/ domingo 17 de marzo de 2024

El cronista sanjuanense | Indulto al toro


El pasado sábado hubo una corrida de toros, en el marco de la Feria del Toro de Lidia, en la vecina ciudad de Tequisquiapan; ahí ocurrió un hecho que pocas, muy pocas veces, sucede: se indultó a un toro. En esta corrida se lidiaron seis toros de la afamada ganadería Xajay, una dehesa que tiene su origen histórico en la ex hacienda Santa Rosa de San Juan del Río, Querétaro.

Ganadería Xajay fue fundada en el año 1923 por el sanjuanense Edmundo Guerrero Perusquía, junto con su hermano Jorge, quienes iniciaron aquel año con reses de San Nicolás Peralta, agregando con el tiempo un centenar de vacas y sementales provenientes de Campos Varela, otras de José Julián Llaguno, de San Martín, de San Mateo y otras de Garfias. En los años 50’s del siglo XX se agregaron a Xajay vacas y sementales de Parladé y otros más de Campos Varela, provenientes de la tierra vasca de España. Con esas sangres se logró consolidar con grandes toros bravos, los que han marcado su historia que la han hecho famosa.

Al presenciar el indulto a Príncipe (nombre del quinto toro de la tarde en Tequisquiapan) de 465 kilos, recordé que el primer toro indultado en la monumental Plaza México fue precisamente uno de Xajay en el año 1949. Fue noticia nacional. El periódico Ovaciones público a ocho columnas una fotografía de los hermanos Edmundo y Jorge Guerrero Perusquía, dueños de Xajay, recorriendo el ruedo agradeciendo los aplausos que les tributo el público que abarrotó la plaza. En la publicación también aparecía el toro indultado, llamado “Bate”, un negro entrepelado, bragado, que traía en los costillares el número 44, con un peso de 423 kilos.

En la tauromaquia, el indulto al toro es la gracia que se le concede al demostrar en el ruedo una bravura extraordinaria, la que permite que se le perdone la vida tras la lidia. El indulto favorece el destino del toro como semental, preservando en su máxima pureza la raza y la casta. Cuando se indulta un toro quien triunfa es el ganadero por preservar la casta brava en su dehesa; al torero se le evalúa de acuerdo al gran toro. Además del indulto en plaza, también está otro “indulto” (que no lo es) que se hace en la propia ganadería; este se lleva a cabo mediante la selección de machos para sementales o tienta de hembras para bravura.

En las razas bovinas, la raza de lidia es una de las más antiguas del mundo, pionera en la implantación de un programa de selección complejo en el que existen registros genealógicos y de caracteres propios de sus específicos objetivos productivos. La selección del toro bravo y la fijación de sus características físicas y de comportamiento han sido el objetivo principal de esta selección. Por esta razón, los ganaderos que disponen de toros indultados destinan su uso a mantener la calidad genética de sus reses empleándolos como sementales. Asimismo, las vacas de vientre están también sometidas a este proceso de selección, en el que se buscan los criterios de bravura, fuerza, fijeza y movilidad.

Existe polémica entre un sector de aficionados taurinos con respecto a los indultos que se conceden. La libre interpretación de los jueces, en algunos casos, ha permitido que el indulto deje de ser un reconocimiento exclusivo a la bravura del toro durante la lidia, más bien se puede considerar como un premio hacia el torero, por ser capaz de haber extraído todas las cualidades que posee el animal durante la faena.

Aunque es posible que en nuestros días resulte incompatible la fiesta brava con la realidad social actual, debemos considerar la relación que existe entre la historia, la cultura y la tradición que representa la tauromaquia en México desde el siglo XVI. Desde luego puede existir polémica en estas letras, pero también tenemos derecho a conocer los conceptos que involucran a la tauromaquia.

En Querétaro, el 18 de diciembre de 2012 se publicó, en el periódico oficial La Sombra de Arteaga, el Decreto por el que se declaró a la Fiesta de Toros como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.

En cinco estados están prohibidas las corridas de toros (Sonora, Sinaloa, Coahuila, Guerrero y Quintana Roo), declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial en ocho (Nuevo León, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Colima, Hidalgo y Tlaxcala), invalidado este nombramiento en Nayarit; parcialmente prohibidas en Ciudad de México y Veracruz; y permitidas o sin legislación en el resto del país.

