/ lunes 9 de marzo de 2020

Las mujeres del futuro; así se ven

Un ejercicio de interpretación con una perita especializada muestra a una generación marcada por la violencia de género

Anita quiere ser policía cuando sea mayor, con tan solo 7 años ya tiene claro que lo que quiere es proteger a la gente que le rodea y que solo de ese modo podrá tener una vida feliz. Esa es la situación de la mayoría de las niñas, quienes a su corta edad ya conocen el problema de violencia que existe en el país, tanto que sufren de ansiedad, preocupación y enojo, pero también de esperanza para su futuro.

En un ejercicio realizado por Diario de Querétaro en el que se pidió a niñas de entre 5 y 10 años que dibujaran su futuro, se evidenció que ellas desean ser felices haciendo lo que quieren, pero la sombra de la violencia e inseguridad permea en sus ideales tanto, que lo reflejan en sus imágenes que muchas veces hablan más que su voz.

De acuerdo con la perito en psicología del Tribunal Superior de Justicia, Elsa Haydee Gutiérrez Bujanda, hoy las niñas están creciendo con paranoia y angustia persecutoria que se refleja en su vida diaria y que, en este caso, plasman en cada uno de los dibujos con los que muestran sus traumas y sus problemáticas.

En el caso de Anita, la psicoterapeuta especialista infantil reconoce que se trata de una niña que muestra mucha angustia y ansiedad, y que es a través de ese deseo por ser policía, es que busca cuidarse y cuidar a las personas que la rodean, todo ello relacionado con la actual situación que atraviesa el país y que influye en ella.

“Que ya ahorita una niña nos diga que quiere ser policía nos está hablando del gran problema que está atravesando nuestro país, que es un problema de mucha agresión”, comenta la psicoterapeuta.

Lupita quiere ser doctora, su interés es curar y salvar a las personas porque dice, “es la forma en la que puede ayudar al mundo”, aunque reconoce que le tiene miedo a la sangre, su más grande sueño es estar en un hospital trabajando y ayudando a los demás.

Mientras juega con sus amigas en el parque, se siente libre, pero también demuestra su preocupación cuando una de ellas le propone correr hacia una zona alejada: “no, mejor no vamos” contesta Lupita a su amiga “vi en la tele que se robaban a una niña, yo no quiero ir”, agrega la pequeña de 6 años.

Para Elsa Gutiérrez niñas y niños tienen acceso a un mundo de información que los absorbe, pese a los posibles cuidados de los padres, es por lo que desarrollan una angustia que la trasladan a su vida diaria.

“Hay muchos papás que dicen que tienen cuidados para evitar que los niños vean lo que está pasado, pero son hábiles y en muchas ocasiones se enteran. ¿De qué se habla en el país? De secuestros, violaciones, asesinatos, de eso están plagados algunos dibujos creados por las niñas de hoy”, agrega Gutiérrez Bujanda.

Al cuestionarle sobre el futuro de las niñas, la psicoterapeuta advierte que se ve lleno de mucha angustia y carencias, todo esto relacionado con las problemáticas del país y la ausencia de los padres en su crianza.

“Veo el futuro con mucha angustia, con muchas carencias y las carencias te llevan a delinquir porque en el hambre está la necesidad y cuando las ciudades se saturan de personas hay mayor delincuencia”, añade.

UN RAYO DE ESPERANZA

Pese a este panorama “desolador”, también hay un poco de expectativa, advierte la terapeuta, ya que hay niñas que, pese a la realidad actual, siguen teniendo esperanza en un futuro mejor. Tal es el caso de Joana, quien, a sus 6 años, desea ser maestra de primaria con la ilusión de enseñar a los niños a leer y escribir.

“Yo quiero ser maestra cuando sea grande” comenta Joana, “me gusta mucho enseñar cosas y quiero ser una buena maestra como la mía” agrega.

Al mostrar su dibujo a la psicoterapeuta esta refiere que se trata de una niña cálida y entusiasta que pese a que presenta rasgos de angustia que expresa con la leyenda “Quiero en mi futuro vivir en paz sin ladrones”, también ofrece algo más prometedor que demostraría que aún hay fe.

“¿De qué se habla en el país? De secuestros, violaciones, asesinatos y de eso están plagados algunos dibujos, pero con sorpresa veo el de esta niña que tiene colorido, ilusión, esperanza… este es nuestro México”, enfatiza Elsa Gutiérrez.

Julia es otra pequeña que quiere ser maestra, en su dibujo muestra ese interés por formar a los niños del mañana, pero teniendo presente que no “quiere que le roben sus cosas”. Mientras que María a sus 7 años quiere ser ingeniero en sistemas computacionales o chofer escolta como sus papás, desea viajar y conocer a muchas personas, pero puntualiza que “ser mamá es complicado”.

Este tipo de ejercicios detalla Gutiérrez Bujanda, permite conocer un poco del inconsciente del niño y muestra cómo los intereses de las niñas han ido cambiando con el paso de los años, permeadas siempre por su entorno que en se está volviendo cada día más complicado.

“Nunca hay que subestimar un dibujo, todo dibujo tiene un simbolismo, el mundo de las imágenes es un mundo inconsciente tanto en un dibujo como los sueños, el niño reedita sus traumas, es un momento en el que ellas plasman sus problemas”.

