CIUDAD DEL VATICANO. (OEM-Informex).- En tiempos de “espionajeelectrónico”, Italia y el Estado del Papa no son una excepción.La “bomba” estallada sobre los “mails” violados depersonalidades políticas, financieras y también eclesiásticas,repercutió como era de esperarse en todo el país y en elVaticano, con comprensible preocupación acerca de quién sería el“organizador” y cuáles los objetivos de este espionaje de altonivel.
Entre las víctimas de la operación a nivel internacional,además, entre muchos otros, de los exjefes de Gobierno, MatteoRenzi y Mario Monti y del presidente del Banco Central de la UniónEuropea (UE), el italiano Mario Draghi y de varios políticos,también está un “ministro” del Vaticano, el cardenalGiancarlo Ravassi, presidente del Pontificio Consejo para laCultura.
Ravassi se declaró “asombrado” de haber sido uno de losobjetivos del “cyberespionaje” de Giulio (inscrito a lamasonería) y Francesca Occhionero, dos emprendedores hermanos (quese declaran inocentes) residentes en Londres y que se movían enlos ambientes financieros de Europa con contactos en EstadosUnidos.
Eran varios meses, por no decir años, que espiaban correoselectrónicos y “sitios” personales e institucionales depersonalidades políticas y no solo. Ahora ambos se encuentrandetrás de las rejas de una cárcel romana. Fueron arrestadosgracias también a la colaboración del “FBI”, acusados dehaber robado alrededor de 18 mil “username”.
En este contexto, las autoridades italianas, a través de loscanales internacionales utilizados en estos casos, ya solicitaron ala contraparte estadunidense la adquisición de los datos quehabrían permanecido escondidos en los “servidores”, usados porlos agentes federales de ese país. Por lo pronto, en medio deldeclarado “estupor” del cardenal Ravassi y aunque el Vaticanoaún no se ha pronunciado oficialmente sobre el caso, en ambientesperiodísticos trascendió que la Gendarmería del Estadopontificio decidió efectuar un ulterior y meticuloso control delos correos electrónicos de los cardenales y los obispos de laCuria romana.
Recurriendo a su tradicional ironía, Ravassi afirmó que“cuando mucho (los “espías tecnológicos”), habránencontrado una que otra bendición…”. El cardenal, de 74años, es un reconocido biblista, teólogo y experto en judaísmo ydesde 2007 es el “ministro” de cultura del Vaticano.
Controles aún más severos en los servidores eclesiásticos,además de los que ya se llevan a cabo después de los escándalos“Vatileaks”, es decir, el robo y la entrega a la prensa dedocumentos reservados del Vaticano, registrados durante lospontificados de Benedicto XVI y recientemente, de Francisco.
No es un secreto, como señalan en el “Centro nacionalanti-crimen informático” de la policía postal italiana, elhecho de que la Santa Sede representa desde siempre un objetivoprivilegiado para los piratas de la información electrónica anivel planetario, a la par de organismos como la ONU y la NASA.