El hurto de arte siguió sin impedimento alguno durante la pandemia de covid-19 tal es el caso para Helio Pareja, fundador de la Galería Nuun, que informó a diversos medios que el pasado 11 de mayo al visitar ese sitio cerrado, se percató del robo el cual se presume que sucedió durante la madrugada de ese día donde extrajeron 14 obras. Cinco de bronce de Jorge Marín: Pensamiento (2018), Inició Mediano (2018), Equilibrista en un Brazo (2016), Equilibrista 90 (2016) y el hombre Universal (2016). Dos tintas chinas sin título de Fernando Garrido, las piezas luz y humildad, de Marielle García. Infraganti, de Patricia Sánchez Saiffe. Dante Food, de Pablo Llana. Reinaissance XII y Reinaissance XII de Aicte leon. Un óleo sin título de Moisés Cervantes. El valor económico de las piezas de Marín suma más de 40 mil dólares y del resto son 10 mil. En total más de 50 mil dólares.
Por otro parte, Frederic Vacheron, representante de la UNESCO en México, destaca: “el robo de arte es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las instituciones culturales y la sociedad en su conjunto y tal como hemos visto, no se interrumpe durante la pandemia. Las medidas tomadas de confinamiento e interrupción de actividades dificultan más la tarea de mantener en condiciones óptimas la seguridad de las colecciones, lo cual las redes de tráfico ilícito aprovechan.
“Por eso es muy importante, además de tomar medidas alternativas como las que han recomendado el Consejo Internacional de Museos y la Interpol, hacer notar a la ciudadanía que el tráfico ilícito de obras de arte es una de las mayores fuentes de las ingreso de la delincuencia organizada, a través de la cual financian sus actividades.” Hace énfasis el especialista del programa cultural Unesco para el Cono Sur: “es importante recordar que la convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la impartición, la exportación y la trasferencia de propiedad ilícitas de Bienes Culturales que este año cumple 50 años, ofrece tres tipos de medidas para impedir el tráfico ilícito.
La primera es la prevención, la segunda, mantener un inventario lo más amplio y actualizado posible de los bienes culturales que son sujetos a protección. Y la tercera en sensibilizar a la ciudadanía y a los poseedores de los bienes culturales del grave perjuicio que ocasiona el tráfico ilícito a su identidad cultural, a su memoria colectiva y también a la estabilidad social, a la paz y a la justicia de los pueblos en su conjunto.”