Anita quiere ser policía cuando sea mayor, con tan solo 7 años ya tiene claro que lo que quiere es proteger a la gente que le rodea y que solo de ese modo podrá tener una vida feliz. Esa es la situación de la mayoría de las niñas, quienes a su corta edad ya conocen el problema de violencia que existe en el país, tanto que sufren de ansiedad, preocupación y enojo, pero también de esperanza para su futuro.

En un ejercicio realizado por Diario de Querétaro en el que se pidió a niñas de entre 5 y 10 años que dibujaran su futuro, se evidenció que ellas desean ser felices haciendo lo que quieren, pero la sombra de la violencia e inseguridad permea en sus ideales tanto, que lo reflejan en sus imágenes que muchas veces hablan más que su voz.

De acuerdo con la perito en psicología del Tribunal Superior de Justicia, Elsa Haydee Gutiérrez Bujanda, hoy las niñas están creciendo con paranoia y angustia persecutoria que se refleja en su vida diaria y que, en este caso, plasman en cada uno de los dibujos con los que muestran sus traumas y sus problemáticas.

En el caso de Anita, la psicoterapeuta especialista infantil reconoce que se trata de una niña que muestra mucha angustia y ansiedad, y que es a través de ese deseo por ser policía, es que busca cuidarse y cuidar a las personas que la rodean, todo ello relacionado con la actual situación que atraviesa el país y que influye en ella.

“Que ya ahorita una niña nos diga que quiere ser policía nos está hablando del gran problema que está atravesando nuestro país, que es un problema de mucha agresión”, comenta la psicoterapeuta.

Lupita quiere ser doctora, su interés es curar y salvar a las personas porque dice, “es la forma en la que puede ayudar al mundo”, aunque reconoce que le tiene miedo a la sangre, su más grande sueño es estar en un hospital trabajando y ayudando a los demás.

Mientras juega con sus amigas en el parque, se siente libre, pero también demuestra su preocupación cuando una de ellas le propone correr hacia una zona alejada: “no, mejor no vamos” contesta Lupita a su amiga “vi en la tele que se robaban a una niña, yo no quiero ir”, agrega la pequeña de 6 años.

Para Elsa Gutiérrez niñas y niños tienen acceso a un mundo de información que los absorbe, pese a los posibles cuidados de los padres, es por lo que desarrollan una angustia que la trasladan a su vida diaria.

“Hay muchos papás que dicen que tienen cuidados para evitar que los niños vean lo que está pasado, pero son hábiles y en muchas ocasiones se enteran. ¿De qué se habla en el país? De secuestros, violaciones, asesinatos, de eso están plagados algunos dibujos creados por las niñas de hoy”, agrega Gutiérrez Bujanda.

Al cuestionarle sobre el futuro de las niñas, la psicoterapeuta advierte que se ve lleno de mucha angustia y carencias, todo esto relacionado con las problemáticas del país y la ausencia de los padres en su crianza.

“Veo el futuro con mucha angustia, con muchas carencias y las carencias te llevan a delinquir porque en el hambre está la necesidad y cuando las ciudades se saturan de personas hay mayor delincuencia”, añade.

UN RAYO DE ESPERANZA

Pese a este panorama “desolador”, también hay un poco de expectativa, advierte la terapeuta, ya que hay niñas que, pese a la realidad actual, siguen teniendo esperanza en un futuro mejor. Tal es el caso de Joana, quien, a sus 6 años, desea ser maestra de primaria con la ilusión de enseñar a los niños a leer y escribir.

“Yo quiero ser maestra cuando sea grande” comenta Joana, “me gusta mucho enseñar cosas y quiero ser una buena maestra como la mía” agrega.

Al mostrar su dibujo a la psicoterapeuta esta refiere que se trata de una niña cálida y entusiasta que pese a que presenta rasgos de angustia que expresa con la leyenda “Quiero en mi futuro vivir en paz sin ladrones”, también ofrece algo más prometedor que demostraría que aún hay fe.

“¿De qué se habla en el país? De secuestros, violaciones, asesinatos y de eso están plagados algunos dibujos, pero con sorpresa veo el de esta niña que tiene colorido, ilusión, esperanza… este es nuestro México”, enfatiza Elsa Gutiérrez.

Julia es otra pequeña que quiere ser maestra, en su dibujo muestra ese interés por formar a los niños del mañana, pero teniendo presente que no “quiere que le roben sus cosas”. Mientras que María a sus 7 años quiere ser ingeniero en sistemas computacionales o chofer escolta como sus papás, desea viajar y conocer a muchas personas, pero puntualiza que “ser mamá es complicado”.

Este tipo de ejercicios detalla Gutiérrez Bujanda, permite conocer un poco del inconsciente del niño y muestra cómo los intereses de las niñas han ido cambiando con el paso de los años, permeadas siempre por su entorno que en se está volviendo cada día más complicado.

“Nunca hay que subestimar un dibujo, todo dibujo tiene un simbolismo, el mundo de las imágenes es un mundo inconsciente tanto en un dibujo como los sueños, el niño reedita sus traumas, es un momento en el que ellas plasman sus problemas”.

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