/ viernes 22 de febrero de 2019

Arturo Castro sale al interior

A lo largo de los últimos dos años, el guitarrista ha llevado al escenario una fusión musical de sus tres culturas: puertorriqueña, cubana y mexicana

Hace ocho años, en búsqueda de aprender música europea y profundizar su conocimiento en torno a la música clásica, Arturo Castro Nogueras emprendió un viaje a Alemania. Más allá de convertirse en una odisea de profesionalización, la aventura se convirtió en una travesía hacia el interior y se reencontró con sus raíces.

Hijo de dos pianistas y de ascendencia cubana, mexicana y puertorriqueña, el guitarrista desde hace dos años ha buscado traspasar las barreras y presentar esa música que conecta con la gente y muestra parte de una cultura totalmente distinta.

“Después de estar allá me di cuenta que esa música me fascina, pero es tan mía como lo es una pintura de Velázquez o Picasso, no pertenece a la cultura que me identifica a mí; por más que tengo las herramientas para interpretarla de buena forma y eso ha sido todo el punto, prefiero tocar música (con la) que yo me sienta más identificado (…) Estos dos últimos años he tocado música de mis tres culturas: mexicana, cubana y puertorriqueña, creo que al final también era una forma de entenderme mejor y entender la música de mis países mejor; desde lo clásico como (Manuel M.) Ponce hasta los arreglos del Son de la Negra y La Bikina, es bien recibido porque es exótico. Quiero pensar que lo que les doy es un poco de mi cultura, el calor humano. Decir: lo mío no es mejor que lo tuyo ni lo tuyo es mejor que lo mío”, dijo en entrevista.

Considera que una de las cosas que debería hacer el músico es experimentar las tradiciones y las culturas para poder aportar algo. “Poder ser libre cuando representamos, que es lo más importante para un músico: liberarse de las ataduras históricas, es la única forma de expresar de una forma pura”, dijo.

Junto a la escritora guatemalteca Tania Hernández, ha presentado “La Llorona” bajo el concepto de “Guitarresca Literaria”, así como conferencias-concierto junto al neuro-científico Christian Bravo y el flautista Jonathan Figueroa sobre la relación de la música y el cerebro, y conferencias-concierto motivacionales sobre la música y el arte para jóvenes del Conservatorio de Música de Puerto Rico y el Instituto de la Juventud en Ciudad de México, como parte de esta experimentación y exploración musical.

Hacer música en función de la sociedad

Arturo Castro Nogueras aseguró que el reto al que actualmente se enfrentan es a hacer música que esté en función de la sociedad actual, que los represente y al escucharla sientan algo, “es el reto al que hoy en día se enfrentan los músicos clásicos”, aseguró.

“El reto principal es que mucha de la música clásica que tocamos en su momento, cuando fue compuesta, tenía una relación directa social. Es verdad que mucha música no era para el pueblo, sino para los nobles, pero era música funcional, tenía que ver con esa gente, tenía que ver con el idioma, la creencia, todo lo que representaba en ese momento ser un alemán luterano de esa región. El problema de cuando hoy en día representamos esta música es que se nos olvida que en ese momento estaba viva, no tocaban música de hace 200 años porque se escuchaba bonita o era mejor que la que había, sino que era más porque era música viva”, dijo.

Si bien destacó que no se deben dejar estas obras de arte, también se deben traer lo contemporáneo. “Ahí es cuando viene el tema de colonialismo musical y pasa en otras partes, pero al menos en la música es atender esa línea con su público, lo actual y no es que no nos represente, hay que conservar los clásicos, pero también hay que ver cómo hacer una música que nos represente actualmente (…) La música debe estar en función de la sociedad como cualquier otro arte, no significa que debamos hacer música que sólo esté en función dé, sino que deba ser un reflejo, que puede ayudar a mejorarla, criticarla, tiene que tener cierta relevancia porque si no se muere”, agregó.

Funcionalidad escénica

Romper con los paradigmas que hay alrededor del protocolo de un concierto, asegura, es algo más que se debe actualizar, dejar atrás el frac y apostar por algo más cercano.

“La idea del recital, que tu te vas a sentar y me vas a escuchar, es la idea romántica del recital, pero pensar que es la única forma de presentar la música clásica es una locura. Más actual sería tener video mapping, lo hay en el pop; no es que la música clásica deba ser así, pero debemos entender que hoy día vivimos en el siglo XXI, debe ser actual y que la idea de la ceremonia, estar en frac, es anticuada. Yo como músico prefiero llegar al público, de la misma manera que puedo tocar clásica; te las explico porque quizá no la habías escuchado y eso esta bien”, agregó.

Hoy en día, dijo, es tarea de los jóvenes el llegar de una forma distinta al público; apostar por la comunicación y en entendimiento con el artista, más allá de la división.

“No todo tiene que ser un museo que es como presentamos la música clásica, entonces yo creo que es importante para los músicos jóvenes, que debe ser de una manera, yo soñé que fuera así, pero no es eso, eso ya pasó. Yo creo que mi trabajo debe in un poco más allá, conciertos multimedia, un tema que tenga una relación con los sentimientos porque esos son atemporales”.

