/ martes 9 de abril de 2024

Neurona Ciudadana | Al diablo Hispanoamérica

¿Era necesario este altercado diplomático con Ecuador?

Por décadas, México ha sido considerado un país amigo y aliado en Iberoamérica y en general en el mundo, especialmente después de ser un país que ha ofrecido asilo a miles de personas que huyeron de las atrocidades generadas por regímenes totalitarios como el franquismo en España, el nazismo en Europa o las dictaduras de Chile, Argentina e incluso Guatemala.

A lo largo de la historia, nuestro país ha tenido algunos rompimientos diplomáticos como con la entonces Unión Soviética en 1930, con Nicaragua en 1979 o con la España Franquista entre 1939 y 1975. No obstante, durante el actual sexenio se han tensado las relaciones con varios países, como la misma España, Austria, Bolivia, Panamá, Perú, Argentina o Israel, hasta llegar al rompimiento de relaciones con el gobierno de Ecuador, tras la irrupción de la policía y militares del país sudamericano a la embajada mexicana en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, quien se refugiaba en dicha sede diplomática desde el mes de diciembre pasado y quien está acusado de corrupción por la justicia ecuatoriana.

Casi todos los diferendos mencionados han sido detonados a partir de declaraciones realizadas por el presidente de la República, como haber solicitado que España pidiera perdón a los pueblos originarios de México por la Conquista de hace más de 500 años; los “dimes y diretes” con la entonces presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez quien reprochó a México haberle otorgado asilo político al expresidente Evo Morales o el cruce de declaraciones con la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien expulsó al embajador de México en Lima luego de que el gobierno mexicano defendiera al expresidente Pedro Castillo y se negara a entregar la presidencia de la Alianza del Pacífico a Perú, después de señalar a la mandataria como usurpadora. De hecho, esta situación derivó en la solicitud de visa a los ciudadanos peruanos que quieran ingresar a nuestro país a partir del próximo 20 de abril, algo que no fue bien recibido por las autoridades peruanas y que derivara también en la petición de visa a los mexicanos que quieran viajar a Perú.

Ahora tenemos un nuevo conflicto y es con Ecuador. Definitivamente es reprobable el hecho de que la policía ecuatoriana ingresara a la embajada mexicana, pues de acuerdo a la Convención de Viena - firmada en 1961 por 81 países, entre ellos Ecuador y México – en su artículo 22, señala que:

  • Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión.
  • ⁠El Estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad.
  • ⁠Los locales de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución.

Algo que claramente no se cumplió en este asalto registrado hace unos días en la embajada de México en Ecuador.

Pero es importante señalar que esto también es consecuencia de una serie de declaraciones hechas por el mandatario mexicano, quien insinuó que el asesinato del candidato a la presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio, en 2023, había influido en la llegada al poder del actual presidente Daniel Noboa, algo que no gustó y que derivó en la decisión de ingresar a la embajada.

La política exterior mexicana está en crisis. No ha sido prioridad de la actual administración. La ideología pesa hoy más que la buena vecindad y que el respeto al derecho ajeno. Las naciones sudamericanas – viejas aliadas históricas y comerciales- ven con recelo el beneplácito mexicano hacia las dictaduras de Nicaragua, Venezuela y Cuba. Los reproches llueven, y si bien Ecuador se equivocó en el asalto a la embajada, también demostró que nuestro país no sólo ha perdido simpatías globales, sino alimentado antipatías generales.

La agenda exterior mexicana hoy bien podría llamarse: “Al diablo con hispanoamérica”, o como lo dijo Porfirio Díaz: “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.


*Presidenta de la Comisión de Bienestar e Inclusión Social de COPARMEX Nacional

¿Era necesario este altercado diplomático con Ecuador?

Por décadas, México ha sido considerado un país amigo y aliado en Iberoamérica y en general en el mundo, especialmente después de ser un país que ha ofrecido asilo a miles de personas que huyeron de las atrocidades generadas por regímenes totalitarios como el franquismo en España, el nazismo en Europa o las dictaduras de Chile, Argentina e incluso Guatemala.

A lo largo de la historia, nuestro país ha tenido algunos rompimientos diplomáticos como con la entonces Unión Soviética en 1930, con Nicaragua en 1979 o con la España Franquista entre 1939 y 1975. No obstante, durante el actual sexenio se han tensado las relaciones con varios países, como la misma España, Austria, Bolivia, Panamá, Perú, Argentina o Israel, hasta llegar al rompimiento de relaciones con el gobierno de Ecuador, tras la irrupción de la policía y militares del país sudamericano a la embajada mexicana en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, quien se refugiaba en dicha sede diplomática desde el mes de diciembre pasado y quien está acusado de corrupción por la justicia ecuatoriana.

Casi todos los diferendos mencionados han sido detonados a partir de declaraciones realizadas por el presidente de la República, como haber solicitado que España pidiera perdón a los pueblos originarios de México por la Conquista de hace más de 500 años; los “dimes y diretes” con la entonces presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez quien reprochó a México haberle otorgado asilo político al expresidente Evo Morales o el cruce de declaraciones con la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien expulsó al embajador de México en Lima luego de que el gobierno mexicano defendiera al expresidente Pedro Castillo y se negara a entregar la presidencia de la Alianza del Pacífico a Perú, después de señalar a la mandataria como usurpadora. De hecho, esta situación derivó en la solicitud de visa a los ciudadanos peruanos que quieran ingresar a nuestro país a partir del próximo 20 de abril, algo que no fue bien recibido por las autoridades peruanas y que derivara también en la petición de visa a los mexicanos que quieran viajar a Perú.

Ahora tenemos un nuevo conflicto y es con Ecuador. Definitivamente es reprobable el hecho de que la policía ecuatoriana ingresara a la embajada mexicana, pues de acuerdo a la Convención de Viena - firmada en 1961 por 81 países, entre ellos Ecuador y México – en su artículo 22, señala que:

  • Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión.
  • ⁠El Estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad.
  • ⁠Los locales de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución.

Algo que claramente no se cumplió en este asalto registrado hace unos días en la embajada de México en Ecuador.

Pero es importante señalar que esto también es consecuencia de una serie de declaraciones hechas por el mandatario mexicano, quien insinuó que el asesinato del candidato a la presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio, en 2023, había influido en la llegada al poder del actual presidente Daniel Noboa, algo que no gustó y que derivó en la decisión de ingresar a la embajada.

La política exterior mexicana está en crisis. No ha sido prioridad de la actual administración. La ideología pesa hoy más que la buena vecindad y que el respeto al derecho ajeno. Las naciones sudamericanas – viejas aliadas históricas y comerciales- ven con recelo el beneplácito mexicano hacia las dictaduras de Nicaragua, Venezuela y Cuba. Los reproches llueven, y si bien Ecuador se equivocó en el asalto a la embajada, también demostró que nuestro país no sólo ha perdido simpatías globales, sino alimentado antipatías generales.

La agenda exterior mexicana hoy bien podría llamarse: “Al diablo con hispanoamérica”, o como lo dijo Porfirio Díaz: “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.


*Presidenta de la Comisión de Bienestar e Inclusión Social de COPARMEX Nacional