/ miércoles 1 de abril de 2020

La Grabadora

Grabando…


Latif era el pordiosero más pobre de la aldea y era considerado como el hombre más sabio del pueblo. Un día el Rey, en la plaza, se dirigió al mendigo: “Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.” Latif lo miró y le dijo: “Puedes quedarte con tu moneda. ¿Para qué la querría yo? ¿Cuál es tu pregunta?”. El Rey se sorprendió, se despachó con una pregunta que hacía días lo angustiaba. La repuesta de Latif fue justa y creativa. El Rey se sorprendió y dejó su moneda a los pies del mendigo.

Al día siguiente el Rey volvió al mercado. Otra vez hizo una pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente. El soberano le dijo: “Lafit, te necesito, No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas al palacio y seas mi asesor”. Latif aceptó.

Esto desencadenó los celos de todos los cortesanos. Un día uno de ellos le dijo al Rey: “Tu amigo Latif está conspirando para derrocarte”.
“No puede ser”, dijo el Rey. “Puedes confirmarlo, se reúne a escondidas, no sabemos con quién”. El Rey escondido vio cómo Latif llegaba a la puerta y se metía a un cuarto, seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta. “¿Quién es?”, dijo Latif desde adentro. “Soy yo, el Rey – dijo el soberano – Ábreme la puerta”. Latif abrió la puerta. No había nadie allí, salvo Latif. “¿Estás conspirando contra mí, Latif?”, preguntó el Rey.

“¿Cómo se te ocurre, majestad?“ contestó Latif. El Rey respondió “Pero vienes aquí cada tarde en secreto”.

Latif sonrió y se acercó a la túnica harapienta que pendía del techo. La acarició y le dijo al Rey: “Hace sólo seis meses cuando llegué, lo único que tenía eran esta túnica y este plato y esta vara de madera”, dijo Latif. “Ahora me siento tan cómodo con la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que me regalas a tu lado, que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de quién soy y de dónde vine”.

Off the record…

Buena historia del pasado y del presente. Ojalá que pronto vivamos tiempos mejores.

Grabando…


Latif era el pordiosero más pobre de la aldea y era considerado como el hombre más sabio del pueblo. Un día el Rey, en la plaza, se dirigió al mendigo: “Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.” Latif lo miró y le dijo: “Puedes quedarte con tu moneda. ¿Para qué la querría yo? ¿Cuál es tu pregunta?”. El Rey se sorprendió, se despachó con una pregunta que hacía días lo angustiaba. La repuesta de Latif fue justa y creativa. El Rey se sorprendió y dejó su moneda a los pies del mendigo.

Al día siguiente el Rey volvió al mercado. Otra vez hizo una pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente. El soberano le dijo: “Lafit, te necesito, No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas al palacio y seas mi asesor”. Latif aceptó.

Esto desencadenó los celos de todos los cortesanos. Un día uno de ellos le dijo al Rey: “Tu amigo Latif está conspirando para derrocarte”.
“No puede ser”, dijo el Rey. “Puedes confirmarlo, se reúne a escondidas, no sabemos con quién”. El Rey escondido vio cómo Latif llegaba a la puerta y se metía a un cuarto, seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta. “¿Quién es?”, dijo Latif desde adentro. “Soy yo, el Rey – dijo el soberano – Ábreme la puerta”. Latif abrió la puerta. No había nadie allí, salvo Latif. “¿Estás conspirando contra mí, Latif?”, preguntó el Rey.

“¿Cómo se te ocurre, majestad?“ contestó Latif. El Rey respondió “Pero vienes aquí cada tarde en secreto”.

Latif sonrió y se acercó a la túnica harapienta que pendía del techo. La acarició y le dijo al Rey: “Hace sólo seis meses cuando llegué, lo único que tenía eran esta túnica y este plato y esta vara de madera”, dijo Latif. “Ahora me siento tan cómodo con la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que me regalas a tu lado, que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de quién soy y de dónde vine”.

Off the record…

Buena historia del pasado y del presente. Ojalá que pronto vivamos tiempos mejores.

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