/ viernes 8 de marzo de 2024

Liliana Ruiz, primera perito del TSJ en lenguaje de señas

La impotencia de poder comunicarse con una chica sordomuda que necesitaba consuelo, la llevó a aprender esta lengua

Con una experiencia de 30 años como intérprete-traductora en Lengua de Señas Mexicana (LSM), Marina Liliana Ruiz Carrasco se distingue como la primera intérprete de su tipo en Querétaro, quien actualmente se desempeña como perito del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), directora de la Asociación Queretana de Intérpretes (ASQUI), y presta sus servicios en los tres poderes de gobierno en el estado.

Originaria de Veracruz y residente de Querétaro desde hace 23 años, el inicio de su travesía en la lengua de señas se remonta a su deseo de transmitir mensajes de esperanza a personas sordas en su labor como Testigo de Jehová.

"Todo empezó cuando quise darle un mensaje de esperanza y de consuelo a una chica, yo soy Testigo de Jehová, y no pude darle este mensaje de esperanza a una chica por mi desconocimiento de la lengua, sentí una enorme impotencia, me dije que esto no volvía a pasar y fui investigando, hasta que di con unas amistades que conocían lengua de señas", explicó para Diario de Querétaro.

La impotencia que experimentó al no poder comunicarse con una joven sorda la llevó a investigar y aprender la lengua de señas, incluso antes de que fuera reconocida oficialmente en México en 2005. Su compromiso se intensificó al involucrarse en casos judiciales de amigos y al notar la falta de intérpretes en el ámbito legal, convirtiéndose en una de las pioneras en su labor.

"Todo inicia por este deseo de satisfacer las necesidades espirituales que tienen estas personas, pero en su idioma. Pasan los meses, pasan los años, pero ellos también tienen necesidades de ser escuchados en el ámbito de impartición de justicia, en el ámbito de salud, y entonces una amiga empieza su proceso de divorcio y me pide que por favor la ayude para interpretar en su juicio. Se me acepta y por parte del Tribunal me dicen que debería meter mis papeles y solicitudes, porque no había alguien que hiciera este trabajo".

Para Ruiz Carrasco, la pasión por un idioma y el placer de romper las barreras del silencio facilitaron su aprendizaje de la lengua de señas. Su integración en la comunidad sorda se gestó de manera lírica, fortaleciéndose con la formación formal necesaria para ejercer como intérprete. Su rol consiste en traducir mensajes entre idiomas, respetando gramática, lingüística y pragmática, y realizando adaptaciones culturales.

"Te vuelves sus amigos con la comunidad de sordos y ellos se sienten parte de. Son personas que, aunque son mexicanos, los tratamos peor que extranjeros en su propio país, porque ni siquiera su propia lengua la conocemos y mucho menos nos preocupamos por satisfacer sus necesidades en el ámbito de la comunicación. Y cuando una persona no tiene comunicación asertiva es bien frustrante y en todo sentido es bien difícil. Y entonces sus causas las haces tuyas y te indigna la injusticia que puede haber hacia ellos".

Como precursora en su campo en Querétaro, Ruiz Carrasco defiende activamente los derechos de los intérpretes y trabaja para que su profesión sea reconocida y respetada. Con dos certificaciones a nivel nacional y una como perito de tribunal a nivel estatal, demuestra su dedicación y seriedad en su labor.

"Defiendo los derechos de un intérprete, lucho porque los derechos sean respetados, y me gusta que también sean realmente intérpretes, no lo que se dice ser seudo intérpretes, personas que no se separan, o que son familiares de personas sordas que ya se sienten intérpretes. Este es un trabajo, una profesión seria como cualquier otra, y para eso se prepara uno. Tengo dos certificaciones ya, a nivel nacional, y la que tengo a nivel estatal, la de perito del Tribunal".

Su día a día implica enfrentar diversos eventos, desde sesiones en el IEEQ hasta casos en la Fiscalía, organizando a su equipo de intérpretes según las necesidades. Sin horarios fijos, su labor se adapta a la variabilidad de los eventos, a menudo extendiéndose hasta altas horas de la noche.

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Ruiz Carrasco destaca el desafío superado al lograr que las autoridades reconozcan la importancia de los intérpretes para garantizar la inclusión en eventos, la justicia y la educación. Su incansable esfuerzo ha contribuido a que la profesión se perciba como un servicio de interpretación dignamente remunerado.

