/ miércoles 14 de noviembre de 2018

Ecos del Senado

Dos preguntas


El 6 de noviembre se efectuaron las elecciones intermedias en Estados Unidos, mediante las cuales se renovó la totalidad de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 36 gubernaturas.

En las semanas previas el presidente Donald Trump intensificó los ataques y amenazas contra las caravanas de migrantes centroamericanos que transitan por nuestro país, en busca de mejores oportunidades y huyendo del crimen organizado, la pobreza y la falta de opciones en sus países.

El presidente Trump utilizó a estos grupos con un claro propósito electoral, buscando mover en sus electores el sentimiento más primario, el miedo, al calificarlos como una amenaza a la seguridad de su país.

De cara al resultado de las elecciones del martes pasado, a pesar de que Trump lo calificó como un “tremendo éxito”, la realidad es que la campaña racista y xenófoba no le funcionó, ya que los demócratas lograron poner fin a 8 años de mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Sin embargo, Trump no perdió tanto como hubiéramos deseado al mantener su mayoría en el Senado, y aun cuando en política no hay reglas escritas, es posible que al igual que Reagan, Clinton y Obama, pueda reelegirse en el 2020, habiendo perdido las elecciones intermedias.

Esta nueva conformación supondrá una etapa de mayor confrontación entre el Presidente y su Congreso, que buscará ser un contrapeso a las iniciativas radicales de Trump. ¿Esto cómo nos puede repercutir a los mexicanos?

El muro fronterizo muy probablemente no encontrará en la mayoría demócrata el financiamiento que necesita y el acuerdo comercial T-MEC, que contaría con el apoyo de los republicanos, ahora requerirá de una intensa labor de cabildeo para convencer de sus bondades a los demócratas.

Por otro lado, las caravanas migrantes siguen avanzando. El Gobierno Mexicano ha decidido no caer en la provocación de Trump y les ha concedido el derecho de tránsito por nuestro territorio, trámites de asilo y, en algunos casos, implementado acciones de deportación.

El presidente Trump continuará con su política antiinmigrante y seguramente mantendrá a numerosos efectivos del ejército de su país en la frontera sur e impedirá, incluso con medios violentos, el cruce masivo de los miles de centroamericanos.

Ante este panorama hay inquietud en diversos sectores respecto a qué hará el gobierno de México para atender este grave problema humanitario. ¿Qué pasará con los miles de migrantes en nuestro territorio?

Tal situación tendrá que ser atendida por el gobierno que dará inicio el próximo 1 de diciembre, y al respecto el presidente electo ya anticipó que ofrecerá trabajo a los migrantes en el proyecto de desarrollo de la zona sur-sureste.

Pero más allá de esta respuesta, se requiere atender de fondo el origen del problema; es necesaria la acción decidida de los países involucrados, incluyendo desde luego a EE.UU., para diseñar una solución conjunta, humanitaria y viable, a fin de resolver las causas que originan la expulsión de las personas y sus familias.

El gran reto del próximo gobierno será no sólo brindar una atención de coyuntura, sino desplegar una labor de gestión política regional con altura de miras en beneficio de todas las partes.

Dos preguntas


El 6 de noviembre se efectuaron las elecciones intermedias en Estados Unidos, mediante las cuales se renovó la totalidad de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 36 gubernaturas.

En las semanas previas el presidente Donald Trump intensificó los ataques y amenazas contra las caravanas de migrantes centroamericanos que transitan por nuestro país, en busca de mejores oportunidades y huyendo del crimen organizado, la pobreza y la falta de opciones en sus países.

El presidente Trump utilizó a estos grupos con un claro propósito electoral, buscando mover en sus electores el sentimiento más primario, el miedo, al calificarlos como una amenaza a la seguridad de su país.

De cara al resultado de las elecciones del martes pasado, a pesar de que Trump lo calificó como un “tremendo éxito”, la realidad es que la campaña racista y xenófoba no le funcionó, ya que los demócratas lograron poner fin a 8 años de mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Sin embargo, Trump no perdió tanto como hubiéramos deseado al mantener su mayoría en el Senado, y aun cuando en política no hay reglas escritas, es posible que al igual que Reagan, Clinton y Obama, pueda reelegirse en el 2020, habiendo perdido las elecciones intermedias.

Esta nueva conformación supondrá una etapa de mayor confrontación entre el Presidente y su Congreso, que buscará ser un contrapeso a las iniciativas radicales de Trump. ¿Esto cómo nos puede repercutir a los mexicanos?

El muro fronterizo muy probablemente no encontrará en la mayoría demócrata el financiamiento que necesita y el acuerdo comercial T-MEC, que contaría con el apoyo de los republicanos, ahora requerirá de una intensa labor de cabildeo para convencer de sus bondades a los demócratas.

Por otro lado, las caravanas migrantes siguen avanzando. El Gobierno Mexicano ha decidido no caer en la provocación de Trump y les ha concedido el derecho de tránsito por nuestro territorio, trámites de asilo y, en algunos casos, implementado acciones de deportación.

El presidente Trump continuará con su política antiinmigrante y seguramente mantendrá a numerosos efectivos del ejército de su país en la frontera sur e impedirá, incluso con medios violentos, el cruce masivo de los miles de centroamericanos.

Ante este panorama hay inquietud en diversos sectores respecto a qué hará el gobierno de México para atender este grave problema humanitario. ¿Qué pasará con los miles de migrantes en nuestro territorio?

Tal situación tendrá que ser atendida por el gobierno que dará inicio el próximo 1 de diciembre, y al respecto el presidente electo ya anticipó que ofrecerá trabajo a los migrantes en el proyecto de desarrollo de la zona sur-sureste.

Pero más allá de esta respuesta, se requiere atender de fondo el origen del problema; es necesaria la acción decidida de los países involucrados, incluyendo desde luego a EE.UU., para diseñar una solución conjunta, humanitaria y viable, a fin de resolver las causas que originan la expulsión de las personas y sus familias.

El gran reto del próximo gobierno será no sólo brindar una atención de coyuntura, sino desplegar una labor de gestión política regional con altura de miras en beneficio de todas las partes.

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