/ martes 23 de abril de 2024

Neurona ciudadana | Primero las propuestas


Estamos viviendo un nuevo proceso electoral, en el que, como hemos señalado en ocasiones anteriores, están en juego más de 20 mil cargos de elección popular, entre presidentes municipales, síndicos, regidores, diputados locales, federales y senadores, además del presidente de la República.

Ya hemos podido presenciar una serie de debates locales y nacionales, en los que desafortunadamente, los candidatos se han dedicado más a denostar a sus contrincantes políticos que a hacer propuestas realistas y viables, que vayan acorde a las verdaderas necesidades de las y los mexicanos.

Podríamos ignorarlos y pensar que eso no nos afecta, pero nada más lejano de la realidad, pues nos guste o no, los ganadores de las elecciones serán los que llevarán las riendas de nuestra ciudad, estado y país y por eso nos debería importar y por ende, deberíamos exigir mayor calidad en lo que proponen como plan de gobierno en rubros que realmente interesan, como la educación, la salud, la seguridad, el desarrollo económico, el medio ambiente, la inclusión laboral, el abasto y distribución de agua, etcétera.

Es fundamental que los aspirantes a puestos políticos comprendan la importancia de lo que tienen en sus manos y que va más allá del poder por el poder o de sus meros intereses particulares, es la generación de bienestar integral para todo un país, independientemente de su edad, género, sus creencias, ideologías políticas o nivel cultural y económico.

Hablando de educación, es innegable que esta es la piedra angular de cualquier sociedad próspera y justa, de ahí que los candidatos deben comprometerse a fortalecer nuestro sistema educativo, garantizando el acceso equitativo a una educación de calidad en todos los niveles y promoviendo la formación integral de nuestros estudiantes. Esto implica no solo invertir en infraestructura y recursos educativos, sino también en la capacitación y profesionalización del cuerpo docente, así como en el fomento de programas de educación inclusiva y pertinente a las necesidades del siglo XXI.

En cuanto a la salud, es urgente que los candidatos propongan soluciones concretas para mejorar nuestro sistema de salud, garantizando el acceso universal a servicios de atención médica de calidad y promoviendo la prevención y el cuidado integral de la salud. Esto incluye la ampliación de la cobertura de salud, la mejora de la infraestructura hospitalaria, el fortalecimiento de los programas de prevención y el combate a las desigualdades en materia de salud. Recordemos el gran fracaso del llamado INSABI, que más que una propuesta en su momento, parecía un manotazo de autoridad.

En lo que respecta a la seguridad, es imperativo que los candidatos presenten estrategias viables para combatir la violencia y el crimen organizado, garantizando la protección de los derechos humanos y promoviendo la justicia y la paz social, más allá de los abrazos. Esto implica no solo fortalecer las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia, sino también abordar las causas estructurales de la violencia, como la desigualdad socioeconómica y la falta de oportunidades, especialmente en los jóvenes.

Esto no es descubrir el hilo negro, pues ya existe una serie de indicadores y, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU es un gran ejemplo. Sólo es cuestión de que los revisen, los integren a sus planes de trabajo, los propongan y, en su momento, los ejecuten.

Los políticos deben tener una visión clara del futuro, además de una capacidad probada de liderar y gestionar los cambios necesarios para enfrentar los desafíos actuales y futuros que enfrenta nuestra sociedad. Deben abogar por la transparencia, en sus acciones y decisiones y estar dispuestos a rendir cuentas en todo momento ante la sociedad.

Deben estar comprometidos con el bienestar social, la justicia social y la equidad y el desarrollo sostenible y ético.

Y finalmente, sus equipos de trabajo tienen que ser personas especializadas en las áreas a las que sean asignadas, pues está más que comprobado que cumplir con compromisos de campaña llevando a los “amigos” o a la familia, en poco o nada abona.

Como ciudadanos, es necesario que también nos involucremos, que conozcamos y exijamos mayor congruencia, coherencia y compromiso de aquellas personas que tienen la intención de gobernarnos. Informémonos y acudamos a las urnas el próximo 2 de junio, eso es lo que nos toca.