Con una experiencia de 30 años como intérprete-traductora en Lengua de Señas Mexicana (LSM), Marina Liliana Ruiz Carrasco se distingue como la primera intérprete de su tipo en Querétaro, quien actualmente se desempeña como perito del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), directora de la Asociación Queretana de Intérpretes (ASQUI), y presta sus servicios en los tres poderes de gobierno en el estado.

Originaria de Veracruz y residente de Querétaro desde hace 23 años, el inicio de su travesía en la lengua de señas se remonta a su deseo de transmitir mensajes de esperanza a personas sordas en su labor como Testigo de Jehová.

"Todo empezó cuando quise darle un mensaje de esperanza y de consuelo a una chica, yo soy Testigo de Jehová, y no pude darle este mensaje de esperanza a una chica por mi desconocimiento de la lengua, sentí una enorme impotencia, me dije que esto no volvía a pasar y fui investigando, hasta que di con unas amistades que conocían lengua de señas", explicó para Diario de Querétaro.

La impotencia que experimentó al no poder comunicarse con una joven sorda la llevó a investigar y aprender la lengua de señas, incluso antes de que fuera reconocida oficialmente en México en 2005. Su compromiso se intensificó al involucrarse en casos judiciales de amigos y al notar la falta de intérpretes en el ámbito legal, convirtiéndose en una de las pioneras en su labor.

"Todo inicia por este deseo de satisfacer las necesidades espirituales que tienen estas personas, pero en su idioma. Pasan los meses, pasan los años, pero ellos también tienen necesidades de ser escuchados en el ámbito de impartición de justicia, en el ámbito de salud, y entonces una amiga empieza su proceso de divorcio y me pide que por favor la ayude para interpretar en su juicio. Se me acepta y por parte del Tribunal me dicen que debería meter mis papeles y solicitudes, porque no había alguien que hiciera este trabajo".

Para Ruiz Carrasco, la pasión por un idioma y el placer de romper las barreras del silencio facilitaron su aprendizaje de la lengua de señas. Su integración en la comunidad sorda se gestó de manera lírica, fortaleciéndose con la formación formal necesaria para ejercer como intérprete. Su rol consiste en traducir mensajes entre idiomas, respetando gramática, lingüística y pragmática, y realizando adaptaciones culturales.

"Te vuelves sus amigos con la comunidad de sordos y ellos se sienten parte de. Son personas que, aunque son mexicanos, los tratamos peor que extranjeros en su propio país, porque ni siquiera su propia lengua la conocemos y mucho menos nos preocupamos por satisfacer sus necesidades en el ámbito de la comunicación. Y cuando una persona no tiene comunicación asertiva es bien frustrante y en todo sentido es bien difícil. Y entonces sus causas las haces tuyas y te indigna la injusticia que puede haber hacia ellos".

Como precursora en su campo en Querétaro, Ruiz Carrasco defiende activamente los derechos de los intérpretes y trabaja para que su profesión sea reconocida y respetada. Con dos certificaciones a nivel nacional y una como perito de tribunal a nivel estatal, demuestra su dedicación y seriedad en su labor.

"Defiendo los derechos de un intérprete, lucho porque los derechos sean respetados, y me gusta que también sean realmente intérpretes, no lo que se dice ser seudo intérpretes, personas que no se separan, o que son familiares de personas sordas que ya se sienten intérpretes. Este es un trabajo, una profesión seria como cualquier otra, y para eso se prepara uno. Tengo dos certificaciones ya, a nivel nacional, y la que tengo a nivel estatal, la de perito del Tribunal".

Su día a día implica enfrentar diversos eventos, desde sesiones en el IEEQ hasta casos en la Fiscalía, organizando a su equipo de intérpretes según las necesidades. Sin horarios fijos, su labor se adapta a la variabilidad de los eventos, a menudo extendiéndose hasta altas horas de la noche.

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Ruiz Carrasco destaca el desafío superado al lograr que las autoridades reconozcan la importancia de los intérpretes para garantizar la inclusión en eventos, la justicia y la educación. Su incansable esfuerzo ha contribuido a que la profesión se perciba como un servicio de interpretación dignamente remunerado.

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