/ lunes 10 de febrero de 2020

El Campo de los Sueños

The Kid


Las Grandes Ligas de Béisbol eligieron el Fenway Park, casa de los Medias Rojas de Boston como la sede para el último Juego de Estrellas del siglo XX. Al iniciar la ceremonia previa al enfrentamiento, un carrito de golf salió de los jardines del estadio llevando consigo a una de las más grandes figuras de la historia de la pelota caliente, Ted Williams. “The Kid”, como era conocido, el otrora jardinero de los patirrojos, descendió del vehículo y ayudado por Tony Gwynn, realizó el primer lanzamiento. Lo ovación recibida por Williams fue ensordecedora. Los fanáticos de Boston, carentes de un título en 81 años, se mostraban orgullosos de contar en sus anales con el “más grande bateador que ha vivido”, descripción que Williams, hacía de si mismo, cuando la gente le preguntaba como le gustaría ser recordado.

The Kid nacido en 1918 en San Diego, California, jugó 19 temporadas en el estadio, que ese día de julio de 1999 lo veía por última vez. Williams fallecería tres años después víctima de un paro cardiaco, sin haber visto coronarse al equipo de sus amores. Los Medias Rojas conjurarían la maldición de Babe Ruth surgida en el año de nacimiento de “The Kid”, en el 2004 al barrer en cuatro juegos a los Cardenales de San Luis.

Ted Williams era un pelotero disciplinado hasta la obsesión. Cuentan que desde niño pasaba gran parte del día haciendo swings en el patio en donde vivía y que incluso despertaba por la madrugada para continuar perfeccionando su bateo. Su perseverancia, sumada a una vista prodigiosa, que le permitía ver las costuras de la pelota en su movimiento con dirección al plato, lo convirtieron en el bateador más temible que haya pisado un campo de juego.

Williams, manifestaba que el béisbol es una de las actividades más nobles de la humanidad, solo en ella, quien tiene éxito en tres de diez oportunidades, puede ser considerado un estrella. “The Kid”, superó esa medida, al lograr en 1941, algo que no se ha repetido desde entonces, batear para un promedio superior a .400. En el último día de la temporada regular de ese año mágico, en el que Joe DiMaggio conectó de hit en 56 juegos consecutivos; Williams llegó con un promedio de bateo de .39955, que sin movimientos hubiera sido redondeado en .400. El pelotero de los Medias Rojas, desoyendo el consejo de su manager, salió al terreno de juego, poniendo en riesgo alcanzar la marca que tenía 11 años sin presentarse. Williams, concluyó ambos partidos bateando de hit en seis de ocho oportunidades, aumentado su efectividad con el madero a .406.

La huella que dejó en la Gran Carpa, el oriundo de San Diego pudo ser superior, de no haber cumplido con otra faceta durante su época como pelotero. Entre 1943 y 1945 y en 1952 y 1953, Williams sirvió a las fuerzas armadas de su país como piloto en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea. Al regresar de combate, Ted Williams, volvió al campo de juego para continuar destruyendo el pitcheo rival.

“The Kid” se retiraría en 1960 a los 41 años de edad, con 521 cuadrangulares, 1839 producidas y un promedio de por vida de .344. Números que solo están al alcance de quien es considerado “el más grande bateador que ha vivido”.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

The Kid


Las Grandes Ligas de Béisbol eligieron el Fenway Park, casa de los Medias Rojas de Boston como la sede para el último Juego de Estrellas del siglo XX. Al iniciar la ceremonia previa al enfrentamiento, un carrito de golf salió de los jardines del estadio llevando consigo a una de las más grandes figuras de la historia de la pelota caliente, Ted Williams. “The Kid”, como era conocido, el otrora jardinero de los patirrojos, descendió del vehículo y ayudado por Tony Gwynn, realizó el primer lanzamiento. Lo ovación recibida por Williams fue ensordecedora. Los fanáticos de Boston, carentes de un título en 81 años, se mostraban orgullosos de contar en sus anales con el “más grande bateador que ha vivido”, descripción que Williams, hacía de si mismo, cuando la gente le preguntaba como le gustaría ser recordado.

The Kid nacido en 1918 en San Diego, California, jugó 19 temporadas en el estadio, que ese día de julio de 1999 lo veía por última vez. Williams fallecería tres años después víctima de un paro cardiaco, sin haber visto coronarse al equipo de sus amores. Los Medias Rojas conjurarían la maldición de Babe Ruth surgida en el año de nacimiento de “The Kid”, en el 2004 al barrer en cuatro juegos a los Cardenales de San Luis.

Ted Williams era un pelotero disciplinado hasta la obsesión. Cuentan que desde niño pasaba gran parte del día haciendo swings en el patio en donde vivía y que incluso despertaba por la madrugada para continuar perfeccionando su bateo. Su perseverancia, sumada a una vista prodigiosa, que le permitía ver las costuras de la pelota en su movimiento con dirección al plato, lo convirtieron en el bateador más temible que haya pisado un campo de juego.

Williams, manifestaba que el béisbol es una de las actividades más nobles de la humanidad, solo en ella, quien tiene éxito en tres de diez oportunidades, puede ser considerado un estrella. “The Kid”, superó esa medida, al lograr en 1941, algo que no se ha repetido desde entonces, batear para un promedio superior a .400. En el último día de la temporada regular de ese año mágico, en el que Joe DiMaggio conectó de hit en 56 juegos consecutivos; Williams llegó con un promedio de bateo de .39955, que sin movimientos hubiera sido redondeado en .400. El pelotero de los Medias Rojas, desoyendo el consejo de su manager, salió al terreno de juego, poniendo en riesgo alcanzar la marca que tenía 11 años sin presentarse. Williams, concluyó ambos partidos bateando de hit en seis de ocho oportunidades, aumentado su efectividad con el madero a .406.

La huella que dejó en la Gran Carpa, el oriundo de San Diego pudo ser superior, de no haber cumplido con otra faceta durante su época como pelotero. Entre 1943 y 1945 y en 1952 y 1953, Williams sirvió a las fuerzas armadas de su país como piloto en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea. Al regresar de combate, Ted Williams, volvió al campo de juego para continuar destruyendo el pitcheo rival.

“The Kid” se retiraría en 1960 a los 41 años de edad, con 521 cuadrangulares, 1839 producidas y un promedio de por vida de .344. Números que solo están al alcance de quien es considerado “el más grande bateador que ha vivido”.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

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