Desde insultos y reclamos, hasta muestras de agradecimiento y obsequios de bebidas por el fuerte calor, son cosas que Isidro dice vivir en el día a día en su trabajo. Comenta que desde hace once meses contribuye a dirigir el tráfico vehicular para que los peatones puedan cruzar el Paseo 5 de Febrero debido a las obras que se realizan.

El hombre de 48 años de edad y originario de Acámbaro, Michoacán, dice haber vivido la mayor parte de su vida en Estados Unidos cuando trabajaba en la construcción. Agrega que siempre le gusta ser amable y mostrar una buena actitud para hacer más llevadera su jornada laboral.

“Hay muchas personas buenas que entienden nuestro trabajo, pero otras nos han reclamado porque detenemos el tráfico para que pase la gente; eso es lo que no entienden”, refiere.

Menciona haber tenido algunas malas experiencias de trabajo al lado de su esposa, quien tiene la misma actividad que él, esto cuando empezaron las obras y los pusieron a dar apoyo a la altura de la compañía Nestlé.

“En esa ocasión cerraron unos carriles y a gente como no estaba acostumbrada se enojó mucho y hasta nos aventaban piedras y botellas, porque se les hacía tarde. Luego, las cosas se calmaron”, recuerda Isidro.

Isidro señala que a los 12 años de edad emigró a Estados Unidos de donde regresó tras la pérdida de su madre. Comparte que actualmente vive con su esposa solamente.

Otras experiencias que indica haber tenido y de las que se ha percatado ahora que trabaja como auxiliar en el tráfico vehicular, es que los viernes por la tarde y sábado luego del mediodía hay muchos automovilistas que, desde su percepción, conducen bajo los efectos del alcohol.

“Nos damos cuenta porque son más agresivos y en ocasiones no quieren frenar para que pase la gente. Y es que esos días es cuando cobran y seguramente pasan por sus cervezas”, argumenta.

Este fin de semana se le vio en su área de trabajo, de un lado a otro, porque se hizo cargo de apoyar a los peatones que cruzaban el Paseo 5 de Febrero, tanto de norte a sur como viceversa.

“Tengo diabetes, pero de todos modos me siento bien y trabajo hasta doce horas; de las siete de la mañana a las siete de la noche y no descanso ningún día”, platica.

Para Isidro la conducta de las personas se debe a que nos les dieron una educación más adecuada desde el seno familiar. “Creo que la mayoría son buenas personas, pero unos pocos se enojan y son los que luego nos insultan”.

Añade que otro asunto que los incomoda es cuando los motociclistas quieren dar vuelta por el paso peatonal y que cuando ellos tratan de evitarlo han tratado de golpearlos.

“Sí pueden pasar, pero deben apagar el motor y bajarse caminando con la moto a un lado, porque ya son dos ocasiones en que han atropellado gente por hacer eso”, refiere.

Isidro argumenta que él trata de tener buena relación con los ingenieros y con sus compañeros, pero sobre todo con las personas a las que apoya diariamente.

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“Una vez una señora quiso darme dinero como agradecimiento, pero no lo acepté, porque nos dicen que no debemos recibir dinero. Solamente cuando me dejan una botella de agua o una coca se las aceptó, porque el calor es fuerte, aunque ya estoy fogueado”, afirma Isidro con su buen humor.