/ miércoles 17 de abril de 2024

La pista | Rivalidad ideológica


Medio Oriente otra vez fue la noticia principal el fin de semana, la tensión entre dos viejos rivales alcanzó su punto más álgido quizás por primera vez en la historia desde 1979, cuando se tensaron las relaciones entre Israel e Irán.

Irán lanzó una ofensiva sin precedentes con aviones no tripulados y misiles contra territorio israelí, después de prometer represalias por un ataque a su consulado en la capital siria, Damasco, en el que murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán, incluidos dos generales. Ataque del cual Israel nunca se atribuyó esa agresión, pero se cree que estuvo detrás del bombardeo.

Israel e Irán han estado involucrados en una guerra en la sombra que dura años ya, en la que ambos atacaron objetivos del otro sin admitir responsabilidad. Irán supera en tamaño y población a su rival, pero Israel tiene un mejor poder militar con unas fuerzas aéreas destacadas.

La cuestión nuclear es lo que pone los ojos del mundo en este conflicto, aunado a los países que son los aliados por ambos lados. Irán con el respaldo ideológico de China y Rusia que en este momento tiene otras prioridades de conflictos, como es el caso de la guerra con Ucrania que está por cumplir 26 meses.

Israel tiene el respaldo político de Estados Unidos y Reino Unido entre otros, por ello todo el entorno de nerviosismo mundial ante reacciones inmediatas ante el ataque del fin de semana.

Como pasa a lo largo también de la historia uno de los primeros mecanismos que se han puesto en marcha ha sido la vía diplomática. La comunidad internacional ha condenado mayoritariamente el ataque iraní, pero ha llamado a evitar una escalada del conflicto. Así, tanto las Naciones Unidas como el G7 van a reunirse para hacer declaraciones conjuntas en caso de llegar a un acuerdo.

La Unión Europea también ha mostrado su contundente rechazo "al inaceptable" ataque. Y el Reino Unido ha acusado a Irán de tener "la intención de sembrar el caos en su propio patio trasero". Aunque este tipo de acciones generan un importante efecto simbólico y marcan las posiciones, lo cierto es que suelen tener resultados limitados, tal y como se ha visto en los sucesivos llamamientos a un alto el fuego en conflictos como la guerra en Gaza entre Hamás e Israel, al carecer de mecanismos para implementar resoluciones.

Irán puede seguir siendo un punto de fricción, con Israel manteniendo una política de ambigüedad deliberada sobre sus capacidades nucleares, e Irán enriqueciendo uranio más allá de los límites acordados internacionalmente, aunque niega buscar armas nucleares.



Medio Oriente otra vez fue la noticia principal el fin de semana, la tensión entre dos viejos rivales alcanzó su punto más álgido quizás por primera vez en la historia desde 1979, cuando se tensaron las relaciones entre Israel e Irán.

Irán lanzó una ofensiva sin precedentes con aviones no tripulados y misiles contra territorio israelí, después de prometer represalias por un ataque a su consulado en la capital siria, Damasco, en el que murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán, incluidos dos generales. Ataque del cual Israel nunca se atribuyó esa agresión, pero se cree que estuvo detrás del bombardeo.

Israel e Irán han estado involucrados en una guerra en la sombra que dura años ya, en la que ambos atacaron objetivos del otro sin admitir responsabilidad. Irán supera en tamaño y población a su rival, pero Israel tiene un mejor poder militar con unas fuerzas aéreas destacadas.

La cuestión nuclear es lo que pone los ojos del mundo en este conflicto, aunado a los países que son los aliados por ambos lados. Irán con el respaldo ideológico de China y Rusia que en este momento tiene otras prioridades de conflictos, como es el caso de la guerra con Ucrania que está por cumplir 26 meses.

Israel tiene el respaldo político de Estados Unidos y Reino Unido entre otros, por ello todo el entorno de nerviosismo mundial ante reacciones inmediatas ante el ataque del fin de semana.

Como pasa a lo largo también de la historia uno de los primeros mecanismos que se han puesto en marcha ha sido la vía diplomática. La comunidad internacional ha condenado mayoritariamente el ataque iraní, pero ha llamado a evitar una escalada del conflicto. Así, tanto las Naciones Unidas como el G7 van a reunirse para hacer declaraciones conjuntas en caso de llegar a un acuerdo.

La Unión Europea también ha mostrado su contundente rechazo "al inaceptable" ataque. Y el Reino Unido ha acusado a Irán de tener "la intención de sembrar el caos en su propio patio trasero". Aunque este tipo de acciones generan un importante efecto simbólico y marcan las posiciones, lo cierto es que suelen tener resultados limitados, tal y como se ha visto en los sucesivos llamamientos a un alto el fuego en conflictos como la guerra en Gaza entre Hamás e Israel, al carecer de mecanismos para implementar resoluciones.

Irán puede seguir siendo un punto de fricción, con Israel manteniendo una política de ambigüedad deliberada sobre sus capacidades nucleares, e Irán enriqueciendo uranio más allá de los límites acordados internacionalmente, aunque niega buscar armas nucleares.