Síganme en Facebook: @CronistaSanJuandelRio


El pasado sábado hubo una corrida de toros, en el marco de la Feria del Toro de Lidia, en la vecina ciudad de Tequisquiapan; ahí ocurrió un hecho que pocas, muy pocas veces, sucede: se indultó a un toro. En esta corrida se lidiaron seis toros de la afamada ganadería Xajay, una dehesa que tiene su origen histórico en la ex hacienda Santa Rosa de San Juan del Río, Querétaro.

Ganadería Xajay fue fundada en el año 1923 por el sanjuanense Edmundo Guerrero Perusquía, junto con su hermano Jorge, quienes iniciaron aquel año con reses de San Nicolás Peralta, agregando con el tiempo un centenar de vacas y sementales provenientes de Campos Varela, otras de José Julián Llaguno, de San Martín, de San Mateo y otras de Garfias. En los años 50’s del siglo XX se agregaron a Xajay vacas y sementales de Parladé y otros más de Campos Varela, provenientes de la tierra vasca de España. Con esas sangres se logró consolidar con grandes toros bravos, los que han marcado su historia que la han hecho famosa.

Al presenciar el indulto a Príncipe (nombre del quinto toro de la tarde en Tequisquiapan) de 465 kilos, recordé que el primer toro indultado en la monumental Plaza México fue precisamente uno de Xajay en el año 1949. Fue noticia nacional. El periódico Ovaciones público a ocho columnas una fotografía de los hermanos Edmundo y Jorge Guerrero Perusquía, dueños de Xajay, recorriendo el ruedo agradeciendo los aplausos que les tributo el público que abarrotó la plaza. En la publicación también aparecía el toro indultado, llamado “Bate”, un negro entrepelado, bragado, que traía en los costillares el número 44, con un peso de 423 kilos.

En la tauromaquia, el indulto al toro es la gracia que se le concede al demostrar en el ruedo una bravura extraordinaria, la que permite que se le perdone la vida tras la lidia. El indulto favorece el destino del toro como semental, preservando en su máxima pureza la raza y la casta. Cuando se indulta un toro quien triunfa es el ganadero por preservar la casta brava en su dehesa; al torero se le evalúa de acuerdo al gran toro. Además del indulto en plaza, también está otro “indulto” (que no lo es) que se hace en la propia ganadería; este se lleva a cabo mediante la selección de machos para sementales o tienta de hembras para bravura.

En las razas bovinas, la raza de lidia es una de las más antiguas del mundo, pionera en la implantación de un programa de selección complejo en el que existen registros genealógicos y de caracteres propios de sus específicos objetivos productivos. La selección del toro bravo y la fijación de sus características físicas y de comportamiento han sido el objetivo principal de esta selección. Por esta razón, los ganaderos que disponen de toros indultados destinan su uso a mantener la calidad genética de sus reses empleándolos como sementales. Asimismo, las vacas de vientre están también sometidas a este proceso de selección, en el que se buscan los criterios de bravura, fuerza, fijeza y movilidad.

Existe polémica entre un sector de aficionados taurinos con respecto a los indultos que se conceden. La libre interpretación de los jueces, en algunos casos, ha permitido que el indulto deje de ser un reconocimiento exclusivo a la bravura del toro durante la lidia, más bien se puede considerar como un premio hacia el torero, por ser capaz de haber extraído todas las cualidades que posee el animal durante la faena.

Aunque es posible que en nuestros días resulte incompatible la fiesta brava con la realidad social actual, debemos considerar la relación que existe entre la historia, la cultura y la tradición que representa la tauromaquia en México desde el siglo XVI. Desde luego puede existir polémica en estas letras, pero también tenemos derecho a conocer los conceptos que involucran a la tauromaquia.

En Querétaro, el 18 de diciembre de 2012 se publicó, en el periódico oficial La Sombra de Arteaga, el Decreto por el que se declaró a la Fiesta de Toros como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.

En cinco estados están prohibidas las corridas de toros (Sonora, Sinaloa, Coahuila, Guerrero y Quintana Roo), declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial en ocho (Nuevo León, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Colima, Hidalgo y Tlaxcala), invalidado este nombramiento en Nayarit; parcialmente prohibidas en Ciudad de México y Veracruz; y permitidas o sin legislación en el resto del país.

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