Luego de una larga semana de trabajo por el Bajío, mi último destino para cerrar mi gira laboral fue Querétaro. Así pues, llegó el viernes y como pocas veces en los últimos meses, estuve decidido a iniciar mi propia ruta turística y bohemia por esta adorable ciudad, que deja de manifiesto una mezcla simbólica del pasado y del pujante desarrollo del presente.

Querétaro tiene cerca de 1 millón 800 habitantes en su zona metropolitana, está ubicado en un punto estratégico, ya que por aquí cruza una de las carreteras federales más importantes de país, misma que viene desde la frontera con Estados Unidos hasta la ciudad de México.

Sin embargo, lo mejor es su aire nostálgico de ciudad antigua; Querétaro es la mezcla del pasado y del futuro, porque es cuna de la Independencia y, a la par, la representación perfecta del auge industrial del Bajío.

Así pues, comencé mi ruta turística por Querétaro en el majestuoso Acueducto, ubicado en el oriente del Centro Histórico, obra arquitectónica e hidráulica que sirvió para trasladar agua de un punto a otro, en beneficio de sus pobladores en el siglo XVIII. Aquí nace la fundación de la ciudad, y es su principal símbolo.

También en Querétaro encontré que se vivieron momentos muy significativos de la historia nacional, como el Segundo Imperio Mexicano y su final definitivo con el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo, así como la histórica firma de la Constitución de 1917, que hasta hoy rige México.

Finalmente, llegue a la Casa de la Corregidora, que es un edificio y monumento histórico construido en el siglo XVIII, que se utilizó como Casa Real y Cárcel. Pero desde 1981 es el Palacio de Gobierno de Querétaro, y que se le llama la Casa de la Corregidora.

El bellísimo Centro Histórico de Querétaro fue nombrado por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad desde 1997.

Luego de mi ruta turística, visité un clásico lugar queretano para deleitarme de su exquisita gastronomía, el reconocido restaurante El Caserío, visitado por actores, intelectuales, empresarios y políticos, ubicado en una hacienda de 300 años de historia, en donde se desarrolla la auténtica cocina regional española, ahí puedes encontré platillos deliciosamente preparados como es el lechón estilo segoviano, pimientos del piquillo rellenos de bacalao, sopa verde de mariscos, risotto de setas con shitake al vino blanco, pescado con bisque de camarón, solo para mencionar algunos.

Además, el mejor atractivo del lugar fue disfrutar de la música en vivo que le da un especial ambiente al lugar, lleno de romanticismo y tradición.

Si llegas a Querétaro, es obligado visitar el restaurante El Caserío, no hay mejor forma para cerrar con broche de oro que deleitar el paladar con un exquisito platillo.