Una de las épocas más oscuras y dolorosas para la humanidad ha sido retomada por los monstruólogos queretanos, William Nezme y Patricia Paniagua, para crear un nuevo proyecto terrorífico que busca interesar al público en la historia.
Se trata del Museo de la Tortura, un atractivo que abrirá sus puertas a finales de noviembre en Orizaba, Veracruz como parte de una ciudad Medieval.
A decir de los creadores, el museo es respaldado por una rigurosa investigación sobre la Santa Inquisición, de la que resultaron 157 trabajos escultóricos que muestran 58 métodos de tortura con víctimas, verdugos y aparatos en tamaño real, así como herramientas, vestuarios, armas, maquetas y una compleja museografía.
“Hay muchas escenas del torturado con su verdugo, y las herramientas y la explicación de estas están muy bien documentadas; muestran dónde, cuándo, cómo lo hacían y para quién estaban diseñadas ciertas cosas. No es nada más que se vea interesante lo que se exhibe, sino enseñar a la gente un poco de historia y que sea verídico”, asevera la creadora.
La iniciativa nació en medio de la pandemia, y originalmente su inauguración se había programado para el 2021 en el ex convento de San José de Gracia, en Orizaba; sin embargo, tras la oposición de la Iglesia al concepto, se tuvo que posponer su apertura e incluso, cambiar el nombre y la sede de dicho museo.
“Fue resultado de una producción de ocho meses, nos aventamos todas las torturas e instrumentos. Y cuando ya tocaba el momento de montar llegó la Iglesia; se enteró del concepto y no les gustó (risas), obviamente porque al principio el tema era La Inquisición”, relata Paniagua.
No obstante, al poco tiempo surgió la propuesta de abrir el museo en un pueblo temático inspirado en la época Medieval, y entonces los monstruólogos tuvieron la oportunidad de participar en un diseño laberíntico con catacumbas, calabozos, cloacas y áreas de ejecución.
“Se hizo desde cero todo el espacio, así que desde que entras sientes como si estuvieras en el lugar realmente. Lo fuimos a montar hace mes y medio, y ya está prácticamente listo; se supone que se inaugura a finales de noviembre”, afirma la creadora.
“Ojalá Querétaro se animara”
El Museo de la Tortura nació en el estudio Ill Cubo, localizado en el número 52 de la calle Guerrero, Centro Histórico Querétaro; por lo que las piezas tuvieron que viajar cerca de 460 kilómetros hasta su destino.
¿La razón? El Gobierno de Veracruz fue quien se interesó en el proyecto, y en medio de la pandemia dio trabajo a 12 personas en el estado; desde escultores, molderos, herreros, hasta carpinteros y modistas.
“Ojalá Querétaro se animara a hacer cosas diferentes, porque a pesar que a la Iglesia al principio no le gustó la idea y se tuvo que cambiar el nombre, la gente siempre estuvo muy interesada”, asegura Patricia Paniagua.
De hecho, no es la primera vez que los monstruólogos encabezan iniciativas museográficas como esta, que consideran una de las más grandes de su estudio en 20 años; también son impulsores de exposiciones, casas de terror y otros espacios como el Museo de Ánimas, el cual fue inaugurado en Querétaro en octubre de 2017.
Por problemas administrativos dicha propuesta tuvo que cerrar sus puertas, pero mientras estuvo vigente atrajo la mirada curiosa de muchos visitantes, ya que por primera vez en la historia de la entidad, las leyendas y los fantasmas de Querétaro fueron congregados en un solo sitio. En sus cinco salas fueron exhibidas 17 leyendas, tanto queretanas como de la región; entre ellas La muerte de Vergara, Las brujas de Xilitla, Don Bartolo, o las más recientes: La Planchada y El gato de Cervantes.
ILL Cubo es un estudio especializado en el terror y el surrealismo, que desde 2004 ha logrado desarrollar proyectos para la industria del cine (Resident Evil 3, Apocalypto y K31), el teatro y la televisión, además de esculturas monumentales, proyectos publicitarios y eventos especiales como el Zombie Walks Qro y Zombie Fezt Qro.
En 2012 trabajaron con Guillermo del Toro en la preproducción de En las montañas de la locura, y son creadores de 78 escultores en bronce colocadas en Querétaro, así como en diferentes ciudades del país y Estados Unidos.
También son autores de la casa de terror en el Parque Bicentenario, y en 2020 develaron en Veracruz una nueva escultura, tratándose del primer homenaje escultórico a los héroes y víctimas del Covid-19 en el país.