*Presidenta de la Comisión de Bienestar e Inclusión Social de Coparmex Nacional


Estamos viviendo un nuevo proceso electoral, en el que, como hemos señalado en ocasiones anteriores, están en juego más de 20 mil cargos de elección popular, entre presidentes municipales, síndicos, regidores, diputados locales, federales y senadores, además del presidente de la República.

Ya hemos podido presenciar una serie de debates locales y nacionales, en los que desafortunadamente, los candidatos se han dedicado más a denostar a sus contrincantes políticos que a hacer propuestas realistas y viables, que vayan acorde a las verdaderas necesidades de las y los mexicanos.

Podríamos ignorarlos y pensar que eso no nos afecta, pero nada más lejano de la realidad, pues nos guste o no, los ganadores de las elecciones serán los que llevarán las riendas de nuestra ciudad, estado y país y por eso nos debería importar y por ende, deberíamos exigir mayor calidad en lo que proponen como plan de gobierno en rubros que realmente interesan, como la educación, la salud, la seguridad, el desarrollo económico, el medio ambiente, la inclusión laboral, el abasto y distribución de agua, etcétera.

Es fundamental que los aspirantes a puestos políticos comprendan la importancia de lo que tienen en sus manos y que va más allá del poder por el poder o de sus meros intereses particulares, es la generación de bienestar integral para todo un país, independientemente de su edad, género, sus creencias, ideologías políticas o nivel cultural y económico.

Hablando de educación, es innegable que esta es la piedra angular de cualquier sociedad próspera y justa, de ahí que los candidatos deben comprometerse a fortalecer nuestro sistema educativo, garantizando el acceso equitativo a una educación de calidad en todos los niveles y promoviendo la formación integral de nuestros estudiantes. Esto implica no solo invertir en infraestructura y recursos educativos, sino también en la capacitación y profesionalización del cuerpo docente, así como en el fomento de programas de educación inclusiva y pertinente a las necesidades del siglo XXI.

En cuanto a la salud, es urgente que los candidatos propongan soluciones concretas para mejorar nuestro sistema de salud, garantizando el acceso universal a servicios de atención médica de calidad y promoviendo la prevención y el cuidado integral de la salud. Esto incluye la ampliación de la cobertura de salud, la mejora de la infraestructura hospitalaria, el fortalecimiento de los programas de prevención y el combate a las desigualdades en materia de salud. Recordemos el gran fracaso del llamado INSABI, que más que una propuesta en su momento, parecía un manotazo de autoridad.

En lo que respecta a la seguridad, es imperativo que los candidatos presenten estrategias viables para combatir la violencia y el crimen organizado, garantizando la protección de los derechos humanos y promoviendo la justicia y la paz social, más allá de los abrazos. Esto implica no solo fortalecer las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia, sino también abordar las causas estructurales de la violencia, como la desigualdad socioeconómica y la falta de oportunidades, especialmente en los jóvenes.

Esto no es descubrir el hilo negro, pues ya existe una serie de indicadores y, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU es un gran ejemplo. Sólo es cuestión de que los revisen, los integren a sus planes de trabajo, los propongan y, en su momento, los ejecuten.

Los políticos deben tener una visión clara del futuro, además de una capacidad probada de liderar y gestionar los cambios necesarios para enfrentar los desafíos actuales y futuros que enfrenta nuestra sociedad. Deben abogar por la transparencia, en sus acciones y decisiones y estar dispuestos a rendir cuentas en todo momento ante la sociedad.

Deben estar comprometidos con el bienestar social, la justicia social y la equidad y el desarrollo sostenible y ético.

Y finalmente, sus equipos de trabajo tienen que ser personas especializadas en las áreas a las que sean asignadas, pues está más que comprobado que cumplir con compromisos de campaña llevando a los “amigos” o a la familia, en poco o nada abona.

Como ciudadanos, es necesario que también nos involucremos, que conozcamos y exijamos mayor congruencia, coherencia y compromiso de aquellas personas que tienen la intención de gobernarnos. Informémonos y acudamos a las urnas el próximo 2 de junio, eso es lo que nos toca.


*Presidenta de la Comisión de Bienestar e Inclusión Social de Coparmex Nacional