia que se requiere para la construcción de obras, desde una casa hasta un edificio, donde las intensas jornadas laborales bajo el sol hacen que esta labor no sea para cualquiera.
"Yo trabajo como 45 horas, más o menos", indicó don Genaro, quien se dedica a la albañilería desde hace 40 años: "comencé por mi papá, quien era maistro allá en Salamanca y luego nos vinimos para Querétaro".
La albañilería se define como el arte de construir edificaciones u obras, utilizando diversos materiales como piedra, ladrillo, cal, yeso, cemento y otros materiales, dividida en albañilería simple, armada o reforzada.
"A mis 14 años mi papá me llevó a la obra y desde ahí le comenzamos. Recuerdo que la primera vez que trabajé me enfermé, luego, luego me dio temperatura, porque pues yo no estaba acostumbrado; ni sabía cargar un costal, mucho menos hacer otra cosa", detalla.
Trabajar durante largas jornadas dependiendo la obra, es lo que para Agustín, originario de San Joaquín, en la Sierra queretana, forja al trabajador de la construcción. Él, con 15 años en esto, y 30 en su haber, es un joven entusiasta que agradece su oficio.
"Es lo que da pa´la papa. Mi papá me enseñó a respetar y cuidar mi chamba y a esto me dedico. Yo vengo por obras acá a Querétaro, soy de San Joaquín. Allá mi esposa y mi niña me ven cuando termino acá, que suelo estar uno o dos meses cuando mucho, luego regreso a casa y hasta que salga otro jale".
Para ambos trabajadores el tiempo que emplean en la obra va de 40 a 45 horas a la semana, de puro trabajo físico, con un salario entre los 10 y 12 mil pesos en Querétaro, lo que, dicen, les alcanza para lo básico, aunque les gustaría ganar más por lo que realizan.
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"Claro que quiero ganar más. Son unas chingas esto y no cualquiera le entra. Es subir escaleras, fregarte la espalda, quemarte del sol, hasta estar tostado, y luego viene el regreso, que muchos de nosotros no somos de la ciudad y rentamos por aquí cerca, todos amontonados".