Hace ocho años, en búsqueda de aprender música europea y profundizar su conocimiento en torno a la música clásica, Arturo Castro Nogueras emprendió un viaje a Alemania. Más allá de convertirse en una odisea de profesionalización, la aventura se convirtió en una travesía hacia el interior y se reencontró con sus raíces.

Hijo de dos pianistas y de ascendencia cubana, mexicana y puertorriqueña, el guitarrista desde hace dos años ha buscado traspasar las barreras y presentar esa música que conecta con la gente y muestra parte de una cultura totalmente distinta.

“Después de estar allá me di cuenta que esa música me fascina, pero es tan mía como lo es una pintura de Velázquez o Picasso, no pertenece a la cultura que me identifica a mí; por más que tengo las herramientas para interpretarla de buena forma y eso ha sido todo el punto, prefiero tocar música (con la) que yo me sienta más identificado (…) Estos dos últimos años he tocado música de mis tres culturas: mexicana, cubana y puertorriqueña, creo que al final también era una forma de entenderme mejor y entender la música de mis países mejor; desde lo clásico como (Manuel M.) Ponce hasta los arreglos del Son de la Negra y La Bikina, es bien recibido porque es exótico. Quiero pensar que lo que les doy es un poco de mi cultura, el calor humano. Decir: lo mío no es mejor que lo tuyo ni lo tuyo es mejor que lo mío”, dijo en entrevista.

Considera que una de las cosas que debería hacer el músico es experimentar las tradiciones y las culturas para poder aportar algo. “Poder ser libre cuando representamos, que es lo más importante para un músico: liberarse de las ataduras históricas, es la única forma de expresar de una forma pura”, dijo.

Junto a la escritora guatemalteca Tania Hernández, ha presentado “La Llorona” bajo el concepto de “Guitarresca Literaria”, así como conferencias-concierto junto al neuro-científico Christian Bravo y el flautista Jonathan Figueroa sobre la relación de la música y el cerebro, y conferencias-concierto motivacionales sobre la música y el arte para jóvenes del Conservatorio de Música de Puerto Rico y el Instituto de la Juventud en Ciudad de México, como parte de esta experimentación y exploración musical.

Hacer música en función de la sociedad

Arturo Castro Nogueras aseguró que el reto al que actualmente se enfrentan es a hacer música que esté en función de la sociedad actual, que los represente y al escucharla sientan algo, “es el reto al que hoy en día se enfrentan los músicos clásicos”, aseguró.

“El reto principal es que mucha de la música clásica que tocamos en su momento, cuando fue compuesta, tenía una relación directa social. Es verdad que mucha música no era para el pueblo, sino para los nobles, pero era música funcional, tenía que ver con esa gente, tenía que ver con el idioma, la creencia, todo lo que representaba en ese momento ser un alemán luterano de esa región. El problema de cuando hoy en día representamos esta música es que se nos olvida que en ese momento estaba viva, no tocaban música de hace 200 años porque se escuchaba bonita o era mejor que la que había, sino que era más porque era música viva”, dijo.

Si bien destacó que no se deben dejar estas obras de arte, también se deben traer lo contemporáneo. “Ahí es cuando viene el tema de colonialismo musical y pasa en otras partes, pero al menos en la música es atender esa línea con su público, lo actual y no es que no nos represente, hay que conservar los clásicos, pero también hay que ver cómo hacer una música que nos represente actualmente (…) La música debe estar en función de la sociedad como cualquier otro arte, no significa que debamos hacer música que sólo esté en función dé, sino que deba ser un reflejo, que puede ayudar a mejorarla, criticarla, tiene que tener cierta relevancia porque si no se muere”, agregó.

Funcionalidad escénica

Romper con los paradigmas que hay alrededor del protocolo de un concierto, asegura, es algo más que se debe actualizar, dejar atrás el frac y apostar por algo más cercano.

“La idea del recital, que tu te vas a sentar y me vas a escuchar, es la idea romántica del recital, pero pensar que es la única forma de presentar la música clásica es una locura. Más actual sería tener video mapping, lo hay en el pop; no es que la música clásica deba ser así, pero debemos entender que hoy día vivimos en el siglo XXI, debe ser actual y que la idea de la ceremonia, estar en frac, es anticuada. Yo como músico prefiero llegar al público, de la misma manera que puedo tocar clásica; te las explico porque quizá no la habías escuchado y eso esta bien”, agregó.

Hoy en día, dijo, es tarea de los jóvenes el llegar de una forma distinta al público; apostar por la comunicación y en entendimiento con el artista, más allá de la división.

“No todo tiene que ser un museo que es como presentamos la música clásica, entonces yo creo que es importante para los músicos jóvenes, que debe ser de una manera, yo soñé que fuera así, pero no es eso, eso ya pasó. Yo creo que mi trabajo debe in un poco más allá, conciertos multimedia, un tema que tenga una relación con los sentimientos porque esos son atemporales”.

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