/ domingo 9 de junio de 2024

Catadura | Ya no es Morena, es México


La ganadora de la pasada elección presidencial no sorprendió a nadie, lo que sí llamó la atención dentro y fuera del país fue lo aplastante del resultado. No hubo competencia alguna, el oficialismo arrolló a una oposición desdibujada, de una forma que ni ellos mismos se esperaban.

Xóchitl Gálvez hizo lo que pudo con lo poco que tenía, fue una candidata digna, pero con eso no alcanza para vencer a un presidente que tardó mas de veinte años en llegar al poder y ahora que lo tiene no lo iba a dejar ir bajo ninguna circunstancia.

La oposición en México no existe, es diminuta política e ideológicamente. Los partidos que la representan o están agotados en el mejor de los casos -como el PAN- o realmente aniquilados -como el PRI y el PRD-.

La desaparición de esos partidos y la creación de nuevas fuerzas políticas se vuelve hoy más urgente que nunca. Hay una ciudadanía que ahí está, que representa más de 17 millones de votos, que no es poca cosa, pero que debe organizarse políticamente. La marea rosa es un buen punto de arranque.

Lo de Morena es diferente, no es sólo el triunfo de un partido político, sino la instauración de un nuevo régimen en el poder público mexicano. Es el PRI del siglo XXI y no tengamos dudas que llegaron para quedarse. Aquellas épocas de partido único trajeron algunas cosas positivas para México y por supuesto, muchas negativas. No somos un país que haya crecido en democracia desde nuestros orígenes, desde la época prehispánica, pasando a la colonial y a la independiente ya teníamos la figura de un gran gobernante, entre tlatoanis, virreyes, emperadores y presidentes.

A finales de los años noventa hubo un intento muy serio por convertirnos en un país democrático, pero nunca llegó a consolidarse. Hoy con Morena volvemos a ese presidencialismo que nos caracterizó en el pasado. El mexicano necesita un gobierno proveedor y un gran jefe -en este caso jefa- a quien abrazarse.

Claudia Sheinbaum será la primera mujer presidenta de México, nadie le puede discutir su legitimidad ganada en las urnas, ni tampoco que recibirá un país en llamas, violento, dividido y empobrecido. El reto será mayúsculo, deberá continuar con lo que hizo bien su antecesor como los programas sociales y el aumento al salario mínimo y solucionar lo que fue incapaz de hacer como pacificar al país y modernizarlo.

Enhorabuena para Claudia Sheinbaum y su equipo que la rodea, hay que desearles lo mejor porque así a los mexicanos nos irá bien. Somos un país con un enorme potencial, pero con gobiernos y políticos que no han estado a la altura. Esperemos que ella lo esté, los ciudadanos le dieron un cheque en blanco, le tuvieron una fe ciega que no debe defraudar, porque esto ya no se trata de Morena, se trata de México. Al tiempo.


  • Facebook: Diego Foyo
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La ganadora de la pasada elección presidencial no sorprendió a nadie, lo que sí llamó la atención dentro y fuera del país fue lo aplastante del resultado. No hubo competencia alguna, el oficialismo arrolló a una oposición desdibujada, de una forma que ni ellos mismos se esperaban.

Xóchitl Gálvez hizo lo que pudo con lo poco que tenía, fue una candidata digna, pero con eso no alcanza para vencer a un presidente que tardó mas de veinte años en llegar al poder y ahora que lo tiene no lo iba a dejar ir bajo ninguna circunstancia.

La oposición en México no existe, es diminuta política e ideológicamente. Los partidos que la representan o están agotados en el mejor de los casos -como el PAN- o realmente aniquilados -como el PRI y el PRD-.

La desaparición de esos partidos y la creación de nuevas fuerzas políticas se vuelve hoy más urgente que nunca. Hay una ciudadanía que ahí está, que representa más de 17 millones de votos, que no es poca cosa, pero que debe organizarse políticamente. La marea rosa es un buen punto de arranque.

Lo de Morena es diferente, no es sólo el triunfo de un partido político, sino la instauración de un nuevo régimen en el poder público mexicano. Es el PRI del siglo XXI y no tengamos dudas que llegaron para quedarse. Aquellas épocas de partido único trajeron algunas cosas positivas para México y por supuesto, muchas negativas. No somos un país que haya crecido en democracia desde nuestros orígenes, desde la época prehispánica, pasando a la colonial y a la independiente ya teníamos la figura de un gran gobernante, entre tlatoanis, virreyes, emperadores y presidentes.

A finales de los años noventa hubo un intento muy serio por convertirnos en un país democrático, pero nunca llegó a consolidarse. Hoy con Morena volvemos a ese presidencialismo que nos caracterizó en el pasado. El mexicano necesita un gobierno proveedor y un gran jefe -en este caso jefa- a quien abrazarse.

Claudia Sheinbaum será la primera mujer presidenta de México, nadie le puede discutir su legitimidad ganada en las urnas, ni tampoco que recibirá un país en llamas, violento, dividido y empobrecido. El reto será mayúsculo, deberá continuar con lo que hizo bien su antecesor como los programas sociales y el aumento al salario mínimo y solucionar lo que fue incapaz de hacer como pacificar al país y modernizarlo.

Enhorabuena para Claudia Sheinbaum y su equipo que la rodea, hay que desearles lo mejor porque así a los mexicanos nos irá bien. Somos un país con un enorme potencial, pero con gobiernos y políticos que no han estado a la altura. Esperemos que ella lo esté, los ciudadanos le dieron un cheque en blanco, le tuvieron una fe ciega que no debe defraudar, porque esto ya no se trata de Morena, se trata de México. Al tiempo.


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