/ lunes 21 de octubre de 2019

Desde la Izquierda

El costo de dividir a una Nación


Hoy el país está más dividido que nunca, la discusión y el señalamiento sobre lo ocurrido en Sinaloa no fueran tan extremosas si no lo hubiera propiciado el mismo Andrés Manuel López Obrador al cual se le regresa como un bumerán; hay quienes lo defienden porque prefirió salvar vidas inocentes a agarrar a un delincuente, pero también hay quienes cuestionan muy duro su estrategia de seguridad, mal planeada y peor ejecutada, y que hablan de un Estado fallido, y aunque no hay un Estado fracasado, todavía, algunas de sus instituciones sí lo son y lo erosionan.

Es un hecho que el crimen organizado disputa al Estado espacios de poder y el ejercicio legítimo de la fuerza, construyendo un poder paralelo basado en el terror, el asesinato y el control territorial. Bromear sobre la seguridad trae sus consecuencias; el principio del fuchi y el guácala no funcionó, las mamás y las abuelitas no han hecho su chamba y al Presidente se le desborda la violencia y la delincuencia organizada. El fracaso en materia de seguridad es más que evidente, y esto aunque es producto y herencia de otros gobiernos, no pudo hoy echar la culpa a los conservadores; lo que hoy se vive es el fracaso de la extrema izquierda en la gobernabilidad de una Nación que pide a gritos control sobre los grupos armados y aclama seguridad para sus ciudadanos.

Michoacán y Sinaloa no merecen la simpleza de una explicación en una conferencia de prensa ni el reconocimiento al error, requiere de acciones concretas y de una política eficiente en donde la inseguridad constituye uno de los grandes problemas de México. La realidad de lo sucedido le lanza a Andrés Manuel un nuevo reto que son las nuevas amenazas a la seguridad que representan un grave riesgo para la gobernabilidad y la democracia.

Si Vicente Fox avaló la huida de El Chapo, Andrés Manuel hizo lo propio con su hijo, pero evidenciando que las estructuras de seguridad, inteligencia y justicia se encuentran sobrepasadas, colapsadas y corrompidas, ¿que no se puede apagar el fuego con fuego? eso habrá que preguntárselo a las familias de los policías y militares caídos esta semana; ¿que el operativo falló? habrá que evaluar más allá del fuchi que están haciendo mal las corporaciones policiacas y militares.

Lo que si es cierto es que la jornada más violenta de las últimas fechas pone de manifiesto una pregunta ¿quién en realidad ganó?, si AMLO quien pide aplausos por salvar vidas; si la delincuencia que lanzaron la ofensiva más agresiva contra el Estado y la sociedad o si la oposición haciendo escarnio de la liberación. Lo que sí queda claro es quien perdió, y está fue la ciudadanía que enfrenta una realidad dramática y es que se le ha arrebatado una vez más su confianza en los cuerpos de seguridad pública, justicia, defensa e inteligencia; su tranquilidad y el derecho a vivir en paz.

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

Face book @Ulises Gómez R

Twitter @Ulisesgrmx

El costo de dividir a una Nación


Hoy el país está más dividido que nunca, la discusión y el señalamiento sobre lo ocurrido en Sinaloa no fueran tan extremosas si no lo hubiera propiciado el mismo Andrés Manuel López Obrador al cual se le regresa como un bumerán; hay quienes lo defienden porque prefirió salvar vidas inocentes a agarrar a un delincuente, pero también hay quienes cuestionan muy duro su estrategia de seguridad, mal planeada y peor ejecutada, y que hablan de un Estado fallido, y aunque no hay un Estado fracasado, todavía, algunas de sus instituciones sí lo son y lo erosionan.

Es un hecho que el crimen organizado disputa al Estado espacios de poder y el ejercicio legítimo de la fuerza, construyendo un poder paralelo basado en el terror, el asesinato y el control territorial. Bromear sobre la seguridad trae sus consecuencias; el principio del fuchi y el guácala no funcionó, las mamás y las abuelitas no han hecho su chamba y al Presidente se le desborda la violencia y la delincuencia organizada. El fracaso en materia de seguridad es más que evidente, y esto aunque es producto y herencia de otros gobiernos, no pudo hoy echar la culpa a los conservadores; lo que hoy se vive es el fracaso de la extrema izquierda en la gobernabilidad de una Nación que pide a gritos control sobre los grupos armados y aclama seguridad para sus ciudadanos.

Michoacán y Sinaloa no merecen la simpleza de una explicación en una conferencia de prensa ni el reconocimiento al error, requiere de acciones concretas y de una política eficiente en donde la inseguridad constituye uno de los grandes problemas de México. La realidad de lo sucedido le lanza a Andrés Manuel un nuevo reto que son las nuevas amenazas a la seguridad que representan un grave riesgo para la gobernabilidad y la democracia.

Si Vicente Fox avaló la huida de El Chapo, Andrés Manuel hizo lo propio con su hijo, pero evidenciando que las estructuras de seguridad, inteligencia y justicia se encuentran sobrepasadas, colapsadas y corrompidas, ¿que no se puede apagar el fuego con fuego? eso habrá que preguntárselo a las familias de los policías y militares caídos esta semana; ¿que el operativo falló? habrá que evaluar más allá del fuchi que están haciendo mal las corporaciones policiacas y militares.

Lo que si es cierto es que la jornada más violenta de las últimas fechas pone de manifiesto una pregunta ¿quién en realidad ganó?, si AMLO quien pide aplausos por salvar vidas; si la delincuencia que lanzaron la ofensiva más agresiva contra el Estado y la sociedad o si la oposición haciendo escarnio de la liberación. Lo que sí queda claro es quien perdió, y está fue la ciudadanía que enfrenta una realidad dramática y es que se le ha arrebatado una vez más su confianza en los cuerpos de seguridad pública, justicia, defensa e inteligencia; su tranquilidad y el derecho a vivir en paz.

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

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Twitter @Ulisesgrmx

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