/ miércoles 8 de abril de 2020

La Grabadora

Grabando...

El ‘viene viene, aparta lugares o franeleros, se lo cuido joven’, el cargador con el diablito, los ‘se lo lavo’, los traperos, los ‘valet parking’, los limpiabrisas, los y las malabaristas en las esquinas, los ‘deme algo para comer’, ‘vengo de Honduras, un pesito para un taco’, los cargadores en los mercados, aquellos y aquellas que se las ingenian para ganar un pesito.

Aquellos hombres y mujeres que se las ingenian para vender cualquier objeto o producto alrededor de los mercados, a la entrada de los estadios, fuera de las escuelas, universidades, cárceles, de las oficinas públicas, antes de abordar el transporte. Los que ofrecen tamales las mañanas y las tardes-noches. Los agua-frescas, fruteros, todo lo que se pueda imaginar que se ofertan en la vía pública; aquellos que pasan en su camioneta o auto, a veces medio destartalados, por tu calle vendiendo verduras, nieve, pan y demás.

No me diga los tianguis de cualquier día de la semana que se instalan en diferentes colonias y barrios con todos los productos que se ofrecen, desde tacos, garnachas, pescados, mariscos, chicharrón, tortas, gorditas, comida para llevar y lo que nos podamos imaginar y lo compramos. Más lo que me falta mencionar de toda la magia y el sabor de nuestra maravillosa gastronomía callejera, aumentémosle desde películas piratas y muchas cosas más.

Todo es parte de nuestra cultura y que desde la época prehispánica ya se acostumbraba. Cerca de tu casa, de tu negocio siempre hay algo que comprar para satisfacer el apetito o llevar a casa. Que tal un taco mañanero de canasta, o por la noche uno de maciza de cabeza, de bistec, asadura, chorizo con una tortilla que hasta nos sirve de cuchara, acompañados de una picosa salsa roja, verde, con pepino, rábano, cebolla, cilantro y lo que a su gusto culinario se le antoje.

Querétaro es basto en oferta de tacos, luego les platico mis favoritos, pero hoy es día de luto, porque ni hombres, mujeres, niños y niñas no apartan lugares en la calle, no se ponen la mayoría de los puestos de tacos dorados, sudados y al pastor, garnachas y demás. La pozolerÍa está cerrada. Los sábados y domingos los puestos de tacos de carnitas con su chile en vinagre, los de barbacoa con su consomé bien calientito y no me diga los de tripas, bien gracias, la mayoría de los puestos no abren, aunque algunos siguen haciéndolo y tienen, aunque pocos, clientes que los saborean.

OFF THE RECORD…

Me faltó mencionar muchos otros, mejor no le sigo porque ya me dio coraje con el maldito ’coronavirus’ y por lo que muchos mexicanos y cuates de todos los países están sufriéndola por no tener trabajo, por no recibir propinas, por no tener con que amanecer mañana para llevar la comida a casa.

Aquí en México por no ver quien les ayude, ya que el que tiene el mando del país los ignora, a los que aquí platique y a muchos otros que no saben cuál es su futuro, no se vale.

Lo único que se me ocurre es pedir perdón, por lo que a mi corresponde, por no poder ayudar a quien lo necesita. Perdón por el mundo que nos ha tocado vivir. Yo me siento afortunado por lo que tengo. Dijo el poeta de la canción, Napoleón, ‘Siempre vendrán tiempos mejores’.

Grabando...

El ‘viene viene, aparta lugares o franeleros, se lo cuido joven’, el cargador con el diablito, los ‘se lo lavo’, los traperos, los ‘valet parking’, los limpiabrisas, los y las malabaristas en las esquinas, los ‘deme algo para comer’, ‘vengo de Honduras, un pesito para un taco’, los cargadores en los mercados, aquellos y aquellas que se las ingenian para ganar un pesito.

Aquellos hombres y mujeres que se las ingenian para vender cualquier objeto o producto alrededor de los mercados, a la entrada de los estadios, fuera de las escuelas, universidades, cárceles, de las oficinas públicas, antes de abordar el transporte. Los que ofrecen tamales las mañanas y las tardes-noches. Los agua-frescas, fruteros, todo lo que se pueda imaginar que se ofertan en la vía pública; aquellos que pasan en su camioneta o auto, a veces medio destartalados, por tu calle vendiendo verduras, nieve, pan y demás.

No me diga los tianguis de cualquier día de la semana que se instalan en diferentes colonias y barrios con todos los productos que se ofrecen, desde tacos, garnachas, pescados, mariscos, chicharrón, tortas, gorditas, comida para llevar y lo que nos podamos imaginar y lo compramos. Más lo que me falta mencionar de toda la magia y el sabor de nuestra maravillosa gastronomía callejera, aumentémosle desde películas piratas y muchas cosas más.

Todo es parte de nuestra cultura y que desde la época prehispánica ya se acostumbraba. Cerca de tu casa, de tu negocio siempre hay algo que comprar para satisfacer el apetito o llevar a casa. Que tal un taco mañanero de canasta, o por la noche uno de maciza de cabeza, de bistec, asadura, chorizo con una tortilla que hasta nos sirve de cuchara, acompañados de una picosa salsa roja, verde, con pepino, rábano, cebolla, cilantro y lo que a su gusto culinario se le antoje.

Querétaro es basto en oferta de tacos, luego les platico mis favoritos, pero hoy es día de luto, porque ni hombres, mujeres, niños y niñas no apartan lugares en la calle, no se ponen la mayoría de los puestos de tacos dorados, sudados y al pastor, garnachas y demás. La pozolerÍa está cerrada. Los sábados y domingos los puestos de tacos de carnitas con su chile en vinagre, los de barbacoa con su consomé bien calientito y no me diga los de tripas, bien gracias, la mayoría de los puestos no abren, aunque algunos siguen haciéndolo y tienen, aunque pocos, clientes que los saborean.

OFF THE RECORD…

Me faltó mencionar muchos otros, mejor no le sigo porque ya me dio coraje con el maldito ’coronavirus’ y por lo que muchos mexicanos y cuates de todos los países están sufriéndola por no tener trabajo, por no recibir propinas, por no tener con que amanecer mañana para llevar la comida a casa.

Aquí en México por no ver quien les ayude, ya que el que tiene el mando del país los ignora, a los que aquí platique y a muchos otros que no saben cuál es su futuro, no se vale.

Lo único que se me ocurre es pedir perdón, por lo que a mi corresponde, por no poder ayudar a quien lo necesita. Perdón por el mundo que nos ha tocado vivir. Yo me siento afortunado por lo que tengo. Dijo el poeta de la canción, Napoleón, ‘Siempre vendrán tiempos mejores’.

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